Artista: Return to ForeverÁlbum: Romantic Warrior
Año: 1976
Género: Jazz rock / Fusión
Duración: 45:48
Nacionalidad: EEUU
Cuesta aceptar que, tras grabar su mejor álbum y mostrar un entendimiento que sólo unos pocos grupos son capaces de alcanzar, la más celebrada formación de Return To Forever llegase a su fin. Chick Corea, Stanley Clarke, Al Di Meola y Lenny White, el cuarteto que más claramente se identifica con la formación que nos ocupa, creó con Romantic Warrior su obra definitiva. En cierto modo, fue un trabajo tan logrado, tan asombroso interpretativamente hablando, tan inspirado en lo que respecta a la compenetración, que resulta comprensible que los cuatro genios no sintiesen la necesidad de volver a entrar juntos a un estudio. Hoy que ya Chick Corea no está en el mundo de los vivos, la próxima vez será en el cielo, o donde sea que los genios van a parar.
Me acuerdo que este disco fue elegido por los músicos argentinos, en una encuesta que hacía la Revista Pelo, como el disco del año 1976. como detalle y haciendo hincapie en lo que dice Gabriel Perez: "no sé si tenga alguna relación pero todos los discos progresivos de la época solían incluir algún segmento acústico, era casi una regla", en los discos de esta formación de RTF el tema que lleva el nombre del disco es siempre acústico.
Carlos el Menduco en un comentario en este post
El siguiente comentario, que se transforma automáticamente en EL comentario del disco, fue escrito por Alberto para que adorne esta humilde entrada de un disco magestuoso:
La Decada del 70 será recordada sin lugar a dudas como la mas prolífera en materia musical, quizás el caldo gordo se terminó de cocinar en aquellos años con el condimento de los años 50 y 60 y, para placer nuestro, tuvimos acceso a vivir la maravilla de la música llevada a su máximo esplendor, la calidad musical, los discos y calidad del vinilo, el arte de las tapas, las revistas de rock, los libros, la experimentación tecnológica, instrumentos nuevos, sonidos nuevos, shows en estadios de fútbol, sentaron la base de lo que hoy ya es parte de nuestra cultura general, de estilos de vida, de otra forma de ver y vivir la vida.Mago Alberto
Esta pequeña pincelada de historia da pie para presentar a esta banda nacida en Estados Unidos en el año 1971, liderada por Chick Corea, (quizas el pianista mas admirado por el público argento de aquellos años), Stanley Clarke en el bajo, Airto Moreira en la percusión, que habia dejado su Brasil natal y el proyecto Quarteto Novo junto a Hermeto Pascoal, Fora Purim (esposa de Airto) en voz, y Joe Farrel en saxo. Se va gestando de a poco un supergrupo, y en febrero de 1972 graban su primer álbum, en Septiembre de ese mismo año graban otra obra musical versionando melodias brasileras, la fuerte influencia de Airto Moreira seguramente tuvo que ver en el proyecto.
Pero esta banda llamada Return to Forever encontraria muy pronto la brújula de su nave. La incorporacion de Bill Connors en guitarra y Lenny White en batería dan paso a su siguiente obra llamada "Hymm of the Seventh Galaxy" y se incorporan de lleno en la escena del Jazzfusion.
Al di Meola reemplaza a Connors y el sonido del grupo encuentra su verdadera identidad con la incorporacion de Jean Luc Ponty; luego de dos muy buenos discos, llega en 1976 "Romantic Warrior", un disco que impactó de manera sin igual en el candelero setentoso. Una obra exquisita con un sonido brillante y una ejecución suprema, adjetivos verdaderos que llevarian este disco a conseguir el Grammy como el mejor disco de jazzfusion de ese año.
Return to Forever junto a Mahavisnu Orchestra y Weather Report, tres grupos que sedimentaron y pusieron la piedra fundamental del Jazzfusion, conocido también como jazz rock por los estilos musicales e instrumentales que combinaban.
"Birds Of Fire" de Mahavisnu Orchestra, "Heavy Weather" de Weather Report, y el presente disco son consideradas las obras maestras que sellaron en los 70 la corriente musical ya mencionada.
Esta obra musical es muy representativa y los inexpertos oidos disfrutarán muchisimo de esta vertiente.
A los nostálgicos, que disfruten el buen sonido, a los open mind les va a caer como un ladrillo en la nuca, a los jóvenes de ayer seguro se les pianta un lagrimón.
Todo eso está condensado, o elevado a su máxime expresión, en el inolvidable corte final, "Duel Of The Jester And The Tyrant (Part I & Part II)", uno de los más recordados de la carrera de Return To Forever y el que de manera más decisiva contribuyó a atraer a los amantes del rock. Esta larga composición de Corea sintetiza los aciertos del cuarteto, la inteligente combinación de un preciso trabajo de escritura, un brillante uso de sintetizadores y teclados y una buena dosis del ya famoso "vamos a improvisar juntos".Una muestra de genialidad superlativa... hoy vuelve a ponerse en la palestra para recordar a un genio que nos hizo tener momentos de felicidad. Un gracias por ello al maestro Corea.
Como no podía ser de otra manera, vamos a matizar la entrada con comentarios de terceros, para darle un poquito más de melancolía al asunto...
Corría el año 1976 y cada vez que ahorraba algo de dinero de mi mesada de adolescente el destino era (por supuesto) gastarlo en alguna tienda de discos. Ese día en particular estaba en el Centro Comercial Los Ruices en Caracas, relativamente cercano a mi casa y mientras revisaba las novedades el personal de la tienda colocó en el sistema interno un disco que al empezar a sonar me detuvo de inmediato para ponerle atención. El asunto sonaba medio a rock progresivo (o sinfónico como lo llamábamos en la época) pero tenía algo diferente, era música instrumental pero sonaba con una fuerza inédita para mis oídos, con una batería arrolladora, sonidos inesperados de sintetizador… Me acerqué a ver la carátula y tomé nota: Return To Forever – Romantic Warrior. Recuerdo que seguí revisando discos, debo haber comprado otra cosa ese día, pero la huella sonora me quedó incrustada en la cabeza.
Algunas semanas después, de visita por una tienda de discos en el Unicentro El Marqués, se me apareció el disco de nuevo (estaba resaltado en la vidriera de la tienda) y decidí correr el riesgo. Así compré mi primer disco de «jazz» (aunque en ese momento ni siquiera sabía que era «jazz» y no sabía quiénes eran esos músicos).
Así fue mi primer encuentro con Chick Corea, Stanley Clarke, Al Di Meola y Lenny White. Yo creo que lo que me terminó de convencer fue la lista de instrumentos que Corea aparecía tocando en la contraportada del LP: Acoustic Piano, Fender Rhodes, Hohner Clavinet, Mini Moog, Moog 15, Micromoog, ARP Odyssey, Yamaha Organ, Polymoog, Marimba, Percussion. ¡Adiós Wakeman y Emerson… bienvenido Chick Corea!
«Medieval Overture» era el tema que me había atrapado y hoy en día sigue sonando tan arrollador como siempre. Moviéndose a un tempo frenético, el virtuosismo de los músicos es impactante, ya sea las escalas de sintetizador a mil por hora, los punteos milimétricos de guitarra eléctrica, los redobles implacables de batería o los golpes de cabilla del bajo, el asunto es una explosión de musicalidad como pocas veces ha sido registrado en una grabación del género que sea.
Está claro al revisar los créditos de este álbum que Chick Corea era el líder pues compone la mitad de los seis temas, pero cada músico tiene espacio para incluir alguna pieza y todos pasan con honores su asignación: «Sorceress» (tema 2 del lado A) está compuesta por el baterista Lenny White con un toque «funky» y un tempo más sosegado que nos permite descansar de la arremetida inicial. El lado A cierra con la pieza que da título al disco: «The Romantic Warrior», pieza acústica muy larga y con solos de todos los músicos (en particular el sólo de bajo de Clarke en esta pieza es impresionante), no sé si tenga alguna relación pero todos los discos progresivos de la época solían incluir algún segmento acústico, era casi una regla.
El lado B lo abre una sólida composición de Di Meola, «Majestic Dance». En retrospectiva uno puede ver aquí las señales que marcaron buena parte de la carrera posterior de Di Meola como solista (quien saldría de RTF después de la gira de promoción de este disco). Escalas exóticas, riffs rockeros, unísonos de guitarra y teclados, percusión explosiva… Mucha música en el terreno del jazz fusión «floja» que se hizo en años posteriores (particularmente en los 80) tomó nota del asunto y lo reprodujo pobremente. En esta grabación esas ideas aparecen aún frescas y la influencia de RTF sería decisiva para muchos imitadores que tratarán de reproducir este sonido en los años siguientes.
Sigue «The Magician», una pieza de Stanley Clarke que presenta una sonoridad acorde con el tema «medieval» de la portada, destacando el uso de un bajo «piccolo» y muchos armónicos, continuando el recurso de establecer múltiples líneas melódicas interpretadas por instrumentos de timbres contrastantes.
Cierra el disco la pieza probablemente más alineada con el sonido del rock progresivo que nos sugería el intro y la portada del disco: «Duel of the Jester and the Tyrant», una composición de Corea que marca todas las casillas del género: solos alucinantes de todos los músicos, cambios de tempo y de métrica, escalas tocadas a 4 (o más) manos a velocidades de multa, segmentos melódicos y orquestados con sonidos sintetizados, temas recurrentes, variaciones, diálogos instrumentales…
Romantic Warrior fué el último disco editado por esta formación de RTF. Una posterior versión de la banda mantuvo a Chick Corea y Stanley Clarke, pero sin Al Di Meola y Lenny White la propuesta se suavizó por completo, convirtiendo a RTF en un grupo vocal (con instrumentos de viento) anclado alrededor de la inclusión de Gayle Moran (pareja de Corea) en las voces. Esa última formación «soft» de RTF duró muy poco, apenas grabó un solo disco en estudio y uno más en vivo.
El correr del tiempo ha redimido sin embargo a la versión «clásica» de la banda de mediados de los 70 como la más admirada e influyente por sobre la versión inicial del grupo que grabó dos discos y que incluía a los brasileños Flora Purim y Airto Moreira, junto a Joe Farrell -además de Corea y Clarke-. También tenía lo suyo aquella formación que grabó el tema más reconocido de Corea, «España», etapa que merece un capítulo aparte.
En 1983 Corea, Clarke, Di Meola y White realizaron un breve tour de reunión del que no quedaron grabaciones oficiales, pero una segunda reunión, en el 2008, resultó más fructífera, dejando un disco y un video oficial en vivo, ambos muy recomendables. Sin piezas nuevas, el repertorio se centró en temas de los cuatro trabajos de la formación «eléctrica» de RTF (el primer disco de esa formación, Hymn of the Seventh Galaxy, grabado en 1973 con el guitarrista Bill Connors se considera la primera grabación de esta versión de la banda, Di Meola entraría como reemplazo en la guitarra en 1974 para la grabación de Where Have I Known You Before y posteriormente la edición de No Mistery en 1975).
No se puede hablar de la música de los 70 sin mencionar el género del jazz fusión. RTF fue una de las bandas fundamentales de ese período y Romantic Warrior uno de los discos fundamentales del género.
Gabriel Pérez /Toronto Supergrupos...siempre levantan grandes expectativas, pero la mayoría de las veces decepcionan. Completamente normal. Ver una formación compuesta por los mejores músicos de las mejores bandas alza la esperanza por los cielos, incluso algunas veces llega al espacio sideral. Casi siempre los, mal llamados supergrupos (Pocas veces la música resulta verdaderamente súper) no llegan a sus pretensiones.
Hoy estamos hablando de un verdadero supergrupo, es más ni siquiera súper, ULTRA-grupo, porque RETURN TO FOREVER en verdad tuvieron en 1976 una formación que es lo más cercano a la perfección que ha habido jamás. Con semejantes monstruos como CHICK COREA (esto no puede en minúscula señores), que ha estado metido en todos lo berenjenales habidos y por haber (MILES DAVIS, AL DI MEOLA, JOHN MCLAUGHLIN…). El mastodóntico, ciclópeo, enorme y cualquier otro adjetivo de grandeza que se les pueda ocurrir; STANLEY CLARKE (Aquí ningún miembro puede ir en minúscula), este bicharraco ha sido uno de los bajistas más importantes de la historia, pero aaah más cool es un Cliff Burton, Lemmy Kimilster o Flea ¿No? Son buenos músicos sí, pero en mi opinión son bajistas, y me perdonan la palabra, sobrevalorados en las dichosas listas de “mejores bajistas de la historia”. STANLEY CLARKE es tan bestia, que fue una de las principales influencias de JACO PASTORIUS, otro músico que revolucionó las cuatro cuerdas. Lo más escandaloso de esto, es que hay más…LENNY WHITE, una de las mejores baterías que he tenido el placer de escuchar, también conforma a este VERDADERO supergrupo, lo de esté músico no tiene palabra que lo describa. Pillín ¿Pensabas que eso era todo? ¿En serio? Jojojojo, no, no y recontra no, la guinda del pastel, guinda que por cierto es del mismo tamaño que el pastel, es nada más y nada menos que *redoble de tambores* Jesús en Tierra: AL DI MEOLA ¿Ven ahora lo que de verdad es un supergrupo? Yo me río en la cara de estos grupos que ya creen ser Dioses solo por reunir unos cuantos mismundis.
RETURN TO FOREVER, fueron unos de los pioneros en el matrimonio eléctrico-jazz, junto con MAHAVISHNU ORCHESTRA y los ya no visionarios, sino videntes SOFT MACHINE. Estos conjuntos de deidades no solo se conformaron con ser pioneros, siempre estuvieron mutando y evolucionando, ver su recorrido es presenciar el genuino viaje de un músico, verdadero ARTE, palabra que hoy en día se toma demasiado a la ligera por desgracia. Y es que en la actualidad se llama arte a cualquier cosa, desde “Merda d'artista”, que es literalmente mierda en lata, pasando por “Onement VI”, una pintura azul con una línea, que se vendió por 34 millones de Euros, hasta, la mal llamada música, reggaetón, dembow y pop moderno, “”””música”””” y esto va entre comillas por un triste suceso que está pasando en la realidad, y yo como joven de 18 vivo todos los días: Pasa que esas mal llamadas músicas se limitan a ser un divertimento de fondo, la gran mayoría de jóvenes ya no ven a la música como un arte, ni siquiera como una forma de entretenimiento ¡Qué coño! Ahora sirve como método de coger, para ponerlos en antros que parecen salidos de Mordor, todo con el fin de copular. Y claro, tampoco los culpo, hoy con innumerables medios de entretenimiento la música queda como un entretenimiento menor, cada vez esta maravillosa arte está en segundo plano y cada día se desvirtúa más su esencia.
Los negocios llevan por bandera a la música, pero que no los engañen ¡Esos no son músicos! Son hachas del marketing, magnates que vienen en varios formatos, a veces son los mismos empresarios los que llevan el disfraz de músico y en otras ocasiones los empresarios son marionetistas de caras bonitas disfrazados de músicos. Es triste que, en la actualidad, lo que se considera un artista no son más que meros payasos. Los juglares estos entretienen bien al pueblo, qué duda cabe, pero no me los llames artistas por favor…esa gente sólo se suma a las tendencias con el fin de lucrarse, pero no tienen aspiraciones musicales de ningún tipo, se montan en el tren de la fortuna y se limitan a eso.
Todo este rollo, viene para hacer contraste con la supuesta arte de hoy con lo que verdaderamente es ARTE y será ARTE por el resto de los restos ¿Pretencioso? Sí, no lo niego, pero que me venga a decir un reggeatonero radical lo que es música, lo siento, pero no lo soporto ¿Qué va a saber él de música, cuando solo se atiene a bailar “culeando”? Que me venga decir lo que es música alguien que la sienta, independientemente de que escuche pop, rock, jazz, flamenco, metal o jotas aragonesas.
“Romantic Warrior” es la obra maestra de un grupo, que parió varias obras maestras, no estamos hablando de un disco que se pueda ponderar con números, estamos hablando de lo más puramente bello, del alma de cuatro señores cantándonos los coros de ángeles más celestiales. Aquí se palpa la voluntad de un ser etéreo queriéndose comunicar con nosotros, inferiores seres humanos, con este disco presenciamos un mensaje superior que solo el 0.00001% de la población puede descifrar. Uno como obviamente no forma parte de ese 0.00001% no le queda de otra más que deleitar semejante acto espiritual poseedor de las más grandes pretensiones ¡Oh, Odín! Benditas pretensiones, moléculas inestables que mal manipuladas causan escatológicos desastres, pero que bajo buenas manos causan la iluminación máxima, capaz de hacerte trascender al Nirvana. Átomos sagrados.
Hablaría de todas las canciones del disco, pero me resulta una tarea cuasi imposible y tediosa para el lector, pues estaría horas parándome a contar los momentos que estremecen todos mis sentidos. Así pues, me limitaré a poner en la mesa de operaciones, con mi bisturí en mano al majestuoso guerrero romántico con su caballo y par de tórtolos: "Romantic Warrior".
“Romantic Warrior” el tema homónimo del disco, monta unas orgías musicales que es lo más próximo al cielo. Con una majestuosidad, que ya llega a ser hasta grosera, abre el tema. Pianos delicados, guitarras acústicas mágicas, baterías susurrantes y un espectacular contrabajo nos dan la bienvenida más hermosa que os puedan dar. Los instrumentos se complementan tan perfectamente que parece que los integrantes tengan el divino poder de la telequinesis, la sincronización es tan milimétricamente exacta que hay que verlo para creerlo. Esta bienvenida es la entrada a un portal de pura fantasía y esplendor, viajamos a un campo transdimencionalmente exótico donde la palabra magia pierde sentido porque estamos ante algo que supera dicho concepto. La canción nos acaricia, luego de darnos una calentada de motores parte en la más intensa sensualidad que usted pueda presenciar, es tan así esto, que el bajo llega a un punto erótico con sus gruesos deslices y suma elegancia. Acompañados de un AL DI MEOLA influenciado por Paco de Lucía, que, con su depurada y pulcra técnica, nos remueve todas las emociones como un tornado con sus alzapúas flamencas supersónicas. AL DI MEOLA se luce tanto, que te enceguece, pero como no, estamos hablando de un ULTRA-grupo.
TODOS se lucen. Momentos como el que nace a partir del minuto cinco, son segundos que me confirman que vale la pena vivir, aunque sea solo por la existencia de ese instante ¡El minuto cinco! El dichoso minuto cinco es una de las mejores experiencias que he vivido y lo será hasta que esté bajo una tumba. Nada más ese minuto podría ser estudiado segundo por segundo por las universidades más prestigiosas del universo. Nada más el quiebre que hace LENNY WHITE al comenzar el minuto cinco me resulta una de las maniobras más impresionantes que se han hecho con las baquetas, y me disculpan, sé dónde estoy, pero no me lo voy a callar: Ese instante, ese quiebre, él solito se come de un bocado a cualquier baterista de metal por más volado y rápido que me toque (Sean Reinert no cuenta, él trasciende el género), siento que nosotros, y me incluyo, tenemos la mala costumbre de valorar las baterías por la velocidad con que se toca, alabamos al que toca el doble bombo a mil por segundo, al que suena más bestia, al que quema los platillos, pero con ese minuto me di cuenta que la batería es MUCHO más que eso. Las percusiones van más allá de esas simples tonterías, tiene una profundidad y riqueza infinita y es que ese minuto cinco con LENNY WHITE demuestra que la batería da color al mundo, da relieve, es la tierra del campo que nos da flores, árboles, la vida. Cuando les dije que si mencionaba todos los temas no terminaba nunca, lo decía en serio, porque voy a seguir con el jodido minuto cinco, porque ese Dios que es AL DI MEOLA nos regala una guitarra preciosa y el adjetivo se queda corto. No entiendo como unos punteos me pueden transportar a una góndola navegando en una Venecia flotante, separada de la superficie. NO LO ENTIENDO. Y esa patética metáfora es uno de los millones de intentos fallidos de intentar describir lo que me produce ese santificado minuto, que es tan impactante que me hace creer que hay un Dios, que es real, que nos ama a todos y por ello nos regaló esta bendición.
Hablé del minuto cinco, pero ¡Después viene el 6! Específicamente en el minuto 6:30-6:55, mi piel no se pone de gallina, directamente, cada uno de mis poros se pone como un maldito cañón punzante ante esos breves, pero eternos segundos inmortalizados en mi sesera. Esa melodía, conformada únicamente por 25 segundos, es lo que más pelos de punta por microsegundo me pone en esta vida. Eso solo dos minutos ¡Solo dos minutos! ¿Tienen una idea de lo tremendamente divina que es “Romantic Warrior”? ¿Ah? Y eso es solo una canción, si nos vamos al disco entero pudiera seguir y seguir mientras muero por una sobredosis de placer.
Yo creo que, si el amor y el espíritu en unión hablaran, sería el sexto disco de RETURN TO FOREVER.
Lo siento, lamento de corazón mi incompetencia. Mil disculpas, sé que esto no le hace justicia al disco, ni nada de lo que escriba lo hará, podré derramar océanos de tinta, pero esta música dice más que cualquier palabra. Lo importante no es este vacío y pobre texto, que al fin y al cabo tiene cero importancia. Lo trascendental es la música, porque la música dice más que cualquier palabra, para eso fue inventada, para expresar lo que con el lenguaje es imposible. El lenguaje de la armonía y de la melodía: la verdadera lengua universal, que trasciende todas las barreras existentes y por haber.
¿Reseña pretenciosa? Totalmente, inundada de pretenciosidad. Pero qué quieres que te diga, este disco cambió mi visión, mi oído, mi vida, mi todo.
Considero que cuando entramos en estos terrenos, estamos hablando de algo que trasciende la misma música, un pedazo de cielo que nos es concebido por obra y gracia de algo que no sé qué es, mas indudablemente es un ser superior. Amo el metal con cada rincón de mi cuerpo, creo que aquí muchos lo saben, pero cuando hablo de este rollo simple y llanamente pienso que va más allá que cualquier ítem metálico subido en esta página.
¿Puntuación? No hay número que valga para esto.
Kaleidoscope
Lista de Temas:
1. Medieval Overture
2. Sorceress
3. The Romantic Warrior
4. Majestic Dance
5. The Magician
6. Duel of the Jester and the Tyrant
Alineación:
- Chick Corea / organ, percussion, piano, keyboards
- Al DiMeola / guitar
- Stanley Clarke / bass
- Lenny White / congas, cymbals, drums, timbales