A falta del Balón de Oro
Este año no habrá Balón de Oro, un trofeo que muchos consideran como un aspecto más del marketing que envuelve al fútbol actual. Sin embargo, que France Football no otorgue su prestigioso galardón, no significa que un servidor se rinda ante lo atractivo de realizar su propio cuadro de honor. Y más, cuando la Liga más extraña de la historia, por fin, ha acabado. La de 1ª división, claro está, porque para finiquitar la Smartbank, Tebas tendrá que desplegar su magia.
Aunque para realizar este hall of fame, como dirían en la NBA, de andar por casa, podría destacar el liderazgo de Sergio Ramos, la capacidad decisoria de Benzema o la seguridad de Oblak, no voy a redundar en lo ya manido. Porque al igual que en los Goya, los premios que mayor ilusión generan son los apellidados "revelación", en ese matiz va a estar el foco de este artículo. Porque, como en el cine, el reconocimiento dentro de la humildad, ya sea presupuestaria o de vida laboral, da la verdadera medida del talento.
O lo que es lo mismo, lo difícil no es defender bien en el Real Madrid o marcar goles en el Barça, lo complicado es hacerlo viniendo de la nada o en un equipo cuyo objetivo se sitúe en la mera permanencia. Y eso que en algunos casos pueda traducirse en flor de un día, o no. Vaya pues mi mención a las revelaciones de esta atípica 2019-2020.
Del Granada hasta los utilleros
Hay un dicho culinario que sentencia "del cerdo hasta los andares". Pues bien, si lo tuviéramos que aplicar al fútbol de este curso, nos quedaríamos con el temporadón realizado por el equipo nazarí. Sólo con el Granada podríamos rellenar las líneas de este artículo. Empezando por Diego Martínez, un entrenador que ya apuntaba maneras en la cantera del Sevilla. Nunca se sabrá si, de no haberse ido a Roma, Monchi le hubiese dado la oportunidad de dirigir al primer equipo rojiblanco. Aunque tras pasar por Osasuna, el técnico gallego haya encontrado su sitio en la misma gama cromática. Seriedad, humildad y trabajo son sus armas.
Pero un entrenador no es nada sin sus jugadores. Por eso, Martínez se cerciora de que los que se enfunden la camiseta vengan del barro. Es decir, futbolistas con talento pero con la capacidad de sacrificio suficiente para convertir a los nazaríes en un bloque de gran solidez. Podríamos destacar a los portugueses Rui Silva y Domingos Duarte en la retaguardia, desconocidos para el gran público hasta ahora. O el talento de Antonio Puertas, que se ha estrenado con nota en la élite. Por no hablar del olfato goleador de Carlos Fernández, descartado por el Sevilla en varias ocasiones. Aunque si algo brilla en Los Cármenes, es el conjunto en sí.
Desde atrás se construye mejor
O al menos eso dicen de los buenos equipos. Y aunque se han dado pocas sorpresas bajo palos, y ya hablamos anteriormente de ellas, quiero volver a destacar el nivel de Unai Simón. El cancerbero del Athletic se ha confirmado este año en San Mamés como uno de los grandes de la Liga y digno sucesor de la dinastía de guardametas de Lezama. Su renovación es asunto prioritario en el botxo y no sería extraño verle en la roja junto a su compañero y tocayo Núñez y el groguet Pau Torres. Aunque ambos hayan flaqueado tras el confinamiento, su rendimiento general del curso ha sido excelente.
Como excelente ha sido la temporada defensiva del Sevilla de Lopetegui. El vasco se ha apropiado de la frase que abre este epígrafe y para ello se ha valido de la explosión de una pareja de centrales muy bien complementada. Al portentoso (y nunca visto antes) físico de Diego Carlos se le ha unido la velocidad y versatilidad de un Koundé al que pocos echan ya en cara los 25 millones pagados por Monchi hace meses. Dos nuevos aciertos del león de San Fernando. Para terminar la retaguardia, hay que mirar a Pucela, y en concreto al ghanés Salisu. Tan destacada ha sido su irrupción con los blanquivioletas, que ya lo esperan en Southampton.
Desde la medular
La añoranza de nuestro podcast me hace títular así las revelaciones surgidas del mediocampo. Y en esa parcela ha habido este año un nombre por encima del resto: Martin Odegaard. El noruego, del que ya no se acordaban ni en Valdebebas, ha firmado una temporada para enmarcar. Visión de juego, disparo, técnica... sus múltiples cualidades deben valerle para pisar el Bernabeu el próximo curso. Más difícil lo tendrá Take Kubo, cuyo talento no ha servido para que el Mallorca firmase la permanencia.
Martin Odegaard ha confirmado su talento con la Real Sociedad. (Fuente: goal.com)El que sí la ha acariciado con los dedos es el Leganés de Aguirre, que tras las marchas de Braithwaite y En-Nesiry, ha vivido del talento de otro madridista, Óscar Rodríguez. Ya se lo rifan en media España y sólo el tiempo dirá si se convierte o no en otro juguete roto de la fábrica. También en el centro del campo, podríamos destacar al aún novel Riqui Puig, por el que debe pasar la renovación de esta línea en can Barça. Sin olvidarnos de Oihan Sancet, un cachorro con fútbol para rato, o Edu Expósito, que con un perfil más bajo, lo ha jugado todo y bien en el modesto Eibar.
Ocampos y el resto
Pocos se creían en Nervión, viendo el coste de los traspasos, que después de 38 jornadas idolatrarían a Lucas Ocampos y no a Rony Lopes. Menos pensarían que se convertiría, al menos para un servidor, en el mejor jugador de la Liga Santander 2019-20. Ha demostrado un despliegue físico como para jugarlo todo, ha sido decisivo en la mayoría de los partidos del Sevilla, ha hecho gala de un talento innato y se ha destapado como goleador (14 tantos). Y todo viniendo de la Ligue 1 por unos amortizadísimos 15 millones de euros. Retenerlo será clave para aspirar a algo en la próxima Champions League.
Ocampos ha explotado este año en Nervión. (Fuente: elsol.com.ar)Otro jugador que ha llamado la atención, sobre todo por su juventud, es el barcelonista Ansu Fati. Su aparición estelar en el verano culé con sólo 16 años sorprendió a propios y extraños. Aunque ha ido a ráfagas durante el curso, al compás de las bajas de la vanguardia blaugrana, el internacional sub-21 va camino del estrellato. Más veteranos pero merecedores de mención son Chimy Ávila y Ante Budimir. Los dos han sostenido ofensivamente a sus dos humildes equipos, Osasuna y Mallorca. El primero, acaparando el beneplácito de todos los que amamos el fútbol de casta (lástima de su lesión) y el segundo, anotando 13 goles para un descendido.
Podrán no estar todos los que son, pero está claro que son todos los que están... en estas líneas. Porque de la veintena de jugadores mencionados, pocos pensarían a inicios de temporada, casi hace un año, que cobrarían tanto protagonismo en esta extraña 2019-20. Ah, y no se preocupen si esta extra ball de jornadas engarzadas les ha sabido a poco, porque ahora llega la Champions y la Europa League. Eso sí, si los dichosos bichos, y no sólo me refiero al coronavirus, lo permiten.