Glee se despide para siempre con un final más que abierto.
Glee, la comedia musical que comenzó hace seis años acabó ayer por la noche con la sexta temporada que comenzó de igual manera a principios de año con un capítulo de dos horas. La serie tuvo un tremendo éxito al comienzo, pero estas últimas temporadas la audiencia ha bajado, sobre todo tras la muerte de Cory Monteith, y la cadena acabó dándole la espalda colocandola los viernes y acortando sus 22 capítulos normales a 13.
Fueron dos horas de confusión en la que la comedia musical de la Fox acabó como empezó. Parece una paradoja pero así fue; la primera parte de este triste final llamada 2009 revive los momentos del primer episodio cuando los originales Kurt, Rachel, Mercedes, Artie y Tina se conocen, comienzan las primeras rivalidades y las primeras quejas porque al parecer no les apasionaba la idea de cantar la mítica canción propuesta por Finn, Don't stop believin '. No sabían el éxito que estaba por delante, eso seguro, aunque la señorita Berry con sus discursos de diva ya sabía que formar parte de algo especial como el Glee, la iba a hacer especial. Y que razón tenía. Este primer capítulo muy cómico con referencia a los errores de Glee como que al principio, Rachel tenía un padre negro y la espontanea aparición de Blaine acaba con la performance de Don't stop believing más que conocida por todos los Gleeks, que si no habían empezado a llorar, este era su momento.
Sin tiempo a secarse las lágrimas, empieza la segunda parte. Dreams comes true (Los sueños se hacen realidad). y el lío comienza. En un intento de contar lo que le sucede a los personajes principales la línea del tiempo va y vuelve entre el 2015 y el 2020, dejándose las vidas de muchos otros personajes abiertas.
[SPOILERS]
El capítulo comienza tres meses después de donde dejaron el útlimo capítulo mostrando para orgullo de todos como New Directions gana el nacional por segunda vez tras haber participado cuatro. La euforia no termina, pues el superintendente se reúne con el señor Schuster para contarle que han decidido convertir el McKinley en un colegio dedicado solo a las artes y ponerlo a él de director. Es el primer sueño cumplido que se cierra cuando Sue Sylvester admite su derrota como enemiga frente a Will y juntos interpretan The winner takes it all. De esta manera comienza la segunda historia que rápidamente da un salto de cinco años en el tiempo para mostrarnos nada más y nada menos una entrevista en las noticias de Ohio con la vicepresidenta, Sue Sylvester, que por supuesto ya no le tiene ningún rencor a las artes. Y antes de que puedas asimilar que la entrenadora esta dirigiendo el país vuelve cinco segundos a 2015 con Klaine (Blaine y Kurt) para saltar a 2020 y enseñarnos como la pareja sigue viviendo felizmente casada en Nueva York y se han convertido en famosos artistas. La pareja interpreta un dúo en un colegio pero no tendremos más información de su vida hasta la siguiente historia: la de Rachel Berry. De vuelta al presente Rachel interpreta su último solo por los pasillos del colegio, This Time, canción compuesta por Darren Criss (Blaine en la serie), despidiéndose así de capitanear el Glee Club y volviendo a Nueva York. Cinco años después podemos ver a unos arreglados y enamorados Tina y Artie junto con la exitosa Mercedes y de nuevo Klaine que van a encontrarse con Jessie y su mujer, Rachel embarazada. No salimos de nuestro asombro al descubrir que el bebé es para sus mejores amigos, Blaine y Kurt. Pero aún hay más, el motivo por el que todos van arreglados es que Rachel asiste a la gala de los Tony porque está nominada, aunque convencida de que no ganará. Si aún te estás recuperando de lo del bebé, coge aire porque la señorita Berry gana su primer Tony y da un discurso de aceptación polémico pero precioso en el que recuerda lo que esta serie ha enseñado: que ser parte de algo especial no te hace especial si no que ella era especial e hizo especial el grupo donde estaba, pero no menciona a Finn. Con los sentimientos aún a flor de piel, nos encontramos en el auditorio donde la vicepresidenta ha decidido reunirlos a todos para homenajear a Finn Hudson, poniéndole su nombre al auditorio. Mientras todos los personajes que alguna vez han pasado por el Glee Club cantan la última canción, I lived, y las luces se apagan para siempre dejando en el aire la vida del resto de personajes.