Revista Cocina

Revisando etiquetas: caldo comercial de pollo gallina blanca

Por Naira
REVISANDO ETIQUETAS: CALDO COMERCIAL DE POLLO GALLINA BLANCA
Visto que hay muchos productos en el mercado cuyo etiquetado puede confundirnos, he pensado que sería  una buena idea contar con esta nueva sección a la que he llamado "REVISANDO ETIQUETAS" Si tenéis alguna duda sobre un producto concreto podéis enviármela rellenando el formulario naranja de contacto que hay en el lado izquierdo del blog.
Hace unas semanas, concretamente cuando impartimos un taller sobre lectura de etiquetado, en la parte práctica del taller una de nuestras preguntas frente a la larga mesa de productos comerciales repartidos fue: ¿Cuáles de estos productos consideráis más saludables y por qué? Este fue uno de los mencionados y además, uno de los más utilizados y populares en las cestas de la compra.

REVISANDO ETIQUETAS: CALDO COMERCIAL DE POLLO GALLINA BLANCA

Taller de etiquetado impartido el 31 de Enero de 2015

Ahora bien, ¿realmente es tan saludable para que su consumo sea tan frecuente? 
Si giramos el cartón veremos el etiquetado nutricional así como la lista de ingredientes (entre otros datos):
REVISANDO ETIQUETAS: CALDO COMERCIAL DE POLLO GALLINA BLANCA
Entre la lista de ingredientes figura la manteca de cerdo, tal y como podréis observar. Desde mi punto de vista, si lo comparamos con un caldo de elaboración casera, me parece ya una merma importante de su calidad. Digo esto porque habrá hogares que utilicen otra grasa de cocinado, pero normalmente a los pucheros/cremas/sopas aquí en España se les añade aceite de oliva, punto importante que mejora la calidad del producto final al agregar una grasa tan saludable y que, desde luego, no utiliza Gallina Blanca. Obviamente, el objetivo de esta empresa es obtener un producto palatable y económico para el cliente y que sea rentable para ellos por lo que la manteca de cerdo hace que el coste de producción sea más barato y, por ende, podrán obtener más rentabilidad económica de sus caldos.
Otro punto importante: la SAL. En este caso no se expresa en forma de sal sino de sodio (punto que cambiará con la entrada en vigor de la nueva ley de etiquetado, aquí, mi compañero Aitor en su blog, Mi dieta cojea, os habla un poquito más sobre ella) Para pasar de sodio a sal multiplicaremos por 2,5 obteniendo un contenido de 1,85g de sal por cada ración de 250 ml de caldo. ¿Esto es mucho o poco? Bueno, mencionaros que el máximo recomendado de sal al día es de 5g, es decir, una cucharadita- de las de café- diaria. Esto significa que con una tacita de caldo gallina blanca estaríamos consumiendo prácticamente el 40% de la cantidad máxima de sal al día, lo cual, es una barbaridad.
Si nos fijamos en el gráfico inferior que nos muestra la Cantidad Diaria Orientativa (CDO) observaremos que en el caso de un adulto sedentario con una ingesta media de 2000 kcal diarias la tacita supondría un 31% según su ingesta recomendada y se considera que cuando un producto supera el 20% de la CDO ya tiene un aporte alto de sodio/sal por ración.
A esto le añadiría yo, además, que estas CDO están elaboradas únicamente para adultos sanos sedentarios así que, como podréis imaginar, gran parte de la población no está representada en este gráfico. ¿Un segmento no representado? LOS NIÑOS. Si para un adulto sano ya es un producto demasiado salado, imaginaos para un niño...no necesitáis imaginar, supongo.
¿Y qué es lo que sucede cuando nos pasamos consumiendo sal?
Los españoles estamos consumiendo diariamente una media de 9,7g de sal, es decir,  el doble de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Curiosamente este consumo excesivo no proviene de nuestros saleros sino de los productos altamente procesados que consumimos  y de los restaurantes (cada día crece el número de personas que almuerza fuera del hogar)
La consecuencia de este exceso es un mayor riesgo de padecer hipertensión, enfermedades renales y derrames cerebrales. Por tanto, merece la pena fijarse en el contenido de sal, ¿no creéis?
En conclusión...
Los caldos de verduras/pollo/pescado/ carnes... industriales no son un producto que debieran formar parte de nuestra lista semanal de la compra. Merece la pena comprar los alimentos frescos y elaborarlo en casa (con la olla express se tarda un periquete así que el tiempo no es una excusa) y si sobra, congelar para otros días de la semana.

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