A 35 años de llegar al mundo, y con el estreno de su secuela este año, ¿qué queda por decir de Blade Runner? Mucho, aún.
Libremente adaptada del libro de Philip K. Dick, " ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?", Blade Runner es ciencia ficción presentada como un neo-noir. Dirigida por Ridley Scott, la trama transcurre en el futuro (2019), donde la tecnología ha avanzado de tal forma que se fabrican replicantes (humanos artificiales que fungen como esclavos para realizar diferentes labores), los cuales cuentan con algunas habilidades físicas mejoradas, aunque presuntamente carecen de empatía y capacidad emocional. Éstos fueron exiliados de la Tierra, y ahora existen los Blade Runners, cuya tarea es localizar y matar ("retirar") a los replicantes que estén en el planeta. Rick Deckard es nuestro Blade Runner protagonista (interpretado por Harrison Ford), quien es forzado a regresar de su retiro ante la presencia de 4 replicantes fugitivos.
Si bien no es un filme perfecto, sí es mucho más profundo y con mucho más signficado del que sus creadores incluso tuvieron en mente. Asimismo, el impacto cultural, su legado y su influencia en todo tipo de medio de expresión artística es innumerable hasta la fecha.
No hay ningún elemento visual, sonido o línea de diálogo que sea un desperdicio: todo tiene un por qué. El simbolismo y las preguntas filosóficas planteadas por Blade Runner han sido piezas de estudio académico desde algunos años después de su contradictoria recepción crítica y fracaso comercial en su tiempo, para ser vista ahora sí como la obra maestra que es.
Como buen ejemplo de ciencia ficción, Blade Runner construye una distopía que refleja problemas y cuestionamientos del presente y que, pese a los 35 años que han pasado desde su estreno, siguen siendo completamente relevantes hasta hoy.
Nos presenta una sociedad cuya estructura recuerda a momentos históricos clave de nuestro mundo: los replicantes fueron creados con el objetivo de ser esclavos, de servir de a los intereses humanos. Sin embargo, ante su similitud física y psicológica con nuestra propia especie, ¿qué tan moralmente correcto es utilizarlos como objetos para nuestro beneficio? ¿Y se les puede considerar humanos a pesar de ser artificialmente creados?
Esto es una de las piezas clave en Blade Runner, e incluso es presentado desde la primera secuencia: ¿realmente podemos distinguir al ser biológico del artificial, y, si no hay forma de hacer dicha distinción, son entonces los replicantes completamente humanos?
La memoria, la identidad y la definición de humanidad son los temas base en la historia y lo que hila a todos los involucrados. Esta serie de personajes, desde Peckard hasta Roy y el resto de los replicantes están en una búsqueda para descubrir su propia naturaleza frente a la muerte, lo único certero en su vida.
Todo el desarrollo y el plan de Roy Batty gira en torno a encontrar a su creador para pedirle que extienda su vida, algo que resulta imposible. Tras esto, Roy comienza a procesar la finitud y el propósito de su existencia, lo banal de sus memorias y experiencias a la vez de su importancia para su propia identidad. En su famoso soliloquio, reconoce que esos recuerdos solo estarán perdidos en el tiempo como lágrimas en la lluvia: está aceptando su mortalidad y la imposibilidad de cumplir todo con lo que soñó, todo lo que anheló.
La referencia a las lágrimas no es accidental, pues están directamente ligadas a las emociones, cualidad inherentemente humana. En este momento Roy pasa de ser el antagonista a ser el antihéroe en la historia, siendo el personaje más humano. Al rescatar a Deckard lo convierte en testigo de este momento con el fin de dejar su huella, y que así, al menos Deckard tenga presente la realización sobre la definición de la humanidad a la que llegó Roy en sus últimos minutos de vida.
Esto es solo una breve mención de los aspectos temáticos que personalmente me atraen más de Blade Runner, sin embargo, la riqueza y profunidad de esta obra va mucho más allá. Tomando en cuenta la existencia de 7 diferentes versiones de la película, recomiendo el Final Cut que salió en 2007 para quien nunca la ha visto, al ser la única donde Ridley Scott tuvo completa libertad artística sobre el proyecto. Además hay que darle a Blade Runner su merecido tiempo y atención, y verla más de una vez para poder apreciar su aporte antes de formarse una opinión concreta sobre la misma.