
Meditación Ezra(o Meditación X) a partir de la frase clásica “Eso es lo espantoso”:
Qué es lo que espanta a la bestia de carga cuando camina feliz y abnegada rumbo al próximo charco donde saciar su sed: el ruido instantáneo y súbito de una rama de árbol que se ha desgajado del tronco debido al peso incesante de años, niños, virus y aves de mal agüero.
En la vida, excepto la dañina costumbre de la convención, todo pesa demasiado.
Pesa tanto soportar charlas inacabables acerca de logros falsos y verdaderos triunfos, palabras frutos de pensamientos que en esos momentos tampoco saben muy bien porque reflexionan en alto lo que el silencio guarda bajo siete lazos de nervios bien trenzados.
Espantoso es que a cada instante estén pasando cosas. Que qué ocurriría si nunca pasara nada: pues que la felicidad ocuparía el tiempo en dominar su ira en huecos del espacio adecuados para tal fin. Huecos no vacíos del todo, algo, aún poco, colmados de la gloria bendita que al recto pensar dona la calma infinita de la quietud que no es muerte.
Entre acordes, fieras y dominaciones pasa el día el santo misterio puesto en pie por seis o siete hombres bien alimentados.
A través de los siglos se ha ido transmitiendo el legado de su fuerza, poseyendo creencias, gravitando ideas en torno al trono insatisfecho siempre de la Nada, construyendo con el credo de su vehemencia la sinergia estructural del ancho mundo.
Antes de irme a sucumbir de nuevo viviendo esta espera de muerte llamada por propios y extravagante vida y existida lealtad de bordes romos, quiero hacer un llamamiento digno rayano en lo perverso y gritar lo siguiente:
“¡Cuanta más hambre pase el ido, más necesidad el cuerdo de mentir tendrá!”¡FIAT!
