Revista Arte

Ricardo Menéndez Salmón. “Tres travesías por el horror”

Por Lasnuevemusas @semanario9musas

Ante todo, unos apuntes sobre el autor y su bibliografía. Ricardo Menéndez Salmón es licenciado en Filosofía por la Universidad de Oviedo, escribe o ha escrito en los diarios El País, La Vanguardia, ABC, El Confidencial y las revistas Mercurio y Tiempo.

También fue Director literario de KRK Ediciones entre los años 2005 y 2009.

Ha recibido numerosos premios literarios, como por ejemplo el Crítica de Asturias de Narrativa, el Juan Rulfo, el Qwerty, el de Librería Sintagma, el de la revista Quimera, el Cálamo, de Las Américas o el Biblioteca Breve. Parte de su obra está traducida al alemán, catalán, francés, holandés, italiano, portugués y turco.

El autor, que ya llega a la cincuentena (Gijón,1971), ha desarrollado su actividad novelística en las dos últimas décadas. Tras "La filosofía en invierno" (1999), " Panóptico" (2001), "Los arrebatados" (2003) y "La noche feroz" (2006), entregó en sólo tres años, esta trilogía unida por el horror que comentaré. Más tarde ha publicado "La luz es más antigua que el amor" (2010), "" (2012), "Niños en el tiempo" (2014), "" (2016) y "Homo Lubitz" (2018). Además de cinco libros de relatos, cuatro de ensayo, dos de poesía, un texto teatral y unas memorias que ha sido su último libro publicado el pasado año. O sea, una producción copiosa y variada, sobre la que el catedrático y crítico literario J.M. Pozuelo Yvancos indica: "A ningún lector se le oculta la densidad reflexiva que Menéndez Salmón desliza, y que no tiene fácil parangón en la literatura española reciente. Ni es casual, ni improvisada, ni adolece de la impostación que en otros asoma"

Voy a centrarme en su novelística y más concretamente en esa trilogía que publicó en solo tres años cuyo hilo conductor es " el horror". Esta trilogía fue editada por Seix Barral, lo que le supuso un salto en su difusión como escritor, ya que las anteriores las había publicado en pequeñas editoriales independientes y gracias a los premios conseguidos. Se trata de tres novelas cortas, escuetas, de ciento y pico de páginas, que por su brevedad y estilo conciso y pulido, exento de divagaciones, nos presentan aún más crudamente ese elemento central "el horror" en unas situaciones cada vez más identificables. A pesar de este protagonismo del horror, en sus novelas y como contrapunto también aparece el amor, semiescondido como si quisiera en algunos momentos despuntar y humanizar ese horror, o hasta quizá justificarlo.

Ricardo Menéndez Salmón. “Tres travesías por el horror”

En la primera entrega contemplamos como espectadores unos hechos lejanos, ya históricos, tanto en tiempo como en el lugar donde se desarrollan. En la segunda el tiempo es más cercano, como la imagen de su ciudad natal metamorfoseada en Promenadia, y aunque los hechos no tienen específicamente una traducción concreta los podemos asimilar a muchos de los horrores presentes. Por fin, en la tercera el hecho central y los personajes eran de reciente actualidad en esa época y todos los lectores los vivieron personalmente frente a la radio o el televisor. En resumen, " La ofensa" es historia que no hemos conocido personalmente, " Derrumbe" es historia reciente imaginada y " El corrector " es historia vivida. A través de sus lecturas, efectuamos un viaje poniéndole nombre la geografía del mal como protagonista de nuestro tiempo, ya que como dice Menéndez Salmón "no están los tiempos para escribir novelas de amor".

Tomemos las palabras directas del autor para saber cuáles son los males de nuestro tiempo que quiere reflejar:

"En "La ofensa", la guerra, como espacio de privilegio donde los preceptos éticos y morales se derogan, quedan abolidos, suspensos, disueltos; en "Derrumbe", los miedos contemporáneos, sobre todo ese miedo al miedo que se ha convertido en un excelente instrumento de control social y en un gran mecanismo de consumo; en "El corrector", la mentira entendida como manipulación política y configuración de una doxa alternativa y destructora de la verdad que los hechos proponen. Estas tres encarnaciones del mal, en definitiva, generan actitudes que me resultan especialmente odiosas: la indiferencia ciudadana, la devoción por las culturas del simulacro o la falsa identificación entre discurso y realidad."

Con " La Ofensa" Menéndez Salmón dio un doble salto abandonando el ámbito asturiano considerado como escenario o como producción editorial. Como he indicado, la publicación en Seix Barral de la trilogía le significó una proyección nacional, una mejor distribución y el acceso a un más amplio campo de lectores. En la literatura, como en general en las artes y en las ciencias, no basta con ser bueno, tus futuros clientes se han de enterar que lo eres, y eso es lo que ahora ha podido conseguir el autor. Sirva como ejemplo la elogiosa "Sabatina" que le dedicó Gregorio Morán (conocido por decir lo que piensa guste o guste, y sea políticamente correcto o no) en febrero del 2007 en La Vanguardia, en la que indica que ya lo conocía y admiraba de sus obras anteriores, pero implícitamente reconoce que publica el artículo como consecuencia de la aparición del libro en "una de esas editoriales que se asienta en los mostradores de las librerías".

Ricardo Menéndez Salmón. “Tres travesías por el horror”

La novela inicial de esta trilogía, "La ofensa", tiene tres partes y el mal surge de una ideología, la nazi. En la primera, "La bestia Rubia", el protagonista el sastre "Kurtz" (nombre que enlaza con "El corazón de las tinieblas" y su secuela "Apocalipsis now") realiza un viaje iniciático, desde la anodina mediocridad pequeño burguesa hasta el horror de la guerra; pero no de la guerra limpia que ha ido desfilando ante nosotros, sino de la guerra como mal, como liberación de los peores instintos del hombre, que se presenta de repente ante el lector, cuando el cuerpo de Kurz ante la contemplación de ese horror decide dimitir de la realidad y perder la sensibilidad. En la segunda parte, "La educación sentimental", Kurtz se somete a un proceso de reeducación (donde surge un cierto tipo de amor), que aunque no consigue recuperarlo plenamente sí lo sitúa en la posibilidad de reencontrarse con el sexo opuesto (Emerline), con su profesión de sastre y con su afición a la música; ello sucede en ese limbo de Rocamadur, del que también consigue huir a consecuencia de otro episodio de horror, en el que vuelve a aparecer la crudeza de la guerra. Por fin en la tercera parte, "Esta lágrima contiene un mundo", asentado el protagonista en una aparente vida tranquila y rutinaria, vuelven a aparecer las secuelas del horror y una fuerza irresistible le lleva a cerrar el círculo en un nuevo enfrentamiento entre cuerpo y sentimiento que esta vez será definitivo; todo ello, en un entorno que el autor ha querido que sea especialmente irreal, para reforzar la persistencia del mal más allá de la realidad o la pseudojustificación. Esa lágrima de Kurtz es el compendio de su vida, pues en ella se refleja el mundo con su omnipresente mal.

En la segunda novela de la trilogía " Derrumbe ", también dividida en tres partes, el escenario se desdibuja, aunque tras Promenadia pueda imaginarse su Gijón natal. El tiempo, aunque indeterminado, se acerca al actual y el horror está más presente impregnado la mayor parte del relato y con una proximidad física de la que el lector no puede desprenderse, aunque a veces exista una alternancia entre el bien y el mal. Dos distintas fuentes de horror (un asesino en serie y una triada de adolescentes) protagonizan las dos primeras partes de esa novela de policías que no es policiaca, que es un catálogo de horrores, y que concluye en la tercera parte con más horror, pero dirigido hacia adentro de los personajes que han vivido y sufrido los horrores anteriores. En medio de este reiterado horror, aparecen destellos de amor que podrían considerarse justificativos y, en cierta medida, enfrentan al lector con ese dilema.

En la última novela de la trilogía "El corrector", identificamos perfectamente los hechos y la ciudad del narrador. El autor juega al "alter ego" a través de ese corrector que nos relata hechos y personajes que ya conocemos, que hemos vivido hace pocos años; y que por eso, por el doble filtro (el narrador y nuestra vivencia anterior) nos penetran menos, ya que los sufrimos en primera persona. Aquí se toma el horror directamente de la realidad, y se despoja de literatura, cayendo ésta exclusivamente sobre el protagonista y sus circunstancias. Así el autor puede concentrase más en los personajes de ficción: el narrador, su novia, su familia, su trabajo...; o al menos así lo percibimos los lectores, que ya no estamos continuamente impactados por el horror y podemos tranquilamente fisgar en la vida del protagonista. Al final, como en "Blade runner", atisbamos un cielo azul de esperanza, en este caso de amor, que vuelve a aparecer finalmente, ya no como un "Guadiana" sino con voluntad de consolidarse en un curso permanente.

Otra perspectiva unificadora es que en estas obras los personajes, en momentos críticos, buscan sentido en el arte o el orden, para darse cuenta que no es capaz de anular el horror. Dice el narrador en "Derumbe": "Esa rara perfección que poseen la violencia, la agresión, el insulto". El mal es ordenado, sistemático y preciso, frente a lo caótico de la vida ordinaria. Otro vínculo entre las novelas de la trilogía es el papel fundamental de la mujer como símbolo de ese amor que se contrapone al mal y el horror imperantes, y que siendo los protagonistas hombres, será la gestora de una posible salvación. Asimismo, se observa un trasfondo filosófico, a un afán de trascendencia en el tratamiento de los temas. Temas en que lo importante no es la posible realidad del trasfondo, sino que nos parezcan verosímiles.

En resumen, un autor interesante y duro, que no hace concesiones de fácil lectura, de sus obras, y al que hay que seguir leyendo para ver cómo se desenvuelve en otros escenarios o registros.


Volver a la Portada de Logo Paperblog