Rice es el nombre inglés del arroz y el nombre del restaurante que el chef y neurólogo Miguel Sánchez Romera ha abierto en Barcelona. Un nombre dedicado a un ingrediente que ocupa parte de su carta, que es popular en el mundo entero y lo suficientemente versátil para crear distintos platos con los suficientes matices diferenciales entre ellos que no cansen al paladar.
Coincidiendo prácticamente con el lanzamiento de su libro "Alimenta bien tu cerebro" en el que explica la importancia de una buena alimentación para la salud en general y la de nuestro cerebro en particular, el chef vuelve a la restauración y a la Ciudad Condal con la apertura de su local en la calle Muntaner 182.
Rice es un local con paredes blancas que, no se si por alguna alguna razón científica, transmite tranquilidad y limpieza. Además, decorativamente permite lucir cualquier elemento que pretenda lucirse. No solo las paredes, sino también su vajilla o su mantelería es acorde con estos adjetivos.
Miguel ofrece un menú degustación donde encontraremos todo lo recomendable en lo que a gusto, equilibrio nutricional, estética y neurociencia se refiere. Con alimentos cotidianos y recetas elaboradas por el mismo, al tomarlo tendremos la certeza de que en esta ocasión, nuestra comida será mucho más equilibrada, por lo menos, lo estaremos tomando bajo "prescripción médica"
Las composiciones de sabor, el nombre del conjunto de platos que nos propone empieza con un pequeño bol de aceite de oliva virgen extra con puré de berenjena, aceituna árabe y pimiento del piquillo para acompañar el pan que resulta tremedamente sabroso. Lo que podría ser un acompañamiento de toda la comida se convierte en un entrante difícil de evitar. Realmente, tanto el pan como el aceite están exquisitos.
A continuación, un surtido de seis uramakis llamados Roll Barcelona de diferentes colores según con lo que haya sido elaborado el arroz: amarillo para el curry, verde para el de verduras, una mezcla de todos ellos, tinta de calamar para el negro. El relleno de todos ellos son productos frescos y de temporada en los que mezcla pescados y verduras. Aunque se sirve con salsa de soja, aconsejan primero probarlos sin ella para percibir mejor los distintos sabores.
Le sigue un salmón ahumado por ellos mismos de un sabor bastante suave acompañado de una salsa de queso fresco, crudités y frutos y frutas secas y un arroz negro que nada más llegar a la mesa y olerlo abre el estómago. Hecho con mantequilla y alga de Kombu y finalizado con sepia con ajo y perejil y gambas al curry. Teniendo en cuenta la cantidad de platos que sirve en su menú, la ración es muy correcta, pero son de aquellos platos en que no importaría repetir.
Llega el plato de carne con una coquelet guisada en salsa de soja extra de 1.810 acompañado de verduras. Un plato muy sabroso y bien cocinado que aún llevando la salsa de soja no consigue invadir el resto de ingredientes, dejando apreciar a la perfección el sabor del guiso.
El postre es colorido y curioso. Una vez más nos enfrentamos en Rice a la duda de si esa combinación de colores y sabores tiene su base en una teoría científica que nosotros desconocemos. La estética es importante en un plato, pero para Sánchez Romera es más una consecuencia que no un motivo. Lejos de los típicos dulces que encontramos, su sorbete de mango, fresa, mora y kiwi sobre mousse de chocolate blanco, agua de rosas y lichis es ligero y refresca el paladar satisfaciendo a su vez el deseo de glucosa.
Esta es la propuesta que Rice ha puesto a nuestra disposición desde hace pocos meses en Barcelona.
Miguel Sánchez Romera es neurólogo antes que chef, pero nunca a renunciado a ninguna de sus dos pasiones. En este sentido, es una persona afortunada si además tenemos en cuenta que, a priori, la neurología y la gastronomía no parecen estar demasiado relaciondas. Normalmente, cuando nos decantamos por algo siempre hay otra cosa a la que debemos renunciar. Más aún cuando hablamos de cosas tan distintas. Miguel Sánchez Romera seguramente tendrá otra visión de este tema, ya que ha conseguido ligar las dos cosas de una forma tan natural que ahora, sabiéndolo, parece extraño que nadie lo hubiera hecho antes.
Pero ¿Cómo un neurólogo siendo cocinero, llega a relacionar y combinar sus dos pasiones?. Si nos remontamos en el tiempo, y como curiosidad, a él le hubiera gustado hacer arquitectura, a lo que renunció para hacer Bellas Artes, y finalmente la medicina le absorvió por completo. Con un comienzo tan ajetreado no es de extrañar que el resultado de su carrera haya sido este.
Después de 20 años dedicados a la neurología y casi por casualidad, a raíz de una cena entre amigos en casa, le despertaron el interés por la restauración con una frase muy simple:
"Seguro que haces feliz a mucha gente curando, pero harás a mucha más gente feliz cocinando. Hazte profesional".Una frase que removió las entrañas del hasta ahora médico de tal forma que un año después, en 1996, abrió L'Esguard en Llavaneres y allí encontró una nueva forma de expresión para esos conocimientos de Bellas Artes que se habían quedado aparcados hacía tanto tiempo. Recibió su Estrella Michelin, que aceptó aunque no era su objetivo y, aún así la mantuvo 14 años, hasta que se fue a EEUU donde abrió varios restaurantes, combinando sus trabajos en Japón y China.
Miguel sigue barajando muchos proyectos en los que combina diferentes disciplinas. Uno de sus proyectos mezclará en un espacio único la gastronomía, aprender a cocinar desde principio a fin combinado con talleres de memoria.
Su libro, alimenta bien tu cerebro ya indica que la actitud es mucho más importante que la aptitud, algo con lo que comulgo. Con actitud, se aprende. Con aptitud sin voluntad, es difícil. Una actitud que Miguel Sánchez Romera ha tenido en la vida y le ha llevado a conseguir vivir y combinar sus grandes pasiones y profesiones. Chapeau!
@ricebysanchez: la gastronomía alimenta el cerebro. Click to Tweet