Algunas picardías y dramas de la tercera edad
El debut de Dustin Hoffman
como director nos trae una suerte de drama con pequeñas pinceladas de comedia y
un trasfondo musical más que apreciable.
Rigoletto en apuros (o Quartet, su título
original) narra la cotidianeidad de un grupo de viejos amigos que habitan en
una residencia para músicos retirados. El aniversario de Verdi está al caer,
por lo que idean un concierto para recaudar fondos. El punto de inflexión se da
con la llegada de Jena Horton (Maggie
Smith), quien genera sorpresas en cada uno de los integrantes del cuarteto,
rememorando, entre otras cosas, heridas de amor que parecen no haber
cicatrizado en uno de los protagonistas (Tom
Courtenay).
El andar de los sucesos tambalea entre anodino, ameno y hasta cansino,
proveyendo al espectador de secuencias finas, prolijas pero por momentos
carentes de sustancia. En la historia todo transcurre muy mansamente, incluso
con algún que otro chascarrillo ácido de alguno de ellos (en un 90% del papel
de viejito piola, pícaro y piropeador que lleva a cabo Billy Connolly), mostrando y evidenciándose con notoriedad que
todos los veteranos participantes son esencialmente buenos, estimables.
Entremezclando secuencias con diálogos (y sin ellos) de carácter
sereno y alguna que otra pieza musical muy bien construida que colabora y
acompaña al sosiego, la película transita su hora y media y moneditas de
duración flotando sobre la calma misma, sosteniéndose gracias a un reparto que
cumple notablemente con su cometido.
Un agradable ejercicio visual y auditivo preferentemente para el público
veterano que acaba sin penas ni glorias, sin lograr acaparar el punto de
enfoque pleno y necesario como para recordarlo como un espectáculo destacado.
LO MEJOR:sonido, imagen y reparto.
LO PEOR:decae en lo cursi, en la quietud sin lograr conmocionar.
PUNTAJE:5,5