A mi padre le encantaba la fotografía y estos jardines de Valencia eran su lugar predilecto para experimentar con su cámara. Disfrutaba pidiéndonos a mis hermanos y a mí que nos abrazáramos a alguna estatua o nos sentáramos en una valla mirando hacia la nada. A veces lo conseguía. Pero otras ¡estábamos tan desesperados por echar a correr para juguetear...! Eso sí, sin levantar la voz ni molestar, que allí nadie formaba alboroto.
Rincones intactos que se han seguido manteniendo desconocidos a lo largo del tiempo. Quizás porque están rodeados por una alta muralla y porque tienen horario de apertura. Jardines llenos de paz y romanticismo en pleno centro de Valencia: muy cerca de los Jardines del Real, el Paseo de la Alameda y del campo de fútbol del Valencia.
Pequeño pulmón verde que pasa desapercibido y que resultan un remanso de paz entre los árboles, las fuentecillas, los setos recortados, las esculturas, rocallas, el lago, las flores…
Un palacete de dos pisos con una torre octogonal nos da la bienvenida. Únicamente podemos ver su interior los lunes por la mañana ya que el resto de días está cerrado. Una escalinata separa la planta baja del primer piso entre pinturas de figuras femeninas con algunas estancias en torno a una central donde la bóveda nos sorprende con pinturas alegóricas.Y bordeando el palacete aparecen dos jardincillos muy cuidados de estilo francés muy románticos, decorados con bustos y esculturas de dioses griegos y romanos, fuentes, setos en forma de laberintos…
Uno de los jardincillos está cerrado por una valla de hierro baja cubierta de vegetación. Una portada da paso a nueve escalones presididos por dragones que protegen a unos niños jugando con un delfín y a otros con caracolas.
Hay treinta tres esculturas en los Jardines de Monforte. Unas enfrente de otras entre los setos; decorando fuentes; siendo el centro de una pequeña plaza… o perdidas entre los magnolios, laureles, cipreses y mirtos.
Quietud de las aguas de un gran estanque donde antaño estaba coloreado de peces naranjas y plantas acuáticas. Y a su lado, un montículo alto que supone una pequeña aventura acceder por él. Por un senderillo estrecho, atraviesas algún puente, curioseas alguna pequeña gruta, te da descanso algún mirador con bastante vegetación y te sorprende la vista desde lo alto pudiendo recorrer el jardín desde otra perspectiva diferente.Y aunque lo típico es hacerse la fotografía junto a los dos leones que dan paso al otro jardincillo no nos podíamos imaginar que estas esculturas formasen parte de la Historia de España. Dos leones esculpidos con piedra de Colmenar por José Bellver para encabezar la escalera del Congreso de los Diputados.
Pidieron que fueran leones por la simbología de la fuerza de este animal y que miraran cada uno a un lado con una pata subida en una bola que simbolizaba el Mundo. Sin embargo, estas esculturas fueron consideradas de tamaño muy pequeño para tal edificio así que, aunque las copiaron, hicieron otros animales mucho más grandes y en bronce. Los primeros leones estuvieron guardados en un almacén hasta que fueron comprados por 14.ooo reales por el marqués de San Juan para traerlos a estos
Jardines de Monforte. Un espacio simétrico donde el mirto recortado nos sorprende con algún busto entre sus pasillos. Y una gran fuente con cuatro figuras femeninas que representan cuatro continentes: Europa, África, América y Asia. Entre las esculturas repartidas por los jardines nos encontramos a Neptuno, Hermes, Dionisios…Un remanso de paz en pleno centro de la ciudad de Valencia que forma parte de los tres jardines más singulares de España junto al Parque del Capricho de Madrid y el Parque de Laberinto de Horta en Barcelona. Un lugar ideal para pasear y aprender a escuchar el silencio.