“Psicópata”. Así es como el gobernador de Río de Janeiro, Sérgio Cabral, en Brasil, y el presidente de la Orden de los Abogados de dicho estado, Wadih Damous, han definido el criminal Wellington de Oliveira Menezes, de 24 años, que mató a 12 estudiantes (10 niñas y dos niños) de la Escuela Municipal Tasso Silveira, en el barrio de Realengo (región oriental de la “Ciudad Maravillosa”) e hirió a otras 12 (también 10 niñas y dos niños), en horas de la mañana del jueves 7 de abril.
Dicho asesino era un exalumno y disparó con sus armas en contra de los jóvenes, la mayoría niñas. Él ha sido baleado por un policía que contuvo sus ataques y se suicidó.
El hecho tomó cuenta del país, que no está acostumbrado a ese tipo de situación. La presidenta Dilma Rousseff ha llorado al saber de la tragedia y pidió un minuto de silencio “en homenaje a esos pequeños brasileros que fueron quitados tan temprano de la vida”. Ella ha decretado tres días de duelo.
Dicha noticia ha repercutido en el mundo todo, incluso el crimen fue condenado por la Organización de las Naciones Unidas para la Niñez (Unesco).
Los familiares de las víctimas, los alumnos y los maestros ya están recibiendo apoyo psicológico.
A causa de lo ocurrido, el Sindicato de los Profesores va a protestar contra la falta de seguridad en las escuelas, les insta a esos profesionales a adherir a una huelga de 24 horas e informó que podrá procesar a la Alcaldía – responsable por las escuelas municipales – y al gobierno fluminense – responsable por la seguridad pública – por la exposición al peligro por la cual han pasado los jóvenes.
El velatorio será este viernes 8 de marzo en un cementerio ubicado en el mismo barrio, según los medios locales.