Revista Ciencia
Hoy, tenía una reunión en Zaragoza. En el Ayuntamiento. He aparcado lejos, en la margen izquierda y así me he podido dar un paseo por el río... a ver que cosas veo.
Iba a cruzar el río por el Puente de Hierro, cuando al mirar al agua he visto que estaba clara. Se apreciaba bien el fondo. A mitad de puente he decidido dar la vuelta y cruzar por el Puente de Piedra, el puente románico de Zaragoza.
Como hacía bueno apetecía pasear, y como el Ebro lleva poca agua he decidido pasear lentamente para ver si veía algún pez. Enseguida he visto las ondas que producen sobre el agua los siluros (Silurus glanis) que en gran número y de un tamaño aproximado al metro estaban semi ocultos entre las plantas acuáticas que proliferan tan bien en estas aguas más claras y más quietas que nos dejó la Expo.
Al ir avanzando y llegar al otro lado del puente, he visto a los vencejos pálidos (Apus pallidus) que desde hace unos años podemos contemplar en los alrededores del Puente de Piedra. En el último arco del puente, existe lo que llamaron "canal de navegación", que es un corte en la plataforma de piedras que de un lado al otro del río sustenta sus pilares. También esto es una herencia de la Expo.
Recuerdo con pena ver como destruían esta parte del patrimonio para hacer un canal por el que pudieran navegar los barcos del caprichoso alcalde de entonces y cuyo empecinamiento costó tantos millones de euros a todos hasta que la razón se instaló en el despacho de la alcaldía y dejamos de destruir periódicamente el lecho del río en tan absurdo proyecto que requería el continuo dragado del mismo. Veía extraer los antiguos pilotes de madera que se utilizaron para afianzar en un primer momento las cimentaciones del puente. En los textos antiguos, decía que se vio necesario poner pilotes de madera de roble y vistos los bosques de los alrededores, se optó por traerlos de Leciñena. Ahora en Leciñena pocos roble hay. son Quejigos. Pese a querer hacerme con alguno de esos pilotes para comprobar si eran de madera de roble como decían las crónicas del siglo XV, no fue posible. La prensa dijo que eran de pino y modernos, pero no pudimos comprobarlo. no dejaban acceder al sitio.
Pues como decía, en este sitio, donde el paso del agua bajo el puente se hace a un nivel más bajo, la corriente aumenta considerablemente de velocidad. Esto añadido a la mayor profundidad provoca la coexistencia de dos ríos en uno. Un río, poco profundo y lento que permite la sedimentación de grano menor, permite el crecimiento de plantas acuáticas que captan perfectamente los rayos del sol y entre las cuales se ven con facilidar los siluros en sus lentos desplazamientos esperando o bien recoger lo que la lenta corriente les trae, o bien capturar palomas que se acercan a beber y bañarse en episodios que recuerdan al documental de Las Mareas de Kirawira" de Hugo Van Lawick. El otro, lento y contenido dentro del río lento, que recorre vagamente el antiguo trazado de los dragados del canal de navegación que si bien el río rellena con cada avenida, siempre discurre por el último arco del puente, por el portillo que se realizó para la Expo.
Las fotos que ilustran esta entrada hablan por sí mismas. Arriba, la margen derecha, donde se aprecia el río sin apenas algas por la proximidad del río más rápido y profundo. A la derecha, la margen izquierda, donde discurre el otro río, lento y menos profundo que sobrepasa las cimentaciones del Puente de Piedra en forma de una pequeña lámina de agua de unos pocos centímetros de profundidad y donde crece aquí y allá la vegetación acuática profusamente.