Revista Cultura y Ocio

Riquete el del copete. Amélie Nothomb

Por Mientrasleo @MientrasleoS
Riquete el del copete. Amélie Nothomb
     "-Sabe usted, nadie se atreve a decirlo pero los bebés casi siempre son feos. Le aseguro que este me causa una buena impresión".
     Que diga a estas alturas que me gusta la Nothomb dudo que le sorprenda a alguien, así que hoy traigo a mi estantería virtual Riquete el del copete.
   
     Conocemos a Deodat: nace de un matrimonio que se ama  ya no esperaba tener hijos, nace dotado de una inteligencia superior a la normal y además... además nace feo, tanto que se asusta a sí mismo al conocerse ante un espejo, tan feo que nadie parece ser capaz de pasar por alto su extrema fealdad. Y conocemos también a Trémière, una niña cuya extrema belleza sobrecoge a quien la mira. Ambos tienen problemas para relacionarse, ya sea la repulsión o la envidia, la inteligencia extrema o la falta de ella, hace que nadie se les quiera acercar. Sus únicos apoyos serán la madre de él y la abuela de ella, mujeres ambas que también fueron un poco alejadas del mundo por sus peculiaridades. Deodat y Trémière parecen, como en el cuento, condenados a encontrarse y formar así su propia historia: la de dos supervivientes.

     Riquete el del copete es un cuento de Perrault. En el cuento, se nos habla de el hijo de una reina, feo pero inteligente; tan feo era, que ni parecía humano. Y por su mata de pelo en la parte superior de la cabeza, fue llamado Riquete el del copete. Nacen también de otra reina dos niñas, y una de ellas es bellísima, pero sin inteligencia alguna... a partir de ahí, con hada de por medio, la historia avanza a modo de cuento clásico. Y este es el cuento elegido por Nothomb en su novela para dar vida en nuestro mundo.
     "Ante tanta determinación, la enfermera escribió Trémière en la pulsera. En el momento de atársela a la muñeca. miró el rostro de la pequeña y no pudo impedir exclamar:
- ¡Qué hermosa eres!"
     Nothomb actualiza el cuento y aprovecha para hacer una crítica sutil a la superficialidad del mundo que nos rodea, una superficialidad que se ve tanto en el rechazo a lo feo como en la envidia extrema, vivimos, parece decir, en una sociedad que no admite a quien destaque sin importar demasiado el motivo por el que lo hace. Quizás el punto que señala de forma más directa es el de los modelos, la moda, las revistas... pero esto no es algo que nos pille de sorpresa, todos sabemos en qué se basa este tipo de mundo, a fin de cuentas, es imagen y se vende imagen. En su cuento, porque con 120 páginas es un cuento, Nothomb no termina de ser incisiva, que es la Nothomb que a mi me gusta, y parece un tanto distante de sus excesos y champán. Avanza un tanto a trompicones y llega a un final que ella misma reconoce como feliz, quizás buscando redondear el reflejo del clásico de Perrault, en todo caso, a mi me ha resultado un tanto descafeinado, aunque me he reconocido a gusto entre sus letras. Pero eso es algo con lo que ya contaba, es más, ese es el motivo de que corra a por sus libros en canto llegan al mercado.

     Riquete el del copete es una revisión entretenida de un cuento clásico en el que Nothomb ha perdido parte de su fuerza. Deodat es sin duda mi favorito, pero el conjunto no termina de ser todo lo contundente que me hubiera gustado. Entretenido, sin más.
     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
     Gracias.

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