Revista Belleza
Aquellas de vosotras que gustéis de surfear en las aguas internacionales de Internet seguro que estáis al corriente de todo el revuelo y la polémica que sigue cada vez que M.A.C anuncia una nueva colaboración con Rihanna. Y es que, ciertamente, tanto Riri Woo empieza a cargar un poco.
No me maltinterpretéis, a mi me gusta bastante la música de Rihanna porque tiene ritmo, es bailonga, se pega más que un chicle y constituye la banda sonora perfecta para hacer un zafarrancho de limpieza en la cocina. Lo que sucede es que su imagen como personaje público ya me gusta un poco menos e, inevitablemente, no puedo dejar de asociar esta imagen a los preciosos estuchitos rosas de M.A.C.
En fin, cada cual lo que guste, y si a la buena mujer le apetece pasarse todos los MTV Vídeo Awards poniendo morritos y mostrando a las cámaras su divoso perfil bueno no voy a ser yo quien se lo reproche. Eso sí, en mi opinión no hay duda de que todo aquel que no reaccionó de una manera o de otra ante la actuación en la que la pobre Miley se dejó las cuerdas vocales, la infancia y la dignidad es que se ha pasado con el Bótox o es un Cylon.El caso, peluches y lenguas aparte, es que mucha gente (servidora incluida) se cuestiona la decisión de M.A.C de sacar campaña tras campaña de colaboración con esta mujer, como si el panorama de glamour y fama norteamericano no estuviera suficientemente nutrido como para cambiar un poco de tercio. El último revuelo llegó con el anuncio de que la estrella que iba a bautizar el próximo Viva Glam no iba a ser otra que la mismísima majestad de Barbados. Las mentes más agudas incluso llegaron a plantear la posibilidad de un suicidio en masa si se trataba otra vez del dichoso Riri Woo.
Y hasta aquí el estado del arte en lo relativo a marketing y merchandising porque creo que lo más importante de la cuestión en cuanto a colaboraciones con Rihanna es que, mientras los productos que M.A.C saca con esta buena mujer se cobran a precio de sesión de psicoanalista de Woody Allen, por la calidad que ostentan casi parece que la propia Diva del Pop los manufacturara en su clase de manualidades de los viernes.
O al menos eso es lo que opino yo tras haber tenido el mal juicio de dejarme llevar por mis impulsos consumistas y caer en el error de comprar varios elementos de la colección.
Los dos primeros productos que compré fueron el famoso Riri Woo y el colorete/dúo Hibiscus Kiss, de la época en la que aún no tenían packaging especial y en la que no era necesario madrugar para conectarse a la página a fin de conseguirlos. Estos dos productos, hasta la fecha, son los que más me han gustado y por una parte pienso que ojalá me hubiese quedado ahí.
Ciertamente, el Riri Woo es un rojo mate precioso, con un color vibrante y un acabado aterciopelado a lo novela de Raymond Chandler. además, su duración no esta mal y se lleva de una manera relativamente cómoda en el labio. Por su parte el Hibiscus Kiss se supone que es un dúo de coloretes aunque a mi el tono marrón me parece más un bronzer que otra cosa y en lo que respecta a la calidad este producto ya no me deja tan contenta pues aunque no pigmentan mal, a ambos tonos se les podría pedir un poco más de chicha. Además, el tono rosa, siendo tan bonito podría haber ocupado por lo menos la mitad del dúo porque es realmente difícil de coger con una brocha de colorete normal.
Tras esta experiencia, decidí optar por la contención y cuando salió la siguiente Colección de Otoño tuve mucho cuidado de no conectarme a Internet para evitar sorpresas desagradables. La mala suerte fue que si la montaña no va a Mahoma acaba encontrándose con toda la colección recién desempaquetada en un Stand del Corte Inglés justo cuando están con los Secetos de Belleza.
En fin, digamos que como San Antonio yo no tendría futuro y no tuve más remedio que rendirme ante el colorido y brillo rosado de esos envases. Así pues, acabé comprándome el colorete Bad Girl Gone Good y el cuarteto de sombras Her Cocoa con el único consuelo de haberlos conseguido con descuento.
Lo primero que sentí cuando llegué a casa y me puse a toquetear mis adquisiciones es que el packaging me producía una mezcla de sentimientos encontrados pues, si por una parte no hay nada que engatuse más que el brilli brilli de una Edición Limitada, esa combinación de dorado rojizo y plástico rosa bebé está en la frontera entre lo sublime y lo rematadamente hortera (aún no he terminado de decantarme).
En cuanto a los productos en sí, bueno ha sido un 50/50 de aciertos porque con el colorete estoy muy contenta pero el cuarteto de sombras ha sido una absoluta decepción. El primero es precioso, pigmentado, nada polvoriento y de muy buena calidad, tanto que no he parado de usarlo desde que me lo compré. Sin embargo las sombras....menudo chasco al llegar a casa y probarlas.
Para empezar, las dos sombras marrones son demasiado parecidas para estar juntas en una paleta de sólo cuatro colores y más si tenemos en cuenta que el tono rosado claro es más que nada un color que se emplea para iluminar. además de eso, dos de las sombras tienen un irremediable exceso de purpurina lo cual es un fastidio en la sombra marrón de la derecha y completamente intolerable en la sombra dorada que es básicamente, purpurina prensada (puaj!)
Por lo tanto que de cuatro sombras sólo dos sean decentes siendo una una sobra para iluminar me parece un fiasco total, absoluto y de proporciones catastróficas que, además, se agrava si tenemos en cuenta el precio original de esta paleta. Supongo que lo único que me queda después de esto es dar gracias de no haberme comprado también la brocha de sombras y un labial como, en principio, había planeado.
Y lo peor de todo es que esta sensación de que los productos son muy caros pero la calidad no es acorde con ellos me está pasando no sólo con el tema de Riri, sino es general con todo el asunto de las colecciones de esta marca. Supongo que, al fin y al cabo, tampoco se puede pretender sacar productos nuevos al ritmo de Essence o Catrice y seguir manteniendo la calidad. Lo que no me parece justificable siguiendo esta lógica es mantener los precios al mismo nivel o, incluso, subirlos.
Bueno, aquí termina mi manifesto o más bien mi confesión de pecados mortales y estupideces pero antes de despedirme me gustaría hacer una sugerencia/reivindicación a los señores de M.A.C:
Viva Glam Bonnie ya!!!
Un besito y hasta pronto
PD: Eso sí, pese a todo esto no pude evitar caer en la tentación de hacerme con el Pleasure Bomb estas Navidades y, al menos, con esta última compra sí me he quedado más que satisfecha. Pero eso (como decía el Cuentacuentos) es otra historia...