Con motivo de la publicación del libro El Rito Francés yo Moderno. La masonería del Tercer Milenio, traducción del brasileiro, que editamos en castellano para la editorial Masónica .es (que en estos momentos esta en oferta a 3 EurosRealicé este epilogo que les adjunto: El Rito Francés o Rito Moderno, rico en esencias y en conceptos, cuya sencillez y complejidad han puesto de manifiesto, una vez más, unos entrañables Hermanos que lo practican en el lejano mundo equinoccial del Brasil, lo que nos lleva a expresar nuestra alegría por saber que en esas distantes tierras, a las que muchas veces damos la espalda por mil y un razones y prejuicios, se trabaja y se conserva en buen estado las esencias del rito de “Los Modernos” no en vano su llegada(1) y persistencia en ese vasto país se remonta a 1842, que es cuando empezó a desarrollarse como tal, luego a partir de 1874 se asentaron las Ordenes de Sabiduría lo que dio pie para la creación del Gran Capitulo del Rito Moderno. Recogemos en este libro de los Hermanos del Brasil, que viene a enriquecer nuestro bagaje interdisciplinar, ya que estamos ante un libro realizado por diversos autores miembros del Supremo Consejo del Rito Moderno (Francés), y ello nos permite leer diacrónicamente textos y como no, también los contextos, que van enriqueciendo nuestro campo del conocimiento, bien rectificando algunos pasajes o confirmando otros. En ese campo de la confirmación recogemos una esencia que parece rodear siempre al Rito Francés, tal vez un tanto manufacturada por cierto monopolio ritual, lo cual nos muestra que no estamos, pese a tirios y troyanos, equivocados al considerar que el Rito Francés, la base ritual de “Los Modernos” es un activo camino, dinámico e introspectivo, a la vez que se presenta como una formulación sumamente prospectiva, que incide en la razón, ajeno como tal propuesta ritual a la “collaritis” o la simbolatría o a las férreas ataduras de los malletes, y que “mutatis mutandi” va haciendo a lo largo de la historia un interesante sendero en pro del esclarecimiento desde distintos planos de la reflexión filosófica, histórica y política Sabemos que la travesía no ha sido fácil, acusaciones de todo tipo han recaído sobre el rito y también sobre sus practicantes, por descreídos y heterodoxos; pareciendo desconocer que desde un punto de vista reflexivo el RF propone un cambio, o una vuelta a las formas y del pensamiento entroncado en las expresiones culturales de cada momento, aunque a veces se le ha querido institucionalizar hasta convertirlo en una simple herramienta del juego masónico, algo sin valor y sin sentido fuera del tiempo y del contexto, cuando en realidad estamos ante la columna vertebral de la ritualística masónica moderna. Ese carácter cuasi indómito del ritual de interrogarse e interrogar el entono ha servido de excusa a nuestros adversarios que se han situado en esa pléyade practicantes de la trascendencia simbólica, y no hay trascendencia el ritual no sirve, pues le has servido para calificarnos de masonería política, de sociabilidad heterodoxa o de ser unos paganos masónicos. Es verdad que allá (Brasil) Rito Moderno se le tiene respeto como tal rito de fundación en determinados ámbitos territoriales - masónicos, como Francia o Brasil, aunque los que hemos levantado el tapiz del ajedrezado escocista para saber que había debajo, podemos decir que nos asaltó la sorpresa de encontrarnos con algo inesperado, tal vez de estilo áspero y cuasi simplista, yo diría que cartujo por el ascetismo y la desnudez simbólica pero el hecho reflexivo que debe acompañar a todo masón debiera reconocer que el Rito Moderno o Francés, tiene ese “algo” que para comprenderlo necesita no del narcisismo preciosista, sino de la tensión de la duda existencial del interrogarse. Cierto es que también en estos lares sufrimos el segado acceso a la cultura masónica más elemental y crítica, tengo que reconocer que hasta que opté por hacerme un heterodoxo de la masonería, he vivido aun en una logia del GODF en España en el doceañismo más narcisista donde prevalecen las formas, lo estético frente a la lógica de lo simbólico, y cuyo desdén por la interrogación, por la reflexión abierta en esta España nuestra aunque se paga con el desagradable precio de la indiferencia. No separan muchas horas de la construcción de este texto de la asistencia a una Tenida de Instalación del cuadro de Oficiales de una logia de Rito Francés, donde se prestaba especial atención a la parafernalia simbolista de una singular bóveda celeste calcada de la antigüedad no porque dijese algo sino por el gusto personal de sus financiadores, una tenida donde el Maestro de Ceremonias cuadraba sin rubor las esquinas al circular por el taller, o el ponerse al orden recordaba a la marcialidad de los tiempos de la milicia; y en pro de la igualdad se daba entrada y estrado a una “miembra” irradiada de otra Obediencia, que además actuaba de silente pero sugeridor Maestro de Ceremonias… esto también es la activa masonería que defiende el Rito Francés no como articulación de una reflexión , sino como atrezo necesario para una tenida sin más acto critico que hacer lo que mandan o lo que cada le apetece a cada momento. Por eso nuestra postura de crítica, hace que muchos de nuestros propios Hermanos nos acusen, hoy al igual que ayer, de las mismas críticas que hubo antaño, olvidando de este modo que “el Rito Moderno es la expresión más avanzada de la Masonería de hoy, que hizo dar un paso gigantesco a la institución,” el cual huyendo de las bases mesiánicas de otras propuestas rituales, nuestro rito se envuelve en la bandera de la razón y de las Luces, para asumir “la responsabilidad de estimular la resolución de los grandes problemas sociales, interviniendo abiertamente en la política e intentando, con la educación de las masas populares, con la laicidad de la enseñanza, construir el grandioso edificio del levantamiento moral y material de todos los pueblos”. Estas son las razones que exponen los Hermanos brasileños en este libro, y son las que paradójicamente nos devuelven la esperanza y el refuerzo moral necesario para seguir en la brecha, en la que de forma individual y colectiva hemos emprendido los miembros del Círculo de Estudios de Rito Francés Roettiers de Montaleau, en parte como trabajo de proyección y reflexión individual y comunitaria traduciendo este libro Gracias a la labor de hermanos como Paulo César Gaglianone, del Supremo Consejo del Rito Moderno, conocemos la historia de cómo arribó el Rito Francés al Brasil; y lo hizo por cierto como tantas otras veces, a través de la revolución, el gran martillo de las conciencias. No es que los masones sean los grandes revolucionarios de la historia, pero sí que son sus grandes compañeros de viaje, lo cual permitió en su momento que las logias entraran de lleno en los territorios de Pernambuco, Bahía y Rio de Janeiro, unas veces bajo la cuerda francesa del Gran Oriente de Francia, y en otras ocasiones bajo la mano portuguesa del Gran Oriente Lusitano. El Gran Oriente de Brasil será fundado en 1822, cuando aún en España la masonería era una vieja idea utopista de los viejos ilustrados que en muchos casos han pasado a la historia por masones, cuando en el fondo no eran nada más que ilustrados liberales, pero ya se sabe la mitomanía masónica; en ese tiempo en Brasil la masonería ya era una realidad y por tanto no tardará en adoptar el Rito Francés como patrón ritual frente a la pujanza del REAA, ya que la Obediencia estaba fuertemente unida a la cultura francesa. En el año 1832 como consecuencia de esa apuesta el Rito Francés será adoptado por la primera logia de la incipiente organización masónica brasileña: Comercio e Artes nº 1. Los primeros rituales publicados en imprenta datan de 1834. Hoy, el Grande Oriente de Brasil posee una107 (105 en Brasil 1 en Uruguay y una Argentina) Logias y 11 Capítulos los cuales trabajan en el Rito Moderno. En el seno del libro encontramos el trabajo del Hermano Álcio do Alencar Antunes, que nos devuelve a ese estadio que ya conocemos de sacar de las alacenas rituales los trabajos de fundación aunque al punto siempre hay quien se levanta para acusarnos de que con ello estamos promocionando una “guerra ritual”; es casi una constante que nos parecía más propia de nuestra personalidad como españoles, pero vemos a través de este libro que es una constante cuasi histórica, los otros sistemas rituales y los propios Hermanos se sienten contestados cuando ensalzan el hecho de exponer que el Rito Francés es ante todo el rito de Fundación y su carácter prospectivo. Esa misma constante es la que hizo que Alcio, y otros Hermanos del Gran Oriente de Brasil cuando iniciaban su andadura, se hayan preguntado qué era lo qué pasaba tras ese compleja relación de amor y odio que había entre Hermanos de diversas tendencias y bases rituales, ellos como auténticos espíritus libres, ajenos al pensamiento único masónico, indagaron y se encontraron que el rito Francés llevaba parejo unas opcionalidades que constituyeron, en aquellos precisos momentos, toda una ruptura y cuyas esencialidades se pueden resumir como la abolición de los dogmas y de la creencia en el GADU, y aunque se debatieron en esa tensión escindida entre su voluntad de reforma y su imposibilidad [cuestión sobre la que nos debatimos aún en España] su empeño y empuje hicieron posible que el Rito Moderno ocupara un lugar en Brasil. Y aunque los historiadores y algunos Hermanos parecen empeñados en articular una extraña simbiosis en sus periplos pedagógicos asimilando “Rito Moderno e irregularidad masónica”, el hermano Alcio a través de su artículo nos va deshaciendo esa ficticia mitología, no solo con sus lúcidas reflexiones, sino tomando como base referencias documentales como ésta que adjunto, que nos demuestra que los conceptos de “irregularidad” son tan subjetivos que en muchas ocasiones responden más a estrategias y acción político-masónica que a un intento de definir un territorio conceptual. “Modificando un artículo de sus Estatutos, el Gran Oriente de Francia no pretendió hacer profesión de ateísmo o materialismo, como se podría creer. Nada cambió, ni en los principios ni en la práctica de la Masonería. La Francmasonería francesa sigue siendo lo que siempre fue: una Masonería fraterna y tolerante. Respetando la fe religiosa y las convicciones políticas de sus adeptos, deja a cada uno la libertad de conciencia en esas delicadas cuestiones. Mirando el perfeccionamiento del hombre y su bienestar, solo exige a aquellos que quieren ser admitidos en su seno, sentimientos de virtud y de amor al bien, para que puedan cooperar útilmente en la obra de progreso de la civilización” (Boletín del Gran Oriente de Francia, año 1876, pág.382). Nos queda claro que al Rito Moderno hay que liberarlo aún de las influencias dogmáticas que se ciernen siempre sobre él; y lo hemos ido comprobando en distintos momentos, un ejemplo muy reciente es la modificación de los rituales de Referencia del GODF 2009, en cuyo seno se van introduciendo de rondón ciertos planteamientos ajenos al origen “Moderno”, los cuales a nuestro juicio desvirtúan su valor y esencia por ejemplo al no conceptuar al masón como “ciudadano” y miembro de una sociabilidad en acción, sino como parte de un cuerpo seudo místico al proponer una serie de andamiajes en la iniciación, eso sí como opcionales, pero que nada pintan en el ritual y se colocan al margen del espíritu del Rito Francés. Pero sí para Francia el Rito Moderno fue el armazón del cambio que modificó toda una estructura obediencial y hasta societaria, en Brasil no fue menos, tal y como desarrolla el Hermano Henrique Cándido Camargo:
“La supremacía del poder civil sobre el poder religioso la afirmó el Rito Moderno – Rito oficial del GOB, - cuando el Gran Maestre, el Vizconde do Rio Branco, primer ministro del segundo imperio, resolvía la cuestión de las hermandades, llamando a dos obispos al orden, y dando a los masones, como prerrogativa impugnable, el derecho de ciudadanos con igualdad ante la ley.” (2) Todas estas cuestiones en las que fue parte el Rito Moderno, son de irrecusable cuño social. Por eso, hablar del Rito Moderno es siempre un honor, sobre todo cuando se siente en el alma la inquietud de las multitudes anónimas, siempre tan altamente exaltadas, pero casi siempre, ilusionadas..” Este lucido y notable hermano nos dice que el Rito Moderno no es solo patrimonio de Francia, sino también de la Masonería brasileña, cuya historia debe “ser reescrita con las aportaciones del Rito Moderno, mediante la participación de sus tres luces históricas que son las tres Logias fundadoras del GOB: Comércio e Artes, União e Tranquilidade y Esperança de Niterói”. Un tema interesante lo desarrolla Octaviano du Pin Galvão, al plantear o enfrentar el Rito Francés frente a los famosos “landmars”, y aunque creo que en el artículo hay ciertas fechas que no están acertadas en cuanto a la fijación del rito, y no estoy muy de acuerdo en ese otro aspecto del operativismo como parte raíz de la masonería moderna, y más aún disiento cuando habla del Rito Francés con relación a esa vuelta a la tradición, que me lleva a Demott, y a esa querencia de querer ligarse a cierto deísmo y teísmo “light” para suavizar la ruptura con la abolición de los dogmas y la abolición del GADU, y no sufrir la soledad del que se interroga. Pero en todo caso, a excepción de tañes cuestiones, las propuestas que plantea el hermano, frente a cuestiones como la tolerancia, [que por cierto de nuevo están en el candelero a través de un trabajo de Regis Debray, de lo cual se hace eco Pierre Besses en la Revista del Gran Capitulo General del Rito Francés “Joaben” nº 12 de 2009] y sobre la cual se extiende el Hermano Pin Galvão ante la cual aduce que no debe “ser comprendida como la aceptación pasiva de la relajación de los deberes, o como la práctica constante del “perdón”, pues la exageración sería convertirla en “connivencia”. Por “tolerancia” se debe entender, antes de todo, que el comportamiento del masón es, obligatoriamente, el de respeto absoluto a todas las manifestaciones de la conciencia – incluso aquellas con las cuales se discrepa. Eso explica por qué los Rituales de todos los grados del Rito Moderno no citan específicamente como Omnisciente Entidad Determinista Omnipotente al Gran Arquitecto del Universo, ni mencionan cualesquiera otras expresiones que, en ese sentido, posiblemente se puedan identificar o asemejar a él – nunca por un contestatario ateísmo materialista - enfatizamos – únicamente por la norma, ya citada, de respeto incondicional al modo de pensar de cada hermano o postulante”. Repasa el autor del trabajo cada “landmark” y antes de entrar en materia ya nos dice que estas “marcas” yerran en su planteamiento por el radicalismo, y la imposición, pues su “inmutabilidad” cercenaría la búsqueda constante de la Verdad; por la contradicción y la indiscutibilidad que literalmente defiende el dogmatismo en la Masonería; por la confusión y tergiversación histórica que quiere imponer un pensamiento único con unas supuestas leyes que jamás lo fueron, siendo apenas conceptos sobre usos y costumbres, y variables de acuerdo con diversos autores que los clasifican de varios modos estableciendo de este modo que ya no estamos en los tiempos del “magister dixit”
Nos plantea de paso las premisas diferenciadoras del Rito, como son la abolición de los dogmas, la no verbalización del GADU, que creo no son tanto del Rito como del GODF, [está claro que tal simbiosis afecta a la percepción más neutral del rito, como patrimonio universal de todas las tendencias y corrientes masónicas, tal vez porque se ignoran las otras bases rituales que dan carta patente al Regulateur] aunque sí lo son cuestiones como la promesa frente al juramento u “Obligación”, o los usos del arrodillamiento, la presencia de los libros sagrados, o las grandes luces que hay en otros sistemas rituales, que en el caso del Rito Francés algunos de estos elementos no están o se muestran como “símbolos de gran alcance introspectivo” pero no como formulaciones de simbolatría; y que por simples se convierten al mismo tiempo en más inteligibles y se fijan más convincentemente en la memoria del recipiendario…; guiándose por la regla cartesiana que recomienda: “ PARA BUSCAR LA VERDAD ES PRECISO DESHACERNOS DE TODOS LOS CONCEPTOS ADQUIRIDOS Y RECONSTRUIR DE NUEVO – DESDE LOS CIMIENTOS – TODAS LAS ESTRUCTURAS DE NUESTROS CONOCIMIENTOS.” La existencia de la biblia en el seno de la masonería le vale a Henrique Cândido Camargo, para presentarnos diversos considerandos por los cuales el Gran Oriente de Brasil optó por definirse de este modo: “RESUELVE: - Al tomar conocimiento de la comunicación del gran maestrazgo, a través de las palabras del Il.·. Gr.·. Secr.·. de Relaciones Exteriores, en los términos en que se levantan los convenios internacionales del Gr.·.Or.·. de Brasil, y no obstante los considerandos arriba mencionados, declarar la competencia de la Pot.·. Simb.·. para adoptar la resolución que armonice la doctrina masónica con el espíritu y la forma de sus compromisos externos, con respecto a la definición de la biblia como libro de la ley para Brasil. Templo de los Capítulos, a 8 de septiembre del año de 5969 de la V.·.L.·. “De lo que ha quedado expuesto, podemos concluir que el Rito Moderno entiende que la Biblia no es el único Libro Sagrado de la Masonería. Es, únicamente, UNO DE LOS LIBROS SAGRADOS, he aquí que la sistemática institucional no admite el establecimiento de DOGMAS y no puede permitirse que se establezca el perjuro entre sus miembros, precisamente porque, siendo la Masonería el CENTRO DE UNIÓN y el medio de conciliar la VERDADERA FRATERNIDAD entre personas que hubieran permanecido siempre distanciadas, según el concepto de Anderson, al regir el DOGMA, estarían postergados el PRINCIPIO DE LA TOLERANCIA Y DE LA FRATERNIDAD.” Los autores y miembros del Gran Oriente de Brasil: Luciano Ferreira Leite, como Alexandre F.I. Evangelista, u Antônio Onias Neto, debaten en sus trabajos temáticas muy presentes y persistentes a lo largo de todo el libro, como son el dogmatismo, el adogmatismo y el agnoticismo: apuntando las claves de la masonería que ellos entienden como practicantes del Rito Moderno que supera tales itsmos ya que la masonería dicen: “no tiene dogmas, tiene Principios”, y a continuación para que entendamos que el Rito Francés da respuesta a tal concepto, pues aducen que el Rito Moderno tiene “por principio la ilimitada libertad de conciencia y por divisa la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad”, apostillando que “la virtud de la tolerancia es inseparable y obligatoria, constituyéndose su práctica, opuesta al fanatismo, en condición previa para el ingreso en la sociedad de “canteros libres”.
Las características diferenciadoras con las que llegó el rito Francés al Brasil, las deja patente Antônio Samuel Baptista con este recetario que procede de la masonería inglesa de 1730:
- distinción de los medios de reconocimiento de los 1º y 2º Grados y de las columnas;
- realización de investiduras (2) y de fiestas en días que no eran de San Juan;
- omisión de la preparación del candidato según la costumbre;
- abreviación de los Rituales.
- desuso de la ceremonia esotérica de la instalación del Venerable;
- ignorar los diáconos.
Presidente del Círculo de Estudios de Rito Francés Roettiers de Montaleau.
(1) El Rito Moderno ó Francés está, reconocidamente, en Brasil desde 1822 practicando los 3 grados simbólicos. Hubo una paralización desde agosto de 1822 hasta junio de 1831, porque el Rey D. Pedro II, que fue Gran Maestro del Gran Oriente de Brasil, luego de su investidura cerró la masonería en Brasil que fue reabierta en 1831, justo después de su vuelta a Portugal donde fue Rey. En 1832 el Rito Moderno es el Oficial del Gran Oriente de Brasil.