Revista Cultura y Ocio

RITUAL ROMÁN XXI: ACORDES BASTARDOS (Daniel Hermosel Murcia - Alma Negra Ediciones)

Publicado el 15 abril 2020 por Dentro Del Monolito @dentromonolito
ACORDES BASTARDOS (por Román Sanz Mouta)
RITUAL ROMÁN XXI: ACORDES BASTARDOS (Daniel Hermosel Murcia - Alma Negra Ediciones)Acordes bastardos arranca con una noche de copas fallida. En su regreso a casa, Marina se topa con su hermano Andrés, rockerillo de medio pelo, que iba camino a una fiesta en la que no faltarán la música, las drogas y el sexo psicodélico.
Fruto de esa noche atípica, tendrá un niño bastardo al que no terminará de querer del todo. Varios años más tarde, el retraso de un tren de cercanías provocará una cascada de demoras que harán que Roa, el hijo ya adulto de Marina, se vea forzado a tomar una ruta alternativa para llegar a su oficina, una ruta que pondrá patas arriba su vida…
CRÓNICA TEMPORAL
Tenemos delante una historia generacional contada con una sensibilidad y un realismo que traspasa la barrera de las páginas, pues es Daniel Hermosel un autor que siempre consigue que el lector se hermane con sus personajes, contando esa fría o cálida realidad, según toque y deba ser, lejos de los fuegos de artificio.
Y lo consigue en esta obra, de pequeños cuentos entrelazados por los años y los vínculos de sangre y melodía, con varios recursos dignos de reseñar, como por ejemplo:
Los brillantes cambios de narrador, siempre en la voz y en la cabeza que debes. Escuchando en primer o tercer plano, siendo testigo y partícipe.
Un curioso y trepidante paso de los años, salpimentado de los flashbacks justos que te mantienen enganchado a la historia, queriendo saber un poco más.
Y el arma principal: la música. La novela está concebida como un todo junto a su banda sonora, de tal manera que la lectura de cada capítulo (según el consumidor, por supuesto) dura lo mismo que el tema seleccionado para dicho capítulo. Y están relacionados íntima e intrínsecamente con lo que pasa en la escena. Creedme cuando os digo que concuerda, que se siente y afecta. Que funciona el conjunto indivisible.
Pero esbocemos un poco la trama en profundidades y sin revelaciones. Habla Daniel, entre canción y canción, de la familia, mejor o peor avenida. De la rebeldía adolescente. De los sueños y de los sueños truncados. De las responsabilidades, queridas o indeseadas, la asunción de las mismas y los sacrificios que acarrean. De las relaciones escogidas e impuestas. De los problemas que ocultamos, de cuánto callamos para no hacer daño a quienes queremos. Y de cuándo sí los herimos, con palabras o actos. Habla de la memoria, de esos momentos que marcan una vida, de nuestro interior en bruto, el tuyo y el mío. El cambio cuando maduras, de hija rebelde a madre de un hijo rebelde. Pero, sobre todo, habla de hermanos, madres e hijos; de comprender tarde, pero comprender, y poder hacerlo con una lágrima de felicidad o una sonrisa triste.
Sus personajes, Andrés, Marina, Roa, Juan Luis, Irene, David (me enternece su infancia), están cuidadosamente trazados para que duelan y emocionen a ritmo. Y las conexiones entre ellos, algunas terribles.
El pasado que siempre marca el presente y el futuro. Las decisiones tal que una encrucijada. Y resulta horrendo cuando el recuerdo te atormenta con aquellas que no tomaste. Ese momento, un instante vital en que, visto con la perspectiva del tiempo, sabes que te equivocaste.
Es nuestra esencia. Aprender del error. O no.
Ojo, es una novela de realismo contemporáneo. No vas a encontrar más miedos que aquellos residentes en la laguna negra de la memoria, ni temores mayores que los cotidianos, los que te han perseguido y te perseguirán. Pero eso no significa que los cazadores y aventureros del horror, del bizarro, la ciencia ficción o la fantasía deban abstenerse de esta obra. Todo lo contrario. Nos aporta riqueza, como lectores y como escritores.
Para resumir, esto es un drama de rock and roll. Una intrincada y estremecedora hermosura. Un concierto arquitectónico de palabras, sentimientos y acordes. Porque el autor-melómano no entiende la literatura sin la música y se implica con ella en su totalidad, lo que es marca en todos sus escritos. Se lee en tres suspiros, al mecer y son de cada tema, de cada salto temporal, de cada padecer, de cada sentimiento que se transforma, descubre y redescubre con el paso de la edad inexorable. Y el arranque, uno de los mejores que he leído en los últimos tiempos.
Pues poco más queda que decir. Atrévete para descubrir a este autor, Daniel Hermosel Murcia, que viene para quedarse.
Pd: recordad siempre el valor que tiene el amor de una madre y de una abuela. Siempre.

Volver a la Portada de Logo Paperblog