Hay una frase muy conocida en el mundo del fútbol, que dice que para que un equipo tenga resultados, tienen que andar bien las tres patas: dirigentes, cuerpo técnico y jugadores. Muchos errores de todas las partes llevaron a River a jugar por primera vez en su historia en la B, y cualquiera creería que un año en la segunda categoría del fútbol argentino iba a ser suficiente aprendizaje para el conjunto millonario. Pero la actualidad muestra todo lo contrario: River repite una y otra vez los mismos errores que lo llevaron al descenso.
Los de Nuñez empezaron por subestimar el mercado de pases: no se trajo un tres ni un ocho y se dejó ir a Ocampos, Cavenaghi y Domínguez, que podían aportar soluciones. En el partido de hoy, se vieron reflejados esos errores: Ramiro Funes Mori, improvisado como tres, sufrió todo el partido (al igual que le viene pasando a lo largo del torneo) los avances de Iván Bella, que hizo lo que quiso por ese sector, y terminó yéndose expulsado. Carlos Sánchez, quien ocupa otro de los puestos que pedían a gritos ser reforzados, viene mostrando un nivel bajísimo hace meses, pero no sale del equipo porque no tiene suplente en su posición.
La labor del técnico merece un párrafo aparte: lleva decenas de partidos y tres pretemporadas al frente del River, y aun alega estar “encontrando el equipo”. Cambia sistemas, los jugadores pasan de titulares a borrados, pero los errores siguen siendo los mismos. La defensa flaquea, y salvo el oasis que fue el partido con Newell’s y 15 minutos contra Tigre, en ataque no hay ideas y se depende de alguna individualidad o un error rival. Los bancos que arma no ofrecen alternativas y los cambios que hace pocas veces cambian el desarrollo del partido o cerrarlo cuando se está en ventaja.
Hoy, por ejemplo, tardó cinco minutos en rearmar la defensa luego de la expulsión de Funes Mori y, en ese lapso, Vélez anotó el segundo gol luego de aprovechar ese hueco en la defensa. La pelota parada pareciera que no se trabaja y Manuel Lanzini, el único jugador del plantel que ejecuta bien la mayoría de los tiros libres y genera algo de peligro con ellos, hoy jugó el encuentro de Reserva.
La tercera pata, los futbolistas, son quizás los menos culpables. Se ven contagiados por lo que pasa alrededor y padecen un entrenador que los pone y los saca, les cambia los sistemas y sus posiciones y no les da indicaciones a lo largo del partido. Sin embargo, también tienen su cuota de culpa: errores infantiles, falta de rebeldía y bajos rendimientos describen la actualidad de los jugadores de River hoy.
Otros que repiten errores del pasado, son los “hinchas”, si es que así se puede llamar a aquellos que se subieron al alambrado e hicieron suspender el partido, al igual que contra Belgrano enla Promoción. En este caso, la solución es fácil: identificarlos y que no entren nunca más a una cancha en Argentina.
La tapa del diario Olé luego del empate ante Newell's
Almeyda y gran parte de la prensa hablaron de un “nuevo River”, luego de un buen partido en ataque, el cual River ni siquiera pudo ganar. Hoy se enfrentó a Vélez, un club diametralmente opuesto al Millonario, en donde las tres patas funcionan bien: dirigentes serios y con un plan, un técnico que trabaja y sabe lo que quiere y jugadores que entienden a que juegan. A pesar de haber perdido gran parte de los titulares del torneo pasado, Vélez sigue jugando a lo mismo pero con otros nombres, y por eso es lógico el resultado de hoy, donde incluso la diferencia debió haber sido mayor. River, en cambio, deberá cambiar muchas cosas y no seguir repitiendo errores del pasado, porque cuando uno tropieza dos veces con la misma piedra, es probable que la segunda vuelva a caerse y lastimarse igual que la primera…