Revista Cine
Ayer terminó la primera emisión del Festival Riviera Maya 2012 (RMFF 2012) con resultados más que positivos, aunque no sobraría hacer algunos ajustes para el año que entra. Primero vamos con lo bueno: un festival bien organizado –por lo menos así lo viví en Playa del Carmen, aclaro- que si bien es cierto tuvo dificultades iniciales con la logística del transporte, esto se fue resolviendo para el segundo día del festival. Para el tercero, ya todo estaba funcionando razonablemente bien. Es decir, la capacidad de reacción de los organizadores fue notable, así como la constante amabilidad de los muchachos y muchachas del staff.La sala de prensa, sencilla, pero de fácil acceso, con el internet siempre funcionando, y unos cines modestos pero funcionales en Plaza Pelícanos que, fuera del episodio del apagón del viernes, nos ofrecieron funciones impecables. La asistencia en Playa de Carmen fue consistentemente buena –ahí estábamos prácticamente todos los invitados, la prensa, la crítica naciona e internacionl, los jurados-, lo que no sucedió, tengo entendido, en los cines de Cancún, cuyos cines estuvieron desolados. Acaso aquí cabría pensar si es necesario tener dos sedes con tantos filmes a la vez. ¿No sería mejor, el año que entra, concentrar todo en Playa del Carmen y llevar a Cancún o Cozumel sólo alguna gala importante? Digo, es propuesta.En cuanto a la programación, no tengo mayores objeciones. Cuando voy a un festival y salgo de él después de haber visto una de las mejores cintas del año –como me pasó con La Vida sin Principios (To, 2011)-, esto quiere decir que el festival de marras valió la pena. Además de la obra mayor de To, vimos cintas importantes de Kassovitz, Wang y Kore-eda, y alguna sorpresa como Bonsái (Jiménez, 2011) y toda la competencia mexicana, con sus altas, sus bajas y sus bajísimas. No tengo problemas con los ganadores decididos por el jurado oficial y el jurado joven (Cuates de Australia y Los Últimos Cristeros ganaron el Kukulkán, dotado de 300 mil pesos que deben usarse para la promoción y distribución, minetras que Canícula fue la elegida por el jurado joven), aunque me hubiera gustado ver al lado de Cuates de Australia a Un Mundo Secreto o El Sueño de Lu. Sin embargo, entiendo por qué eligieron los jurados Los Últimos Cristeros, aunque no comparta su decisión. Total, algunos no se cansan de ver slow-movies; yo sí. ¿Conclusión? Si esta fue la "novatada" que hicieron la directora del festival Paula Chaurand y su equipo, apenas puedo esperar un año más para ver qué sucede en la segunda emisión. Por cierto, aguien me comentó que el promedio de edad de los organizadores del RMFF no pasaba de los 30 años. Puede ser que así sea: vi gente muy joven tomando las riendas sde todos los asuntos y dando órdenes por aquí y por allá, y esto incluye a la propia directora, la muy guapa señorita Chaurand. Es refrescante ver caras nuevas. Se agradece. Y más todavía el salir de un festival de cine sin tener el hígado encebollado por el mal cine y por el mal trato. Nos vemos por allá el año próximo.