Jin no tiene suerte en la vida.
Este manga sigue tomándose su tiempo a la hora de entrar en materia, de hecho no es hasta casi el final de este segundo tomo, cuando comienza a moverse la cosa y empezamos a ver situaciones interesantes con el dúo Jin y Zet como hilo principal. Y como no podía ser de otra forma, el protagonista vuelve a sufrir, no físicamente (más que nada, porque es complicado llegar a hacerle algo con la resistencia que tiene) sino a nivel mental y emocional a un nivel enfermizo.Toda la familia Amagi al completo me cae mal, no hay ni uno que se salve, ni si quiera Konoha. Su padre y su abuelo ya están pensados para resultar odiosos, pero el que se lleva la palma es su hermano. Un niñato mal criado, egoísta, que tiene una idea de justicia bastante deformada y que además se pone a jugar a hacerse el héroe con el único fin de conseguir sentirse bien (como se puede ver, adoro a esta familia xD). Sinceramente, la trama de los hermanos Amagi me sobra bastante.Por otro lado está el tema de los players, que parecen denominarse "evol" a ellos mismos. Su historia sigue estancada, aunque se ha dejado ver un misterioso personaje, que parece hacer el papel de una especie de policía que se encarga de los que se descontrolan... pero salvo esto, poco más se ha explicado.Zetman sigue sin convencerme, sigue sin coger ritmo. Salvo el dibujo y Jin (que empieza a interesarme) no hay mucho más que llame mi atención.