Rockear / Bailar / Volar

En ese orden es mi análisis de lo que pude ver en el Hot Festival Buenos Aires, en la fecha del sábado 20 de noviembre. Tres presentaciones. Esas que fui a ver; que me interesaban; y que me dieron mucho.
Rockear. Y vinieron los Stereophonics nomás; después de esperarlos bastante.
Recuerdo haber leído hace un tiempo una nota en la NME en la que el cronista les comentaba que se los podía definir como "una banda de pubs con suerte", y a Kelly Jones (líder, voz y guitarra) le había encantado esa definición. Yo agregaría "... con suerte, talento y laburo". Porque lo que vimos en ese escenario es a unos tipos que funcionan precisos y al servicio del talento y la gran voz de Jones. Se los veía apurados por completar el set en el poco espacio que les dieron (merecían más, no me hubiera molestado que Thievery Corporation cediera algo de su tiempo), pero así y todo se dieron tiempo para generar diferentes climas y subir y bajar intensidades muy hábilmente. La gente estaba con ganas de hacerlos sentir a gusto; de mostrarles que sabíamos sus temas. Y así fue. Repito, es una banda que podría tocar 2 horas y media con canciones pegadizas una tras otra. Pero bueno, será la próxima.
Si hablamos de rock/pop, estos muchachos digamos que les enseñaron un poquito a los músicos locales de cómo se debe parar una banda que no tiene gran parafernalia pero sí buenas canciones, y con eso ya estan a años luz de distancia de cualquier crédito local que se hagan llamar "banda".
Bailar. No conocía a Thievery Corporation. A ellos les asigné, internamente, la misión de sorprenderme; de hacerme descubrir algo. Y sí que lo cumplieron. En cuanto empezaron entendí porqué tocaban antes de los Massive. Eran (y fueron) el puente ideal para pasar del rock canchero (y ganchero) Galés a las oscuridades de Bristol.Me hicieron bailar, y valorar se presencia. Músicos increíbles, de los que destacaría al bajista, que no deja de moverse de un lado al otro mientras construye la base que termina de armar el esqueleto sonoro de éste colectivo musical por el que desfilan diversas voces, todas arengadoras, pero con justificación; porque cuando empezaba cada tema uno no podía evitar dejarse llevar. Soul, funk, dub+reggae (reggae solo me duerme, y esto no lo hizo), trip-hop, lounge, ingredientes étnicos. BienIgualmente sigo pensando que podrían haberle dado un poco menos de tiempo y más a los galeses; ah, ¿que había otra banda tocando en el escenario 2 y no era tan fácil mover la grilla?, bueh.
Volar. Con la cabeza bien abierta luego de esa diversidad sonora, recibimos a Massive Attack. Ahí es donde Robert 3D del Naja y los suyos nos sacudieron hasta las entrañas, demostrando que aún hoy siguen siendo una de las influencias más notorias en el rock, tal como sucedía en los 90´s. Desde los clásicos a los temas más recientes todo fue formando un remolino hipnotizante que nos tiró la mandíbula bien abajo. Y cuando todo se iba bien lejos aparecía esa guitarra machacante y voráz que nos dejaba sin carne. En cuanto a lo visual, todo era números, cifras, mundo, oscuridad cortada por luz blanca, luz blanca que nos habla de oscuridad, músicos viviendo su dimensión de la vida.Nosotros, desde nuestra dimensión, sentimos, vimos y escuchamos. Quedamos exhaustos, pero seguros de haber estado frente a tres grandes presentaciones que, cada una a su modo, dieron jerarquía a la segunda fecha del Hot Festival 2010.