Otro gran aporte de Carlos el Menduco para revivir una notable combinación de tango, jazz y rock psicodélico, el primer bandoneonista de la historia del rock argentino, un verdadero rupturista. Su obra simboliza una lucha artística y social con esa música rara y experimental de estilo inconformista y audaz, siempre comprometido con la realidad, sin miedo a enfrentarse de manera directa con la autoridad, sea cual sea. Música que simboliza una lucha artística y social que demarcó sus años futuros y que tiene en Todo Hoy una nueva escala. Otra obra que engalana nuestra Biblioteca Sonora. Otro genio que no debemos esperar a que muera para homenajearlo como se debe.
Artista: Rodolfo MederosÁlbum: Todo hoy
Año: 1978
Género: Tango / Jazz fusion / Rock psicodélico
Duración: 47:57
Nacionalidad: Argentina
Lista de Temas:
1. Y mil cosas mas - 04:53
2. Ultimos dias de marzo - 10:57
3. Tema para Gustavo y su pianoforte - 05:04
4. Retrato de Mariangela - 06:45
5. De como aquellos personajes se fueron a comer despues de la funcion y algunas cosas mas… - 02:33
6. Todo hoy - 08:57
7. Crecer de golpe (Soundtracks - Bonus Track) - 08:48
Alineación:
- Rodolfo Mederos / Bandoneon, Arreglos y Dirección
- Gustavo Fedel / Piano Acustico, Sitetizador de Cuerdas, Sintetizador MINI MOOG
- Francisco Arregui / Guitarra Eléctrica
- Oscar Glavic / Bajo eléctrico
- Gabriel Calderaro / Bateria
Este disco lo quería publicar ayer para que quede cerquita de las obras de Alas, pero bueh, no me dió el tiempo y se las dejo hoy. Nunca es tarde para un buen disco.
"Todo hoy" es otra notable combinación de tango, jazz y rock progresivo, editado al mundo por el sello francés Musea especializado en rock progresivo y en Argentina por Viajero Inmóvil Records.
Mederos es uno de los grandes genios de nuestra música, genialidad no sólo en lo interpretativo y en la concepción de su música, sino marcando conceptos destaclables de por sí. Su actividad abarca la composición de obras desde populares hasta sinfónicas, a través de distintas agrupaciones instrumentales, sin olvidar su condición de intérprete colmada de profunda musicalidad y su intensa actividad pedagógica que desarrolla tanto en talleres como en sus publicaciones específicas del bandoneón, la composición y la orquestación del tango.
Aquí un disco de 1978 en la versión remasterizada del 2015, en el momento en que Mederos estaba hechizado por Piazzolla y sin embargo quería escaparse de esa influencia, pretendía más. Pese a haber tocado con Piazzolla e integrado varios años la orquesta del otro genio del tango: Osvaldo Pugliese -junto con otros jóvenes músicos de su generación que participaban de una similar idea musical- buscaba su propio destino.
Luego de su experiencia junto a Generación Cero, Rodolfo Mederos graba con otra formación un nuevo álbum, manteniendo las ideas y sonoridad de su trabajo previo donde realiza uno de los mejores ejercicios de genialidad y libertad creativa al mixturar el Tango, el Jazz y el Rock Progresivo. Incluye como bonus track un tema que compila la música del film “Crecer de golpe” compuesta por él mismo en el año 1977.
Su triple fusión entre el jazz, el rock y la canción de Buenos Aires, sus rebuscados arreglos con reminiscencias impresionistas, su ruptura intencional, su búsqueda juvenil que quería transitar un nuevo camino en la música se basan en su visión no solamente del tango ni de la música, sino de la vida. Con cenceptos tan claros e irreverentes como los siguientes:
- Alimentarse del pasado y manifestar el presente es la idea que guía mi trabajo desde siempre, y aquí no importa cómo se llame esa música. Intenta despertar más que adormecer, preguntar más que responder, y en la medida que lo haya conseguido, tiene sentido para mí.
- Hay una suerte de piazzollización que es asfixiante. Sus piezas (por Piazzolla) son una luz, pero pueden enceguecer
- El tango no es únicamente música de la ciudad de Buenos Aires, sino música de las ciudades del mundo. Desde siempre creí que el tango no es una mera expresión local, a diferencia de otras músicas de naturaleza más folklórica. Gestado en el Río de la Plata e impregnado de los elementos musicales de la Europa central, se convierte en una expresión capaz de representar el sentimiento de los habitantes de cualquier centro urbano.
- Ninguno de los músicos del tango actual me emociona, yo me alimento de una sustancia que hoy no encuentro, estoy hambriento pero no pruebo nada que me satisfaga, aunque esto no quiere que no haya algún músico valioso que trabaja seriamente.
- Los que se asoman a este mundo y quedan subyugados por esta música tienen que hacer un largo camino, muy prolijo y minucioso para comprender ciertos secretos que sin ellos nunca podrán hacer nada; si no se hace este recorrido va a seguir ocurriendo lo que sucede ahora con el tango, que es una basura.
- Estamos en una situación en la que el tango pasó a ser una industria del espectáculo para el turismo desprevenido. No hay más que deformidad producto de la ignorancia de músicos que hacen esto porque lo recibieron de una orfandad. Es todo superficialidad y frivolidad que envuelve a esta música y la termina pulverizando.
- Creo en la gente joven, seguramente deben estar mal informada y deformada y carente de raíces, hay que conectarlos pero no solamente copiando a Pugliese porque el tango no es solamente una música sino una forma de ver el mundo. Los jóvenes que se entusiasman con esta música, enfrentan una realidad muy dura.
- Soy un ecologista del tango. Después de los Beatles, nos gusten o no, todo quedó viejo. En el patio de nuestras casas ya no está el tango, sino la cumbia.
- Ni la oposición ni el oficialismo ofrecen algo interesante para pensar. Destaco los logros sociales del kirchnerismo, pero no oculto mi mirada ácida sobre la profesión política.
- Creo que el hombre busca poder, siempre, sea en un sillón presidencial o en un escenario para que la gente escuche su música y lo aplauda. Mi poder es tocar una melodía, no quedarme con más guita.
A los 20 años Mederos formó el Octeto Guardia Nueva y llamó la atención de Piazzolla, y desde ese momento su especial ductilidad para fusionar con aire de tango diferentes ritmos y géneros le ha hechos transitar por un camino propio. Y luego de bastante deambular llegamos a éste disco, quienes hayan escuchado a "Generación Cero" ya se darán cuenta de cómo viene la mano y de lo que encontrarán en él, pero para comentarlo mejor recurro a muy buenos comentarios que paso a copiar...
Durante la segunda mitad de la década del ‘70, el entramado social en derredor del que se organizaban las vivencias y los destinos del pueblo argentino había alcanzado el punto que más se le acercó a la desintegración total, fruto de un par de años de sangre y otro par de plomo, ambos con la característica omnipresente del fuego como principal elemento, ya fuera en función expiatoria como en su rol disuasorio. Aquel juego de lineamientos que conocemos como reglas -y que de alguna manera limitan los poderes y legitiman los derechos no sólo de los ciudadanos sino también de sus mandamases- atravesaba un periodo de pertinaz y constante deslegitimación, donde todo parecía poder ocurrir y donde aquellos que detentaban el poder y la autoridad eran los principales causantes de rupturas entre lo que se desea del orden y lo que finalmente ocurre. Como se sabe, un golpe de Estado y una cruenta dictadura como la que arrasó con Argentina no es un proceso independiente de la circunstancia, sino más bien el funesto fruto de una no menos fatídica coincidencia de factores. Cierto es que la pugna por sectores de poder (y por maneras de gobierno, cuestión no menor) había hecho de la otrora robusta recuperación democrática argentina una concatenación tambaleante de voluntades, pero no menos cierto es que desde aquella vuelta a la voluntad popular los sectores seculares que se habían visto corridos de la consideración de autoridad y la disputa por ejercerla fueron los más prominentes causantes de aquella sostenida desintegración, horadando desde su posición -y con acciones muy puntuales y determinadas- a los sucesivos gobiernos constitucionales, con ejemplos fehacientes presentes en la en apariencia perpetua alternancia que se dio entre estos y los golpes de Estado en los tiempos de proscripción del peronismo y también en los pocos años en que a este partido le tocó gobernar, cuando amparados en los crecientes síntomas de violencia revolucionaria (y en un régimen que les permitió actuar y expandirse, claro está) los cuerpos militares se dieron por primera vez a las oscuras artes del secuestro, tortura y desaparición de personas que sería la marca registrada de sus andanzas una vez depuesto el gobierno peronista y galvanizado su tristemente célebre Proceso de Reorganización Nacional. Imagínense ustedes, entonces, a las dos subversiones conviviendo en un caldo de cultivo tan oscuro y ácido como dañino: la armada, que sirvió de excusa para las tropelías y crueldades del régimen militar, y la de las leyes, que eran consciente y concurrentemente pisoteadas por quienes debían sostenerlas. Si cualquiera podía morir en cualquier momento, y a manos de cualquier bando de criminales (en teoría) igualmente calificados para matar, ¿qué sentido tenía seguir manteniendo una postura respetuosa de los lineamientos que hacían al ser humano, si el ser humano mismo era el que estaba cuestionado en su propia esencia? A esto habría que sumarle, por supuesto, el nada desdeñable factor económico que azotaba al país en esos tiempos, fruto de otro descalabro del que sólo pueden ser culpados los miembros del gobierno de entonces, su culpa ya no diversificada hacia la teórica subversión sino a su propia incapacidad para manejar y administrar un territorio como el argentino. Un par de años de bonanza vacía en la seductora pero engañosa forma de las importaciones masivas características del neoliberalismo más rancio habían destruido en pocos meses la pujante industria nacional que el peronismo había buscado instalar como motor del consumo interno, y dejado a aquellos que se habían enriquecido con su auge siendo todavía más asquerosamente ricos, y a los que ya eran pobres o dependían en gran manera de su trabajo diario puro y duro como débiles miembros de una sociedad que los expulsaba de las formas más diversas: tampoco podían defenderse ante las acciones de sus empleadores, pues la prohibición de las huelgas e intervención de los sindicatos los hacían blancos fáciles para la represión que, a dos años de comenzada la dictadura, ya se tañía de un sesgo indiscriminado, lejos del teórico enfoque selectivo con que fue justificada en un principio. Nadie podía, entonces, hablar por ellos; ni ellos podían hablar por sí mismos. ¿Qué función cumplía la voz de los que necesitan expiarse, la expresión de los sentimientos, el arte, en todo esto? Pues una muy similar a la de la gente a la que estaba destinada: reprimidos, segregados, perseguidos, los artistas de las extracciones más diversas optaban por la vergüenza del exilio en lugar de quedarse aquí y arriesgar sus propias vidas en pos de seguir transmitiendo sus sensaciones y, quizás, hablar por sus conciudadanos atrapados en este ciclo funesto. Los pocos que se quedaron -que fueron bastante pocos- optaron por oblicuas, misteriosas referencias a la situación de esos años, so pena de ser castigados si la guillotina de la censura los hallaba demasiado cerca de las voces subversivas. Tal vez sea Charly García el único que, a caballo de su Máquina De Hacer Pájaros, supo combinar esa poesía esquiva con un sentimiento y una idea que representaran más directamente los bemoles de la sociedad de su tiempo. El resto de los músicos de la época optaron por variantes que no escatimaron en sofisticación técnica, pero sí en lo elocuente de su enfoque lírico.De mi discoteca
No hay obligación de transformarse en cantante de protesta, por supuesto, pero nos gusta pensar que cuando alguien sufre y no puede hablar, aquel que disfruta de las bondades de subirse a un escenario y cantar para miles puede hablar por ese compañero que ha sido cruelmente oprimido. No fue el caso del rock argentino de los años de plomo, que en pos de sobrevivir adoptó una postura un tanto tibia, con el cobijo particular de un estilo que no en vano fue apodado con el irónico mote de “azota”, nombre devenido de la idea de que se trataba de una música pensante, cerebral, muy enfocada en la azotea de la cabeza y no en el tic-tac del corazón. Como hemos visto varias veces por aquí, ayer incluido, el rock progresivo -que de ese género se trata- fue un paraguas creativo interesante, que prohijó diversificaciones interesantes de alto valor interpretativo e intelectual, pero que paulatinamente (como denunció la revolución del punk) fue perdiendo su lugar en la tierra de los hombres, elevándose hacia parnasos imaginarios montando corceles de mentira que llevaron a los siempre brillantes y complejos músicos que detentaban su membresía en la extracción a sentirse superiores a sus coetáneos, como si fueran ajenos a los sentires y las preocupaciones de su gente. Imbuidos golosamente en el fárrago de las historias fantásticas tornadas en ambiciosas obras conceptuales subdivididas en aparatosos movimientos, los intérpretes del rock progresivo se habían olvidado de sentir los aromas y los ruidos de la calle, encerrados a perpetuidad en su propia brillantez y en sus salas de ensayo y estudios de grabación cual si fueran druidas preparando su próximo sacramento doctrinario para liberarlo, en forma de mandato divino, a la ignorante sociedad que los circundaba. Por supuesto que en Argentina esto ocurrió por motivos que ya no estriban tanto en lo ególatra sino que se inscriben en el interés humano, pero el resultado fue exactamente el mismo: el rock progresivo argentino, por toda su genialidad y sofisticación, careció de una pata que lo conectase más a la tierra en un momento en que podía haber hablado, con su lenguaje inteligente y oblicuo, y echado luz sobre las tristes y ocultas arbitrariedades del Proceso. Por aquí hemos homenajeado a varios de estos intérpretes, y es menester volver a recordar que son tipos que se quedaron en esta tierra y le metieron huevo a una situación poco amigable para todo lo que fuera artístico. Pero así como les agradecemos por haber dejado una obra que testimoniara que aún en esos tiempos espantosos había arte por hacerse, también estamos en la obligación de mencionar esta silenciosa complicidad que su música configuraba para con un tiempo triste que necesitó de ellos mucho más, incluso quizás mucho más de lo que estaban capacitados para dar. Un aspecto que colabora con este sentir es que la música progresiva de esos años no posee un componente urbano característico, como pudo pasar con bandas como Los Jaivas en Chile, sino que se trata de una mera (aunque brillante por momentos) reinterpretación de los códigos usados por las bandas británicas. Pues bien, el hombre sobre cuya obra volveremos en el día de hoy rompe con ambos estereotipos, demostrando que se puede estar comprometido con la realidad y hacer música urbana, todo al mismo tiempo y sin tenerle miedo a enfrentarse de manera directa con la autoridad. Se trata de Rodolfo Mederos, un auténtico rupturista en la vena de su gran maestro Ástor Piazzolla, que nunca tuvo miedo a poner las manos en el fuego. Desde su participación fundamental en el último álbum de Invisible, Mederos pensó que el norte estaba en la fusión de la eterna música urbana porteña, el tango, con la nueva música urbana, simbolizada por el rock y el jazz, y hacia allí partió. Su seminal trabajo con Generación Cero, que aquí analizamos en detalle mediante su obra cumbre De Todas Maneras, simboliza una lucha artística y social que demarcó sus años futuros y que tiene en su continuador Todo Hoy una nueva escala. Unido a componentes venidos del rock (entre ellos el más notorio es Gustavo Fedel, tecladista de Espíritu y de De Todas Maneras) Mederos construye una colección de temas que, anclados en tonos tangueros, los superan con suficiencia y deconstruyen elásticamente, configurando una música de renovado sentir urbano cuya melancolía y estrépito pueden interpretarse como sufrientes ecos de las situaciones que confluían en el humor social argentino.
A ver, demos todos juntos una nueva loa a uno de los grandes genios de la música nuestra.
Nadie puede negar las virtudes de este excelente bandoneonista y original arreglador. Aunque debo confesar que su música nunca me conmovió, aunque admiro su coraje innovador.Ricardo García Blaya
En sus comienzos, estaba hechizado por Astor Piazzolla y sin embargo quería escaparse de esa influencia, pretendía más. Pese a haber tocado con Astor e integrado varios años la orquesta de Osvaldo Pugliese —junto con otros jovenes músicos de su generación que participaban de una similar idea musical—, buscaba su propio destino.
Este porteño nacido en el barrio de Constitución, cuya infancia transcurrió en Entre Ríos y que se fue a estudiar biología a la Universidad de Córdoba, es un estudioso del bandoneón.
Formó sus primeros conjuntos a partir de 1960 para tocar en las radios de la provincia y en la televisión. Su Octeto Guardia Nueva trascendió hasta tal punto, que el propio Astor al escucharlo en una de sus giras, le propuso que viajara a Buenos Aries.
Cuando pocos años después Piazzolla vuelve a Córdoba, lo invita a Mederos a participar en sus recitales.
En 1965, viaja a Buenos Aires y graba su primer disco Buenos Aires al rojo donde alterna obras de Juan Carlos Cobián y Astor Piazzolla con temas propios.
Luego de pasar dos años fuera del país, primero en Cuba y luego en París, vuelve a la Argentina y en 1969 se integra a la nueva orquesta de Osvaldo Pugliese, originada a raíz de la decisión de sus músicos, de seguir únicamente con el sexteto que recién habían armado: el Sexteto Tango. Allí comparte la fila de bandoneones con Arturo Penón, Daniel Binelli y Juan José Mosalini.
En 1976 forma un nuevo conjunto, de culto para algunos: Generación Cero.
La irrupción con su grupo Generación Cero fue poco convencional e irreverente. Su sonido intentaba un triple fusión entre el jazz, el rock y la canción de Buenos Aires. Lucía rebuscados arreglos con reminiscencias impresionistas. Era una ruptura intencional, una búsqueda juvenil que quería transitar un nuevo camino en la música.
El hecho que el conjunto contara con un bandoneón no significa que esta música rara y experimental conformara una variante del género tango, más allá que tocaran algún tango, porque no tenían ni el yeite, ni el ritmo y los arreglos modificaban la melodía, hasta tal punto, de hacerla irreconocible. No obstante, poco a poco fueron ganando un sector intelectual, ávido de novedades.
En 1976, aparece el primer larga duración, Fuera de broma, que inaugura toda una serie exhultante de este estilo inconformista y audaz. Lo siguen: De todas maneras (1977), Todo hoy (1978), Buenas noches, Paula (1983), Verdades y mentiras (1984) y Reencuentros (1989).
No obstante sus características, su propuesta fue adquiriendo trascendencia y su personalidad artística se fue consolidando, logrando el reconocimiento del público, especialmente en el extranjero.
Inicia la década del 90 con un firme posicionamiento en la escena musical y vuelve a las grabaciones con una nueva serie de discos compactos, con diversas formaciones: Tanguazo (1993), Carlos Gardel (1994), Mi Buenos Aires querido con un trío en el que participa el gran pianista Daniel Barenboim (1995), El día que Maradona conoció a Gardel (1996), El tanguero (1998) y Eterno Buenos Aires (1999). En el 2000, sigue su producción con el disco Tango Mederos-Brizuela y con otro que registra la música de la película Las veredas de Saturno que compusiera originalmente, veinte años antes.
Además de este film franco-argentino dirigido por Hugo Santiago (1986), tuvo a su cargo las bandas de sonido, o parte de ellas de: Crecer de golpe de Sergio Renán (1976), Memorias y olvidos de Simón Feldman (1987), Después de la tormenta de Tristán Bauer (1991), Diario para un cuento de Jana Bokova (1997), Sus ojos se cerraron de Jaime Chávarri (1998) y Contraluz de Bebé Kamin (2001).
En el año 1999, forma un quinteto con el pianista Hernán Posetti, el violinista Damián Bolotín, el guitarrista Armando de la Vega y el contrabajo de Sergio Rivas, responsables del disco Eterno Buenos Aires ya mencionado.
Su especial ductilidad para fusionar con aire de tango diferentes ritmos y géneros, tiene su manifestación más evidente, en la serie de recitales que participó, invitado por músicos del folclore, el pop y el rock. También se destacan sus colaboraciones en discos de Mercedes Sosa y Luis Alberto Spinetta, y más recientemente con el catalán Joan Manuel Serrat en su disco titulado Cansiones, aunque con este ya había participado anteriormente, en 1994, en dos temas del disco Nadie es perfecto.
En el plano docente, fue profesor titular de la Cátedra Elementos técnicos del lenguaje del tango, en la Escuela de Música Popular de Avellaneda.
Para cerrar, dos conceptos del propio Mederos que lo pintan de cuerpo entero: «En algún punto el arte debe irritar y provocar sospechas. El arte es auténtico cuando no es complaciente».
«Hay una suerte de piazzollización que es asfixiante. Sus piezas (por Piazzolla) son una luz, pero pueden enceguecer».
Y aquí les dejo los pocos comentarios en inglés que encontré...
Straight after his experience together with Generacion Cero, Rodolfo Mederos recorded a new album with a totally different musician line-up, albeit still maintaining the same ideas and sonority of his previous studio output. "Todo hoy" represents one of the best exercises in genius and creative liberty ever displayed by this true artist, by blending Tango, Jazz and Progressive Rock. The album also includes as bonus track a composition that compiles the music from the film "Crecer de golpe", which was written by himself back in 1977.
Straight after his experience together with the band GENERACION CERO, widely considered to be one of the best and most successful combinations of avant-tango and Progressive rock in History, Rodolfo MEDEROS recorded a new album with a totally different musician line-up. The artist chose to maintain the same ideas and sonority of his previous studio output though. Recorded in the year 1978, "Todo Hoy" represents one of the best exercises in genius and creative liberty ever displayed by this true artist, by blending tango, jazz and Progressive rock. This reissue jointly published by the labels Musea and Viajero Inmovil also includes as bonus-track a composition that compiles the music from the film "Crecer De Golpe", which was written by Rodolfo MEDEROS back in 1977. To be rediscovered !
Apparently Mederos is a marquee name in Argentina and has won Latin Grammy awards for Tango albums. This 1970s work combines jazz, rock and Argentine music quite effectively. It's quite complex, and will appeal to most fans of progressive rock, given the edgy rock instrumentation (guitar, bass, drums, piano, synthesizers). Mederos himself plays a bandoneón, which on the surface looks to be part of the accordion family but is actually closer to a concertina. Still, the sound is somewhat similar and gives you an idea of what to expect.ashratom
Peculiar chamber rock with a hint of Canterbury - who would expect that from the late 1970s Argentinean release? All-instrumental, tuneful, but at the same time pretty complex and compositionally well-developed. On the strength of the melodic content, it can only be compared to Tamarugo.levgan
Especial para que escuchen y se deleiten en el fin de semana largo. Ya saben dónde lo pueden encontrar, este disco los está esperando.
Ah! y no se olviden de apoyar estar obras, lo distribuye Viajero Inmóvil Records, si lo quieren comprar en su versión física avísenme que yo los contacto. Si lo quieren en su versión digital, lo pueden comprar desde Bandcamp.
El disco se puede conseguir por el espacio de Viajero Inmóvil Records, lo pueden escuchar o comprar en digital, pero también tienen la opción de comprar el CD físico escribiendo a [email protected]. Y los invito a revisar el catálogo completo de dicho sello porque tiene exquisiteces más que interesantes.