Hace cuarenta años, con la saga neonata y sin saber que la marca iba a cobrar tal dimensión en espacio y tiempo, unos jovencitos protagonistas se apuntaban a la "nueva esperanza" destruyendo la terrorífica Estrella de la Muerte. Cuando la plana mayor del bando rebelde les facilita los planos del objetivo a destruir se menciona tangencialmente que ha costado mucho lograrlos. Pues bien, este spin-off, este momentáneo desvío de la trama principal, nos saca del anonimato a esos héroes que lograron dicha gesta y narra precisamente la odisea del cómo y gracias a qué arrebatan al Imperio los conocimientos de cómo atacar su bélica joya de la corona.
Puestos en antecedentes, hay que advertir que este producto es un piscolabis previo al inminente episodio VIII para los hambrientos consumidores "starwarseros", y el que busque trascendencias mayores saldrá algo frustrado del cine. También hay que poner en letra mayúscula que en esta propuesta renuncia Disney a la captación masiva de generaciones muy infantiles, a las que tiene ya más que enganchadas, y a las peticiones de regalos navideños me remito; por tanto, a los progenitores fans y listillos que pretendan apuntarse un tanto "llevando al crío al cine" y hacer de ello un evento familiar, puede que en esta ocasión les convenga saber que, siendo apta para los más jóvenes, esta no es una película diseñada para contentar a dicho público.
Desde la óptica del seguidor, no tengo otra, aplaudo algunos componentes de la producción y me remuevo incómodo en la butaca con otros. En el primer saco puedo meter lo inusualmente oscura que es la atmósfera que lo envuelve todo, el protagonismo de otra jovencita, Felicity Jones, aunque no sea ya algo original, o el disfrute de ver en una trama nueva elementos míticos como la propia Estrella de la Muerte, o distintos personajes archifamosos que hacen su estelar cameo. Uno de esos guiños, a estas alturas no creo que haya quien no lo sepa, es un actualizado Darth Vader con más posibilidades tecnológicas y presupuestarias para sorprendernos con sus habilidades, pero que al que suscribe le da la sensación de estar viendo a alguien suplantando al verdadero. Puede que sea porque el casco no es el mismo, seguro tiene mucho de que en España la voz del irrepetible Constantino Romero se echa demasiado de menos (recomiendo la de James Earl Jones en su versión original, que sigue al pie del cañón). No sé si habrá algo más del nuevo Vader que a los que tenemos la Marcha Imperial de tono de móvil nos provoca una sensación rara, pero desde luego no es algo que el entusiasmo de los nuevos seguidores adolescentes no vaya a diluir con el tiempo.
En lo referente a lo artístico y lo técnico, ni que decir tiene que el presupuesto en el que se mueven ya estos eventos no hace imaginable que la cinta no satisfaga las expectativas y la ambientación no sea la adecuada, ventajas del éxito y de los grandes estudios. La inversión inicial, lo que en los setenta era el gran problema de hacer una producción de este tipo, ahora se da por más que superado.
Así las cosas, lo que sí podemos concluir es que el sobrenombre de "una historia de Star Wars" parece que a alguien se le haya hecho necesario colocarlo ahí siendo consciente de que la sensación general cuando acaba (sobre todo cuando acaba) la historia, es que se trata de otra cosa algo distinta. Que cada cual, no se me enfaden ni unos ni otros, juzgue si lo considera positivo o negativo.
Dirección: Gareth Edwards. País: USA. Duración: 134 min. Género: Acción, ciencia-ficción, fantástico, spin-off. Intérpretes: Felicity Jones, Forest Whitaker, Mads Mikkelsen, Ben Mendelsohn, Alan Tudyk, Donnie Yen, Diego Luna, Riz Ahmed, Jonathan Aris, Jimmy Smits, Alistair Petrie, Genevieve O'Reilly, Valene Kane, Warwick Davis. Guión: Chris Weitz; basado en los personajes creados por George Lucas. Fotografía: Greig Fraser. Música: Alexandre Desplat. Estreno en España: 16 Diciembre 2016.