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El Rolex Learning Center, ubicado en el campus de la École Polytechnique Fédérale de Lausanne (EPFL), es un centro de aprendizaje que incluye diversos programas como una biblioteca, un salón multiusos, zonas de trabajo colaborativo, una cafetería, un restaurante y espacios exteriores.
Diseñado por el renombrado estudio japonés SANAA, encabezado por Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa, el edificio se concibe como un espacio fluido y orgánico que redefine los modos tradicionales de enseñanza y convivencia. Con una extensión de 22.000 m², se presenta como un espacio continuo, cuyas líneas ondulantes en el techo y el suelo parecen fundirse en un todo, dando la impresión de un organismo que respira y se adapta.
Su diseño se distingue por la falta de apoyos visibles, lo que permite que el edificio parezca flotar sobre el terreno, tocando apenas el suelo y dejando grandes espacios abiertos. Esta estética fluida se ve acentuada por el uso estratégico de los materiales y la forma del volumen, propiciando una relación armoniosa entre el interior y el entorno exterior.
La fachada del Rolex Learning Center es una de las características más impresionantes del proyecto, que destaca por su tratamiento experimental y su relación dinámica con la estructura interna. La superficie acristalada cubre aproximadamente 4.800 m² del edificio, lo que permite una interacción constante con la luz natural y el paisaje circundante.
El muro está estructurado en un sistema de paneles de vidrio que se fijan a marcos de acero en forma de T. En algunos sectores, el vidrio curvado se utiliza para generar una mayor continuidad visual, sin necesidad de lamas o perfiles visibles para ofrecer una visión clara del paisaje exterior, especialmente en las zonas de patios. Por otra parte, la elección de este material también contribuye a potenciar la eficiencia energética de la construcción, ya que se reduce la necesidad de iluminación artificial, mejorando la calidad del ambiente interior.
El uso del vidrio no se limita a la fachada. El interior también utiliza este material para definir espacios privados sin recurrir a tabiques sólidos. Las denominadas “burbujas” de vidrio crean pequeñas áreas de trabajo o encuentro, ofreciendo un ambiente íntimo pero conectado con el resto del edificio. Estos espacios acristalados favorecen la privacidad sin renunciar a la transparencia y la comunicación visual entre los usuarios del espacio.
Además, en combinación con las suaves pendientes interiores y las terrazas, las superficies acristaladas permiten una gran flexibilidad. El edificio está diseñado para adaptarse a nuevas necesidades a lo largo del tiempo, absorbiendo cambios en los métodos de enseñanza, tecnologías y usos funcionales.
En este sentido, el diseño interior busca fomentar la interacción y la sociabilidad, eliminando las barreras físicas tradicionales. Zonas de estudio, auditorios y espacios comunes se intercalan de manera natural, lo que favorece la convivencia entre los diferentes programas.
Además de la presencia de vidrio, predominan otros materiales como acero, madera y hormigón. El techo, una estructura de acero y madera, se extiende paralelamente al suelo, ambos elementos construidos con precisión para seguir la geometría del diseño orgánico del edificio. El concreto, utilizado para la losa del suelo, fue vertido con un encofrado de alta precisión que permitió una textura pulida y continua, esencial para crear el ambiente fluido y sin interrupciones.
El Rolex Learning Center es una obra maestra de la arquitectura moderna que desafía las convenciones tradicionales de los espacios educativos. Su diseño fluido y orgánico, apoyado en una innovadora estructura de vidrio y concreto, crea un ambiente donde la luz, la forma y la funcionalidad se integran de manera única.
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