Empezó fuerte la Serie A tras el parón por la jornada clasificatoria para el Mundial con un Roma - Nápoles en el Olímpico. La victoria, que cayó para los locales gracias a dos tantos a balón parado de Pjanic (uno de penalty) fueron la rúbrica a un partido intenso, impreciso y algo lento en la segunda mitad pero del que era imposible apartar la mirada porque parecía que en un pestañeo te podías perder algo. Debe ser la mágica atracción que genera el Calcio que ni tan siquiera Maradona se quiso perder.
La victoria no sólo permite a la Roma mantener su posición privilegiada en este Scudetto, sino que le permite firmar unos números realmente asombrosos: pleno de victorias, veintidós goles a favor y sólo uno en contra. Un récord que hasta mejora su inicio en comparación con la temporada en la que alzó su última título liguero en 2002 con Fabio Capello al mando del equipo. Precisamente muchos miran al banquillo a la hora de comenzar a explicar el espectacular arranque romanista ya que Rudi García no contaba con experiencia alguna en el fútbol italiano y su estreno está dejando un poso importante en el fútbol europeo.
El técnico galo saltó a la fama gracias a su quinquenio al cargo del Lille donde consiguió el doblete en 2011 ganando la Ligue 1 y la Copa de la Liga. Pero más allá de estos títulos, el juego que desplegó el equipo y la forma en la que trabajó con jugadores como 'Gervinho', Hazard o Debuchy daba a entender que García era un entrenador moderno y ambicioso. Llegar a la Roma después de que el equipo iniciara un proyecto con Luis Enrique y lo radicalizara con Zeman (sin contar interinos) sí que podía ser una opción más equilibrada entre el asturiano y el checo. Sólo la corta experiencia en la élite planteaba dudas después del batacazo que se dio Luis Enrique.
Pero Rudi García ha optado por dar pasos muy seguros, adaptando su sistema a automatismos que ya conocía el equipo, recuperando a 'su' 'Gervinho' cuando parecía lejos de cumplir las expectativas a su llegada a la Premier y encontrándose (y sabiendo trata) al icono romanista, desde hace veinte años, Francesco Totti, quien por cierto ayer acabó lesionado, dándole un rol libre en tres cuartos y éste respondiendo a un nivel que plantea a Prandelli llevárselo a Brasil.
Sólo la Juve había firmado un arranque similar en puntos y, las tres veces que lo hizo, ganó el Scudetto. Una efeméride que desata la euforia entre los tifosi giallorossi no así tanto, de manera pública, entrel equipo, que sabe de donde viene en los últimos años y sobre todo, lo que queda aún por delante. Dicen que parte de este éxito de inicio es debido a un calendario poco exigente, de momento ya ha ganado al Inter a domicilio, a la Lazio en el derby y anoche al Nápoles con solvencia.