Alguien me pasó un artículo de The Atlantic, cuyo título en español sería “Citas en el espectro autista” y se refería a las citas románticas. Enseguida me llamó la atención porque era algo en lo que nunca me había detenido a pensar, yo asumía que no era un aspecto de la vida al que ellos le dieran mucha importancia. Después de terminar el artículo me di cuenta que estaba muy equivocada. Ellos están muy interesados en las relaciones amorosas, pero sus dificultades sociales, entre otras, no se las hacen muy fáciles.
Una de las historias que comparte el artículo es la de Paulette Penzvalto, ex concursante de Señorita América y cantante de ópera formada en Julliard, quien sabía que tenía un concepto de romance diferente al de sus ex novios y al de la mayoría de las personas. Su idea de una cita incluye el siguiente protocolo, en sus propias palabras:
“Honestamente, si quieres ser romántico conmigo, mandame un e-mail a través de Outlook y dame todas las fechas, ubicaciones y tiempos posibles, así puedo prepararme. La gente tiende a pensar en el romance como el estímulo del momento y excitación, yo pienso en el romance como cosas que tienen sentido y son lógicas”.
Sin embargo, y esta es la parte más interesante de la historia, ella desconocía por qué le pasaba esto, hasta que, a la edad de 31 años, fue diagnosticada con autismo.
El caso de Penzvalto resalta lo difícil que puede ser involucrarse en relaciones románticas siendo un persona con autismo. Muchos autistas altamente funcionales tienen deseos de tener citas románticas con otros. Sumado a esto, las tasas de autismo han aumentado dramáticamente durante las últimas dos décadas, razón por la cual se ha centrado el foco en las intervenciones tempranas y se ha dejado un poco de lado a los adolescentes y adultos con esta condición, quienes claramente necesitan ayuda, especialmente cuando se trata de construir una relación amorosa. Con las personas en el espectro hay que considerar cuidadosamente los lugares y las cuestiones sensoriales (sonidos y luces) que podrían ponerlos muy incómodo. Sin dejar de mencionar lo que tiene que ver con el contacto sexual.
“Podría generarles malestar si alguien los besa ligeramente o les agarra la mano. Necesitan presión y eso no es lo que comúnmente uno piensa del amor romántico y tierno,” dice Dorsey Massey, un trabajador social que ayuda a llevar a cabo citas y otros eventos sociales a personas con diferentes discapacidades intelectuales.
Tal vez por todas estas cuestiones, que caracterizan a la persona con autismo y que van un poco en contra del concepto de “romance normal”, es que raramente se los considere en este tipo de contextos. Con respecto a esto, la autora del artículo expresa que una queja constante entre los individuos autistas es el concepto errado que muchos tienen de que ellos no pueden expresar amor o interés por otros. Alex Plank, el otro testimonio en el que se centra el artículo, y fundador de WrongPlanet.net (una comunidad autista muy popular),
dice:
“Yo pienso muchas veces que alguien sale en una cita con alguien en el espectro y piensa que son robots. Es difícil leernos si no decimos nuestros sentimientos explícitamente, pero todos los sentimientos están ahí.”
De hecho, las personas con autismo podrían tener mayores capacidades emocionales. “Estudios han mostrado que los individuos con autismo pueden tener sentimientos que son más fuertes y profundos que los de aquellos sin autismo,” dice John Elder Robinson, autor del bestseller “Look Me in the Eyes” (Mirame a los Ojos) y un defensor del autismo. “A pesar de esto, esos sentimientos pueden ser invisibles para los de afuera porque no los mostramos. Porque no mostramos [ los sentimientos] o la respuesta esperada, las personas hacen suposiciones erróneas sobre la profundidad de nuestros sentimientos hacia otras personas.”
La Dra. Elizabeth Laugeson, una profesora en UCLA, quien también fue entrevistada para el artículo, agrega: “Si le preguntas a una persona con autismo si querrían una relación romántica, probablemente digan que sí, pero posiblemente también digan que no saben cómo conseguirla.”
Esto enfatiza el hecho de que las personas con autismo están muy interesadas en las relaciones amorosas solo que, por las características propias de su condición, se les hace muy difícil. También hay una escasez de programas que enseñen efectivamente las habilidades necesarias para relacionarse románticamente con otros.
“Si le preguntas a una persona con autismo si
querrían una relación romántica, probablemente digan que sí, pero posiblemente también digan que no saben cómo conseguirla.”
“Las intervenciones tempranas pueden mejorar significativamente los resultados, pero los niños crecen, y no tenemos los servicios apropiados,” dice Laugeson, quien sirve como directora para el PEERS en UCLA, un programa que enseña habilidades de interacción social, incluyendo las románticas, a adolescentes y adultos jóvenes en el espectro.
“Sabemos que las personas con autismo piensan muy concretamente. Las habilidades sociales pueden ser comportamientos abstractos difíciles de describir, pero tratamos de desmenuzarlos en pasos concretos,” dice Laugeson.
Por ejemplo, PEERS toma el aparentemente trivial, pero en verdad complejo, acto de coquetear y lo traduce en una lección paso a paso. “Primero, los miembros de una pareja notan al otro en un lugar. Hacen contacto ocular y miran para otro lado, y vuelven a mirar y mirar para otro lado. El mirar para otro lado hace saber que eres inofensivo, pero un error común que una persona con autismo puede cometer es mirar fijamente, lo que puede parecer temible y asustar a una persona,” dice Laugeson. También se instruye específicamente a los individuos con autismo sobre cómo sonreír y por cuánto tiempo ya que “otro error común es una sonrisa muy grande antes que una ligera. Una sonrisa grande puede ser aterradora.”
Aunque para las personas neurológicamente normales el acto de coquetear sea algo de lo más natural y hasta divertido, los autistas lo ven sumamente complicado y sin sentido, en palabras del propio Plank:“Todavía no le encuentro el sentido a coquetear. Parece una pérdida de tiempo.” Sin embargo es necesario para que se pueda dar una cita, así es que Plank y Laugeson trabajaron en un video para enseñar a su comunidad en WrongPlanet cómo coquetear. “Si lo piensas lógicamente, dices cosas que normalmente no dirías, así que es más difícil. Hay todo un set de cosas con las que tienes que lidiar.”
En la universidad, Plank no tenía quién lo guiara, así que tuvo que ingeniarselas solo, estudiaba a los chicos que eran exitosos consiguiendo citas y comenzó a imitar su conducta. Se dio cuenta de que la clave era mostrarse seguro. Pero, lamentablemente, esto significa otro problema para las personas en el espectro, porque según Plank: “Constantemente no somos capaces de leer si una persona está interesada, así que puedes tener una inseguridad sobre si le gustas a la persona con la que estás saliendo.”
Si bien las desventajas y complicaciones que nombramos aplican para todos los autistas, los hombres en el espectro podrían tener más desventajas con respecto a las mujeres. Robinson lo expresa así: “Para los chicos en el espectro es una cosa de una sola dirección. Podemos estar interesados pero no tenemos forma de saber si ellas están interesadas en nosotros.”
Podemos estar interesados
pero no tenemos forma de saber si ellas están interesadas en nosotros.”
En cambio las mujeres podrían tener una ventaja entre sus rasgos autistas. Un rasgo común en las personas en el espectro es ser extremadamente lógicos y francos y, si bien un hombre franco puede ser rechazado por las mujeres o abofeteado (pensá cómo reaccionaría una mujer si su cita le dijera: “si, te ves gorda en ese vestido”), si consideramos ese famoso estudio de 1989 donde una investigadora recibió respuestas positivas al solicitar sexo a hombres en la calle el 69 a 75% de las veces, mientras que su contraparte masculino no recibió ni un solo sí, podemos concluir que las mujeres que son francas suelen ser premiadas por ello. “Especialmente si son hombres neurológicamente normales, realmente atractivos, aprecian cuando las mujeres son francas,” dice Plank.
Penzvalto también nota esto, aunque no necesariamente piensa que las mujeres con autismo la tienen más fácil : “He encontrado que las personas neurológicamente normales realmente aprecian las cualidades que poseen los individuos en el espectro: completa honestidad y una casi incapacidad de mentir.”
Por otro lado, ambos sexos en el espectro luchan igualmente con el miedo al rechazo. Ya que mucho de las citas para adultos autistas es prueba y error, el riesgo de errores, y frecuentemente errores vergonzosos, es alto. Jeremy Hamburgh, un especialista en citas para personas con necesidades especiales, incluyendo a aquellos en el espectro autista, ha notado cuán duramente toman sus clientes el fracaso inicial con las citas. “Los riesgos y recompensas son muy diferentes a los de las personas neurológicamente normales. La persona neurológicamente normal puede salir y conocer a diez y que le vaya bien con una persona y sentir éxito, pero para uno con necesidades especiales que ha sido rechazado toda su vida, eso puede lastimar su autoestima,” dice él.
Aquí es donde tenemos que considerar que los
diagnósticos no siempre son malos, no siempre empeoran la situación de las personas, sino que algunas veces las liberan.
Plank concuerda, ya que ha visto amigos suyos en el espectro alejarse rápidamente de las citas por miedo al rechazo: “Es un juego de números de muchas formas y dado que las personas en el espectro piensan en blanco y negro, piensan que están haciendo algo mal. Desearía que más gente en el espectro supiera que se necesita práctica, que necesitas salir a más citas,” dice él.
Peor aún, los autistas a veces llegan a echarse la culpa por no presentar normas neurológicamente normales para las citas y el romance. Mientras entrevistaba a personas en el espectro para su documental Autism in Love (todavía produciéndose, pero tiene un video muy ilustrativo en inglés) el cineasta Matt Fuller notó cómo: “Cuando algo es percibido como inapropiado, y se aborda, se avergüenzan y eso los lleva a un agujero de conejo de pensamientos autocríticos.”
De hecho, durante uno de esos tipos de peleas en una relación al principio de este año fue que Penzvalto decidió ser evaluada para autismo. Se dio cuenta de la frustración de sus novios anteriores sobre su “pensamiento rígido” y sus “problemas con los límites”, y que todo podría ser explicado por el autismo; y una evaluación psicológica posterior lo confirmó. Sin embargo, no se sintió alarmada, sino más bien aliviada. Y aquí es donde tenemos que considerar que los diagnósticos no siempre son malos, no siempre empeoran la situación de las personas, sino que algunas veces las liberan.
No necesariamente todos los miembros en el espectro comparten este sentimiento, pero darse cuenta de por qué ella veía al amor y el romance de la forma en que lo veía la liberó de la presión de los patrones neurológicamente normales. Ella lo explica así: “La liberación número uno que encontré en el diagnóstico es que no necesito realmente ceder a la idea de una pareja sobre cómo debería ser o verse una relación,” dice ella. “Es realmente liberador saber que he estado viviendo mi vida de una determinada manera y que eso está bien.”
Fuente: TheAtlantic
Imagen: HannahWebb (Flickr)