Continuamos reanimando el blog. Si la semana pasada recopilábamos las reseñas de algunas de las películas destinadas a convertirse en los rompetaquillas de 2014, hoy damos un repaso a algunas de las últimas novedades del panorama independiente.
Empezamos con el esperado regreso de Wes Anderson con la particular El gran hotel Budapest. A estas alturas considero casi indiscutible que Anderson es, por méritos propios, uno de los jóvenes maestros surgidos del cine americano durante los últimos veinte años. Posee una excelente carrera plagada de películas de inconfundible sello personal que nos ha dejado obras maestras como Los Tenenbaums o Fantastic Mr. Fox. No obstante, el éxito comercial y el reconocimiento del público no le acompañó hasta el estreno de la entrañable Moonrise Kingdom en 2012. Ya consagrado con legiones de fans, Anderson vuelve con una película sumamente entretenida en la que pueden apreciarse la mayoría de las características de su cine: la trama se desarrolla como una serie de historias dentro de otras, la obsesión por los planos simétricos roza lo enfermizo y el uso de dioramas es un verdadero lujo. La película nos traslada a un hotel del Este de Europa a principios del siglo XX, cuando el gerente y su nuevo botones se ven envueltos en una sucesión de enredos y crímenes desesperados que tienen que ver con la herencia de una huésped ricachona. Se echa en falta el transfondo de las dinámicas familiares que pueblan las películas de Anderson, si bien en esta ocasión la relación paterno-filial ha sido sustituida por una de mentor-alumno entre la pareja protagonista y por escenas de sexo y violencia nunca antes vistas en la filmografía del director. También sorprende la ausencia de canciones pop, aunque no casaban demasiado con la ambientación. Aun así, Alexandre Desplat firma una banda sonora delirante que iguala a su trabajo en Moonrise Kingdom. Muchos de los habituales de Anderson se dejan ver en un reparto coral formado por Willem Dafoe, Adrien Brody, Jeff Goldblum, Edward Norton, Tilda Swinton y por supuesto Owen Wilson, Jason Schwartzman y el gran Bill Murray, a quienes se les suman Saoirse Ronan, Jude Law, Léa Seydoux, el debutante Tony Revolori y un recuperado Ralph Fiennes. El gran hotel Budapest hará las delicias de los incondicionales de Anderson y encandilará al resto, pues posiblemente estemos ante la primera gran película de 2014.
Ficha de la película.
Bastante más desapercibida ha pasado Under the Skin, el nuevo trabajo del director británico Jonathan Glazer (Sexy Beast). Basada en la novela homónima de Michael Faber, la película nos cuenta la historia de una alienígena que se hace pasar por una atractiva mujer para atrapar hombres en Esocia y vender su carne a su raza extraterrestre (sí, es una versión más fina de Mal gusto, la ópera prima de Peter Jackson). Que nadie espere una película de grandes efectos especiales o un thriller tipo La invasión de los ladrones de cuerpos, pues estamos ante un filme abstracto en su ejecución. El ritmo de Under the Skin no es apto para todos los públicos, se recrea en los detalles y las repeticiones y en ocasiones puede llegar a aturdir y aburrir a los presentes. Por suerte, la historia presenta pinceladas interesantes acerca de una alienígena rebelde que descubre su propia humanidad mientras recorre los páramos escoceses. Acompañada de un reparto de desconocidos, Scarlett Johansson brilla con una interpretación contenida y sugerente.
Ficha de la película.
Otra película que apenas ha gozado de distribución es Only Lovers Left Alive, el regreso de Jim Jarmusch. Todavía no he podido acercarme demasiado al trabajo de este autor, pero su nueva película supone un pequeño gran triunfo en su filmografía reciente. Nos narra la historia de una pareja de vampiros, curiosamente apodados Adán y Eva, al borde del hastío existencial debido a los siglos que llevan juntos y a la estupidez que observan en la raza humana del presente. Su anodina normalidad se altera con la llegada de la rebelde vampiresa Ava. Jarmusch compone una película interesante que recupera el concepto del vampiro clásico (nada de Crepúsculos baratos, por favor) en una trama que avanza a paso lento y está cargada de las más diversas referencias culturales (resultan impagables los nombres que adopta el médico que les proporciona sangre humana para su consumo). Puede hacerse demasiado larga, pues sobrepasa las dos horas y el tramo final se resiente. Aun así, merece la pena por recuperar a los vampiros como tal y por las divertidas interpretaciones de Anton Yelchin (Star Trek), Mia Wasikowska (Jane Eyre), Tilda Swinton y el cada vez más versátil Tom Hiddleston, alias Loki.
Ficha de la película.