Rooney, desequilibrio permanente

Manchester United y Liverpool se enfrentaron por tercera vez en la temporada y si bien gran parte del protagonismo se lo llevaron Luis Suárez y Patrice Evra, quien nuevamente ocupó la primera plana por lo realizado en el campo de juego fue Wayne Rooney.

Por los dos goles que marcó y que iniciado el complemento dejaron prácticamente sentenciado el encuentro, pero también por su intimidante presencia y siempre remarcable influencia en el juego de su equipo, Rooney volvió a demostrar porque es el principal arma de desequilibrio con el que cuenta el United y compartiendo cartel junto a Paul Scholes se erigió en figura excluyente del encuentro.

Autor de cuatro tantos en los últimos dos encuentros, “Wazza” se bastó de solo cinco minutos para dejar sin opciones al Liverpool y traducir en el marcador el marcado dominio de su equipo. Primero beneficiándose de un leve desvió de Steven Gerrad a la salida de un corner ejecutado por Ryan Giggs y despachándose con una bolea extraordinaria e instantes después dando muestras de serenidad al momento de definir cara a cara ante Pepe Reina luego de ser asistido por Antonio Valencia tras una salida en falso del joven Jay Spearing.

Es una gran sensación la de marcar dos goles contra el Liverpool en Old Trafford, es algo que yo había soñado cuando era un niño. Nos ayudó a ganar el partido y conseguir los tres puntos”.

De poco sirvió el descuento de Suárez y el posterior arreón final del Liverpool, anodino y sin ideas. La realidad no se modificó y transcurrido el tiempo el encuentro finalizó con el balón siendo retenido en el banderín del córner por quien elevando a 17 su cosecha de tantos anotados en lo que va de la Premier League había hecho posible la ventaja y como consecuencia el provisorio liderazgo. Así lo quiso el destino. Fue un justo premio para el mejor.