“¡Aquí, cíclope! Bebe vino después que has comido carne humana, para que veas qué bebida escondía nuestra nave”Así hablé, y él la tomó, bebió y gozó bebiendo la dulce bebida. Y me pidió por segunda vez:“Dame más de buen grado y dime ahora ya tu nombre”Cuando el rojo vino había invadido la mente del cíclope, me dirigí a él con dulces palabras:“Cíclope, ¿me preguntas mi célebre nombre? Te lo voy a decir. Nadie es mi nombre, y Nadie me llaman mi madre y mi padre y todos mis compañeros”La Odisea Canto IX – Homero S.IX AC.
Un recuerdo mitológico volvió a cruzarse en mi camino en el último cuarto menguante , cuando mi lucha frente al gigante de un solo ojo, mi particular Polifemo, se me hizo mas que presente, totalmente real ; nada mas lejos de mi ánimo que acercarme a las hazañas de Odiseo , rico en ardides, pero pasajes de mi azarosa vida me hicieron entrar en la propia caverna del gigante , perdida en la soleada isla de los cíclopes , con la misma intención que Odiseo, es decir, llevarme alguno de los dulces y jugosos presentes que Polifemo guardaba celosamente en su caverna , franqueada su entrada con una pesada roca que sólo él podía mover , y poder así seguir mi camino a la soñada Itaca ; cuenta Homero que , una vez descubiertos y apresados por el gigante,Odiseo y su tripulación logran emborracharlo con vino griego sin aguar, hasta hacerlo derrumbarse , siendo entonces cuando el propio Odiseo, ansioso de vengarse de los males que Polifemo le infligía , le clavó una llameante estaca de olivo en el ojo, para dejarlo fuera de combate un buen tiempo.
A veces las pasiones nos alejan de los campos elíseos , y la soberbia por la efímera victoria, nos anima a gritar nuestro nombre, como Odiseo hizo con Polifemo, lo que después le trajo grandes desgracias, ya que Polifemo era hijo de Poseidon, y este , en venganza, hizo todo lo posible porque nunca Odiseo volviese a ver a la hermosa Penélope, musa y fuente de su ingenio y su fuerza ; mi Polifemo particular sigue lanzando sus enormes piedras al mar, desde la entrada de su caverna, buscando sin éxito alcanzar mi barco a ciegas , y aunque a veces roza mi negra nave, mi determinación apenas resulta arañada, ni mi ánimo se quebranta . Buen vino sin duda es el que Odiseo utilizó para este fin , tan interesante seguro como el Ribera que hoy os traigo.
- Odiseo en la Cueva del Gigante Polifemo de Jakob Jordaens (1593-1678)