Revista Ciencia

Rosetta en los tiempos del cólera

Por Alma Ruiz Velasco @almaruizvelasco

El pasado 12 de noviembre la Agencia Espacial Europea aterrizó un robot en un cometa. Este enorme logro para la humanidad también puede ser un símbolo de esperanza en momentos difíciles.

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La sonda Philae en la superficie del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko. Abajo a la izquierda se puede apreciar una de las patas del robot. Imagen cortesía de ESA/Rosetta/Philae/CIVA

El jueves, mientras yo daba una plática sobre el futuro de la exploración espacial, el pueblo quemaba una efigie del presidente de la república. Mexico está en medio de una crisis social, un escándalo de corrupción que ya le ha costado la vida no solo a 43, sino a muchos más. Días antes cuando preparaba mi presentación para la Universidad Autónoma de Aguascalientes yo misma entraba en una crisis. ¿Cómo se hace para que a los habitantes de un país con tantos problemas les importe que una nave se pose sobre un cometa? o ¿cómo justificar el costo millonario de la misión Rosetta sin que se sientan ofendidos?

En los años 60′s Estados Unidos se encontraba en una situación similar. Por un lado, el movimiento de los derechos civiles dejó de ser pacífico en 1968 tras el asesinato de su líder Martin Luther King Jr. (premio Nobel de la paz en 1964). Las protestas llenaron las calles de varias ciudades, principalmente Washington, Baltimore y Chicago, ésta última con un saldo de 11 civiles muertos.

Por otro lado, la NASA se veía en aprietos para cumplir con la demanda del presidente John F. Kennedy (asesinado en 1963) “poner a un hombre en la Luna y traerlo a salvo a la Tierra  antes de que termine la década”. El programa espacial también había cobrado su cuota en vidas humanas; Durante una práctica en la plataforma de lanzamiento en Cabo Cañaveral, tres astronautas murieron dentro de la cápsula del Apollo 1:  Gus Grissom, Edward White y Roger Chaffee. Un corto circuito desató un incendio dentro de la cabina, que al estar presurizada y llena de oxígeno puro tomó la vida de sus tripulantes en unos cuantos segundos.

Con la llegada del hombre a la Luna algo cambió. La historia cambió. Las misiones Apollo pudieron haber jugado un papel muy importante en la mentalidad de los americanos durante esos años de agitación. Los llenaron de orgullo, les dieron identidad y seguramente muchos se sintieron inspirados para seguir sus sueños. Andrew Chaikin habla de este sentimiento en su libro “A Man on the Moon”:

En los últimos días de 1968, había una sola imagen –pura, impresionante, incluso sagrada– que contrastaba con un año lleno de violencia. Era la fotografía de la Tierra, alzándose por encima de la cara maltrecha y sin vida de la Luna. Apollo 8 fue más que una misión espacial exitosa; fue un momento brillante para una nación que vivía los primeros espasmos de la desconfianza en si misma. Aún cuando Vietnam amenazaba con convertirse en una guerra que America no podría ganar, aquí se conseguía un triunfo americano. No mucho después de que Borman, Lovell y Anders regresaran a Houston, Borman recibió un telegrama de alguien a quien nunca había conocido. Decía “Ustedes salvaron 1968″.

Las revoluciones sociales sirven para sacudirnos el conformismo y mirar más alto. No se trata de levantarse en armas, se trata de cambiar desde adentro, de tomar conciencia de nuestras acciones y pensar en cómo éstas afectarán a cada generación que exista después de la nuestra. Tal vez llegue un momento en el que tengamos que zarpar al océano helado que es el espacio profundo en busca de un lugar para vivir. Y deberíamos de empezar a hacerlo ahora que la Tierra nos necesita afuera, dejándola que se recupere, no cuando sea nuestra última salida.

Explorar se trata de alcanzar nuevos horizontes, y es lo único que puede salvar a la humanidad de su extinción. No podemos detener los grandes proyectos porque haya niños muriendo de hambre en el mundo. Y quiero que me entiendan bien. El hambre, la contaminación y las enfermedades son problemas muy graves, pero donar los 1400 millones de euros que costó la misión Rosetta a la caridad no va a acabar con ellos. No vamos a llegar a Marte el día que se firme la paz mundial.

Rosetta es más que solo fotos en 3-D y cortos de ciencia-ficción, es sobre nuestros orígenes, sobre nuestros miedos y sobre nuestros límites como especie. Es sobre llegar a donde nadie ha llegado jamás y de hacer posible lo imposible.

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Quiero agradecer a la Universidad Autónoma de Aguascalientes por invitarme a participar su 3a Jornada de Divulgación y Práctica Astronómica. También aprovecho para invitar a mis lectores a que asistan a la Noche de las Estrellas del próximo sábado 29 de noviembre. La información sobre el evento y las sedes la pueden encontrar en http://nochedelasestrellas.org.mx


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