Revista Cocina
Se acaba la Semana Santa. Y ha sido muy diferente a como la esperaba. Empezó de la peor manera posible...
Mi hijo estaba con su padre de vacaciones en su pueblo, en la provincia de Zaragoza. Y como niño que es, estaba jugando con lo que no debía, a pesar de las advertencias de su padre. Total, que acabó con un alambre clavado en el ojo izquierdo... Corriendo a urgencias a Zaragoza. Y operación. Yo por supuesto salí a toda prisa desde Barcelona. Le operaron el Lunes por la noche de urgencia y estuvo hasta el Jueves en el hospital. Ha tenido, hemos tenido, mucha suerte. A pesar de ser una herida grave, no ha perdido vista y no ha tenido complicaciones. Ahora tiene que hacer reposo porque cualquier aumento en la presión podría conllevar algún problema, pero lo peor ha pasado. Os podéis imaginar el susto, los nervios.... Los médicos nos han dicho que ha sido un milagro. Y yo, aunque no soy demasiado religiosa, doy gracias por ello.
Por supuesto, nuestros planes cambiaron radicalmente y hemos estado estos días de fiesta tranquilos en casa. Hemos aprovechado para leer, descansar, ver alguna película y cocinar. Francia, la Provenza, pueden esperar. Seguro que habrá mas oportunidades y lo primero es lo primero. Como se quiere a un hijo, no se quiere a nadie.
Uno de los manjares que hemos preparado estos días son estas rosquillas. La receta es de la familia de mi abuelo materno. Nos enseñó a hacerlas una de mis tías-abuelas. Al final cada uno les da su toque personal, pero la receta, la esencia, es esta. Estos días nos han acompañado los cafés y los cola-caos del desayuno. Hay algo mas bonito que ver como se relame un niño?
Las medidas se toman a partir de la cascara del huevo. Se usa para ello media cáscara de un huevo tamaño L.
INGREDIENTES
3 huevos L
5 medidas de huevo de azúcar
3 medidas de huevo de aceite de oliva suave
Harina de trigo de todo uso (unos 700g)
La cascara de un limón
Una cucharada de matalahúga (anís) ligeramente machacados
2 cucharaditas de bicarbonato
Azúcar para rebozar
Aceite de oliva suave para freír
ELABORACION
Batimos los huevos y añadimos el azúcar poco a poco sin dejar de mover. Agregamos las medias de aceite, removiendo continuamente. Añadimos las cucharaditas de bicarbonato, la ralladura del limón y la matalahúga machacada ligeramente. Mezclamos todo bien y se agregamos la harina poco a poco, la que admita, hasta formar una masa compacta pero que se pegue a los dedos ligeramente. Depende de cada harina, pero mas o menos son unos 700g.
Ponemos abundante aceite de oliva suave a calentar en una sarten honda. Nos mojamos los dedos con aceite y tomando porciones de masa formamos las rosquillas que se fríen en el aceite caliente, pero no hirviendo. Se sacan y se espolvorean con abundante azúcar.