Revista Cocina

Rosquillas fritas: Un clásico de mi madre

Por Rocastrillo @roabremeloya

Son típicas del tiempo de Cuaresma pero están riquísimas en cualquier época del año

    Estas rosquillas son un dulce típico del tiempo de Cuaresma, pero en casa nos gustan tanto que mi madre las prepara en cualquier época del año. Están buenísimas, tanto para el desayuno como a la hora de merendar. Sus ingredientes son muy básicos y la preparación es bastante sencilla, aunque es necesario añadirles unas gotas de amor y una cucharadita de paciencia. Teniendo en cuenta estos requisitos, las manos en la masa y ¡a disfrutar!

                                      

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INGREDIENTES: 3 huevos, 1 vaso de azúcar, ½ vaso de de aceite de oliva, 4 vasos de harina, dos limones, un sobre de levadura y aceite de oliva para freír. Las medidas están tomadas en referencia a un vaso de agua de tamaño normal, con una capacidad aproximada de un cuarto de litro.

ELABORACIÓN: Lo primero que tenemos que hacer es poner al fuego el ½ vaso de aceite de oliva y echarle la cáscara de un limón para que tome sabor. Retirarlo del fuego una vez conseguido este propósito, sacar el limón y dejar enfriar el aceite. A continuación echamos el sobre de levadura en la harina, lo mezclamos muy bien y lo reservamos. Finalizadas estas dos tareas, empezamos a preparar la masa de la siguiente manera: separamos las yemas de las claras de los tres huevos, ponemos en un recipiente las claras y las batimos hasta que alcancen el punto de nieve. Les agregamos entonces las yemas, el vaso de azúcar y la rayadura de un limón. Añadimos el aceite con sabor a limón que habíamos dejado enfriar y lo mezclamos todo. Seguidamente empezamos a echar la levadura ligada con harina que habíamos reservado y vamos formando la masa con las manos hasta que consumamos el total de la cantidad. La masa debe quedar compacta y lo suficientemente dura para que puedan formarse las rosquillas. Si no es así, seguimos echando harina hasta que alcance la consistencia adecuada. Es aconsejable dejarla reposar unas horas antes de modelar las rosquillas. Trascurrido ese tiempo vamos formando tiras de masa y uniéndolas por los extremos para que adquieran la forma característica. Cuando tengamos las rosquillas preparadas las freímos en aceite de oliva a fuego medio. Debemos procurar que el aceite no llegue a calentarse mucho porque si lo hace se quemarán las rosquillas por fuera y por dentro quedarán crudas. Aquí recomiendo tenermucha paciencia, freírlas a fuego lento y sacarlas cuando el color que adquieran seadorado. Una vez fritas se van sacando en un escurridor para que suelten el aceite, o en un plato cubierto de papel de cocina.

    Las rosquillas no deben tomarse hasta que se hayan enfriado del todo. Llegado ese momento, se pueden comer tal como están; envueltas en azúcar o en una mezcla de azúcar y canela molida, dependiendo de los gustos de cada cual.

      ¡Espero que os animéis a prepararlas y las disfrutéis mucho!

      Y mañana, sábado, como es habitual en este blog, vuelven las recetas con solera: las que preparo siguiendo los viejos cuadernos de cocina que escribieron mi bisabuela y mi abuela. En esta ocasión ya tengo la receta elegida: rosca de merluza. ¡Os espero!

                                                                                  RoCastrillo


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