Revista Viajes
Los célebres y conocidos Routemasters ingleses, esos llamativos autobuses de color rojo con doble planta, han llegado a convertirse en todo un símbolo indentificativo de la ciudad de Londres y su imagen ha sido reproducida en todo tipo de cuadros, figuras y prendas, para posteriormente, ser comercializados como un recuerdo ó souvenir, entre los miles de turistas que visitan la ciudad a diario. La historia de estos singulares transportes urbanos, motorizados por Leyland y ensamblados en los talleres de London Transport en Chiswick, se remonta al año 1954 y se introdujeron en la ciudad, para sustituir a los antiguos trolebuses.
Una de las características más relevantes de estos autobuses, además del color rojo que al parecer tanto gusta a los ingleses y que se repite en las cabinas telefónicas, los buzones de correo y en las casacas de la Guardia real, entre otras tantas, es la de tener solo una puerta de acceso en su parte lateral trasera desde la que también y a través de una estrecha escalera, se accede a la parte superior, apostado en esta zona del autobús, los antiguos Routemasters siempre llevan un cobrador que va anunciando a viva voz las paradas, ya que el conductor permanece aislado de los pasajeros en su cabina. Esta singularidad, es una de las causas principales que esta propiciando que estos históricos vehículos de transporte público, tiendan a desaparecer para ser sustituidos por otros modelos donde el conductor pueda también, ejercer las funciones de cobrador.