Mucho se habló antes de arrancar el torneo de Teófilo Gutiérrez, Lucas Viatri, Darío Cvitanich, Santiago Silva, el Burrito Martínez. Todos ellos eran los candidatos a finalizar goleadores del Apertura 2011. Sin embargo, fue Rubén Ramírez el que finalizó arriba de todos, con 12 tantos que fueron vitales para obtener el pasaje de Godoy Cruz a la próxima Copa Libertadores.
Lo que destaca a Ramírez del resto es la constancia que tuvo. Nunca estuvo más de tres partidos sin convertir, no metió ninguno de penal y de todos los encuentros en los que él festejó, Godoy Cruz sumó puntos excepto ante Independiente. Le sacó una enorme diferencia de 5 goles a sus perseguidores Santiago Salcedo, Mauro Matos y César Pereyra.
Delantero potente, Ramírez casi siempre ha cumplido en los equipos en donde estuvo. Fue goleador en Tiro Federal en el Nacional B, en Colón de Santa Fe llegó a meter 32 tantos en 99 cotejos, en Banfield cumplió tanto en el torneo local como en las Copa Libertadores y ahora llevó sus goles a Mendoza.
Lo que le “mató” la trayectoria a este goleador fue su paso por Racing, en donde resaltó más por su exceso de peso, por su escasa movilidad y por los insultos que le propiciaban los hinchas académicos, que por los goles que convirtió. Claro, apenas pudo festejar en tres ocasiones con el conjunto de Avellaneda.
Este mal paso hizo que quedara catalogado como un delantero no apto para equipos grandes. Pero lo cierto es que en aquel Racing pocos brillaron y eran muchos los insultados. Antes y después Ramírez ha demostrado ser un artillero a tener en cuenta por su potencia y su pegada. Y, de paso, se ha convertido en el primer jugador de Godoy Cruz en haber salido goleador de un torneo de primera división.
El gol más lindo de “Tito”, frente a San Lorenzo