Revista Cultura y Ocio
Quizá no sea el de Manuel Talens (Granada, 1948) el nombre más conocido de la literatura española, pero lo cierto es que su libro Rueda del tiempo es una colección de relatos que hacen gala, a mi juicio, de una extrema perfección y de una consumada y melancólica belleza. En ellos se nos muestra la radiografía sentimental de unos cuantos perdedores, a los que la Historia (o simplemente el tiempo) ha vapuleado a sus anchas y se ha complacido en desmoronar. Y esos seres confusos (un viejo torero de vida fracasada, un anciano de izquierdas evocado por su sobrino, un maestro de escuela que cree en la justicia de los mapas) se van desmigajando con languidez, erosionados por la inmisericordia de la vida.Ahí está ese viejo brigadista del 36 que vuelve a los escenarios donde recibió el don de la belleza, que se le evaporó ante los ojos con la misma celeridad con que vino; ahí está Virtudes Pestaña, una prostituta deslenguada que va chapoteando como puede para sobrevivir y que trata de ser inmune al desaliento; ahí está el exiliado Santiago Fadrique, que vuelve a España en 1957 para ejecutar aquellas acciones que no debió diferir durante tantos años. Y ahí está, quizá por encima de todos los demás (se me antoja el mejor relato del libro), Miqueas Rofe, el protagonista de la historia que da título al volumen, un sefardita que vuelve a la patria de sus ancestros para restañar quinientos años de lágrimas, oprobio y melancolía.
Si todavía conservan ustedes el entusiasmo por la literatura, el gusto por saborear historias hermosas y contadas con hondura, sencillez y poder de seducción; si aún creen que es posible emocionarse como un niño (o como don Quijote) con lo que se cuenta en las páginas de un libro; si aún son ustedes como ese sultán que encontraba el placer de sus días y de sus noches en las palabras de Sherezade, créanme: ésta es una obra con la que alcanzarán instantes preciosos, delicados, sublimes, inolvidables. No se sentirán defraudados en ninguna de sus páginas.