Revista Psicología

Rumiación y pica, trastornos de la alimentación poco conocidos

Por Mundotlp @MundoTLP
Rumiación y pica, trastornos de la alimentación poco conocidosLa pica se caracteriza por la ingestión de sustancias no comestibles.


Casi todo el mundo sabe lo que son la anorexia nerviosa, la bulimia y el trastorno por atracón, pero existen otros trastornos de la conducta alimentaria (TCA) mucho menos frecuentes que no está de más conocer por los peligros potenciales que conllevan. Se trata de la rumiación y la pica, que generalmente afectan a niños o a personas con discapacidad intelectual grave.A diferencia de la anorexia y la bulimia, estos trastornos, al presentarse en la infancia, no están relacionados con la distorsión o malestar por la imagen corporal -los afectados no se ven gordos ni están obsesionados con la delgadez- ni están asociados a malestar, angustia o inquietud.

Trastorno de pica

El trastorno de pica consiste en la ingestión repetida y persistente -durante un mes como mínimo- de sustancias no nutritivas. Tal y como expone Laura Reina, psicóloga de ITA Especialistas en Salud Mental y experta en (TCA), se considera una conducta “inapropiada considerando la edad o el grado de desarrollo del individuo y la cultura a la que pertenece”.Arena, yeso, pintura, cabellos o ropa son solo algunas de las cosas que llegan a ingerir quienes sufren esta patología. En niños mayores, agrega Reina, se ha observado la ingesta de “tierra, excrementos, insectos, hojas o pequeñas piedras”. Esta práctica puede ocasionar infecciones y obstrucciones intestinales e, incluso, envenenamientos. “La pica se ha relacionado con la deficiencia de hierro y otros minerales o vitaminas, aunque habitualmente no se hallan anomalías biológicas específicas”, señala la especialista.Iria Grande, vicesecretaria de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), relata que, en ocasiones, “se han dado casos de ingestión de cuchillas, en los que es preciso intervenir quirúrgicamente”.Ambas expertas comentan que no existen datos suficientes de prevalencia, pero se sabe que la pica es poco habitual. “Suele iniciarse en el primer o primeros dos años de vida y tiende a desaparecer”, precisa Reina. No obstante, aclara que también “puede darse en adultos y, aunque de forma, en embarazadas”. En personas con retraso global del desarrollo, la prevalencia de este trastorno parece aumentar con la gravedad. Así, llega a alcanzar a “hasta un 15 por ciento en adultos con discapacidad intelectual grave”.En cuanto a los factores de riesgo, la pobreza, la malnutrición, el abandono o la ausencia de supervisión o cuidado de los padres pueden aumentar el riesgo de padecer este trastorno.

Trastorno de rumiación

El trastorno de rumiación se llama así, según explica Grande, porque quienes lo sufren “hacen como las ovejas: darse una especie de atracón y después regurgitar”. En este caso, el individuo regurgita (según la definición de la Real Academia Española, expeler por la boca, sin esfuerzo o sacudida de vómito, sustancias sólidas o líquidas contenidas en el esófago o en el estómago) de forma repetida alimentos, que luego puede “volver a masticar, tragar o escupir”, describe Reina, quien recalca que “no se asocia a náuseas, arcadas o disgusto”, sino que, por el contrario, “tiene un sentido gratificante y suele asociarse a otras conductas autoestimulantes, como balanceos o succión de dedos”.La representante de la SEP indica que esta conducta, que afortunadamente presenta una incidencia y prevalencia muy bajas,  puede dar lugar a “problemas de peso y malnutrición porque no se están absorbiendo los nutrientes”.Para diagnosticar un trastorno de rumiación es preciso descartar, en primer término, “que no sea debido a problemas gastrointestinales o médicos asociados, como el reflujo gastroesofágico”, según Reina.Generalmente se diagnostica antes del año de vida, es más frecuente en varones y puede estar vinculado con un retraso global del desarrollo. En niños mayores o adultos, el principal factor predisponente es la discapacidad intelectual. Al igual que la pica, “también se relaciona en ocasiones con determinados trastornos mentales, como los trastornos de personalidad”, añade Grande.

¿Cómo se tratan estos trastornos?

En tratamiento de los trastornos de rumiación y pica es complejo. En general, las terapias utilizadas se dirigen a la modificación de la conducta. Por ejemplo, en la rumiación se han utilizado técnicas aversivas, como el uso de sabor desagradable, o bien de refuerzo de las conductas positivas en detrimento de las negativas.“El tratamiento es muy difícil y no existe medicación para estos trastornos”, señala Grande. En todo caso, explica que sí que puede ser útil la terapia psicológica dirigida “a controlar los impulsos”. Asimismo, recuerda que “son más frecuentes en la infancia y tienden a desaparecer en la edad adulta”.Lógicamente, habrá que prestar atención y tratar a tiempo las consecuencias de ingerir sustancias no comestible y de regurgitar continuamente. En este segundo caso, existen tratamientos eficaces para problemas gastrointestinales como la pirosis o el ardor de estómago.
Fuente: Cuidateplus


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