El espíritu de Barcelona se encarna en el imaginario colectivo en el Mediterráneo, el modernismo, el eterno aura de los Juegos del 92, pero en esta ciudad definitivamente abierta al mar los barrios todavía conservan una fuerte identidad. El visitante pasea por calles más secundarias y todavía se lleva sorpresas.
El nacimiento de la Barcelona moderna pasa por la creación del Eixample, gracias al plan del urbanista catalán Idelfons Cerdà, con sus manzanas de tiralíneas y edificios con balcones de hierro forjado. El Paseo de Gracia es su arteria principal, conocido por La Pedrera, obra de Gaudí, y otros edificios modernistas, todos ellos de las primeras décadas del Siglo XX. En la última década el Paseo de Gracia se ha convertido en un bulevar de alta costura y comercios de marcas internacionales, pero en la cercana Rambla de Catalunya aún se encuentran comercios de larga tradición como la pastelería centenaria Casa Vives.
En las calles perpendiculares siempre se encuentran lugares curiosos como Les Gens que J’aime, un pintoresco bar de copas que fue uno de los sitios preferidos por los intelectuales de los años 60. La librería Laie es otro de los lugares que merecen la pena con su agradable cafetería y terraza interior. Merece la pena acercarse a la calle Granados, un bulevar con terrazas. Una de las características del Eixample, junto a la presencia como en toda Barcelona de bicis, son los edificios en chaflán que abren la calle. La alta burguesía sigue viva en Barcelona y no es extraño ver de vez en cuando a señores y señoras estupendos por la calle, de esos que han vivido bien la vida.
El descenso del Paseo de Gracia hacia el mar lleva irremediablemente a las conocidas como Ramblas, un auténtico bazar de turismo de masas en los meses de verano, pero en seguida se puede disfrutar de una identidad marcada como El Raval, en antiguo barrio chino de Barcelona. Sigue conservando esa identidad de lumpen que también retrató el fotógrafo Joan Colom aunque a la vez se ha abierto al mundo con la fuerte presencia paquistaní e india. Se puede disfrutar de una buena cena de comida asiática en la rambla del Raval, junto al gato-escultura del colombiano Fernando Botero. A apenas unos metros chavales de origen asiático suelen aprovechar el bulevar para jugar al cricket. Los museos Macba y CCCB tienen visitas gratuitas durante la semana y de vez en cuando sorprenden con sus propuestas.
No es extraño que el antiguo barrio chino colindara con el Paralel y Sant Antoni. Paralel sigue siendo la zona de los teatros y salas de variedades. Fue el lugar donde a principios del Siglo XX los espectáculos comenzaban a ser más ligeros de ropa. Si pasas por el bar La Confitería aún respiraras ese ambiente de antaño. Otro de los puntos fuertes de esta zona es el mercado de libros antiguos y de cromos que se celebra el domingo por la mañana en el inicio de la calle Urgell. Resulta gracioso ver a chavales de 10 años desplumar a un adulto por el cromo de Ronaldhinho. Al barrio también ha llegado un aire de estilización con la cercana calle Parlament, cafeterías estilo bohemio Barcelona como Federal. Si se continúa por esa calle se llega a la avenida del Paralel, barrio situado en las faldas de Montjuic, una de las montañas que delimita Barcelona.
Hablábamos anteriormente de que las Ramblas dividen el centro histórico en dos partes, al sur está el mencionado Paralel. Al norte queda el barrio Gótico, una de las partes más antiguas de Barcelona. Los edificios de esta zona son pura historia viva como la catedral de Barcelona, la Iglesia de Santa María del Mar o el restaurado mercado del Borne, junto al paseo del mismo nombre que acoge tiendas con el último grito (a veces chillido) en moda. Entre los lugares menos conocidos en la zona es la coqueta plaza de San Felipe Neri, encantadora a la vez que terrible cuando se aprecia que en sus muros aún están los agujeros de las balas de los fusilamientos que allí tuvieron lugar durante la Guerra Civil. También merece la pena visitar las columnas romanas del Templo de Augusto, uno de los vestigios que hablan de la época en la que la ciudad era conocida como Barcino.
Para acabar el recorrido por los barrios de Barcelona no podríamos hablar de Barcelona sin mencionar el mar y uno de sus barrios más populares como La Barceloneta. Ubicado en el frente marítimo ha pasado de ser un barrio humilde de pescadores a una zona que acoge el lujoso hotel W, conocido como hotel vela por su estructura. Conviene perderse en sus calles interiores y descubrir estupendos bares de tapas y vermouth como el afamado Jaica.
Para finalizar queremos agrader Iñigo Antolín que ha sido el autor invitado para este artículo. Si queréis conocer más propuestas para visitar Barcelona, no dudéis en pasaros por su web Gusto Guides, y a los demás blogger que quieran escribir un artículo como autor invitado en Rutas por España, poneros en contacto con nosotros.
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