Prosigo descubriendo los blasones y elementos que caracterizan la faz de Bilbao y arribo, siguiendo la ría del Nervión, hasta el esperpéntico armatoste del caparazón argénteo del museo de Guggenheim, obra del excéntrico Frank Gehry. En esa línea de rareza inclasificable, aunque en este caso mucho más fotogénica, me da la bienvenida un anfitrión muy especial: el enorme cánido de flores de Jeff Koons, bautizado con el nombre de Puppy.
PUPPY CUSTODIANDO EL MUSEO GUGGENHEIMAntes de abandonar este lugar me detengo a admirar el bonito Puente blanco o de la vela al viento, que “pende” sobre la ría; ingenio del prolífico Calatrava.
PUENTE BLANCO O DE LA VELAEstoy a punto de converger mis pasos hacia otro lugar cuando una mujer, joven y muy agradable, me entrega una pequeña octavilla comercial acerca de un interesante local abierto desde Diciembre.
Se trata de la cafetería “Charlotte” (C/Heros nº24). Precioso local, romántico, con intencionado aderezo “retro-rústico-vintage” y encantador saloncito de lectura al fondo de estilo inglés.
Se pueden consumir pinchos, tapas variadas, diversidad de crepes y un café excelente.
CAFETERÍA CHARLOTTE
C/HEROS 24, BILBAO.