Dentro del Parque Regional del Sureste de la Comunidad de Madrid se encuentra el Soto del Grillo, un recóndito paraje natural que alberga imponentes cortados, un denso bosque de ribera y numeras lagunas habitadas por una gran variedad de aves, todo ello es posible gracias al majestuoso río Jarama que con sus aguas da forma al terreno y dota de vida a este rincón único.
Partiendo desde Madrid, tenemos que dirigirnos hacia Mejora del Campo, para ello tomaremos la carretera M-203 la cual nos conducirá hasta el puente que cruza el río Jarama, a tan solo unos metros más adelante nos encontramos con los pilares que sustentan el trazado del R-3, en la aproximación a este punto debemos reducir la velocidad ya que nada mas atravesar los últimos pilares de hormigón nos desviaremos a mano derecha para coger la pista de tierra, circulando con precaución llegaremos hasta una bifurcación donde elegiremos el camino de la derecha hasta llegar a un centro de acogida de animales, allí hay una explanada donde podremos estacionar el vehículo.Existe la posibilidad de acudir al inicio de la ruta en transporte público, concretamente en autobús, justamente nada más pasar por debajo de la R-3, hay una marquesina donde paran diferentes líneas de autobuses interurbanos, las dos marquesinas están una frente a la otra a ambos lados de la M-203, a modo de referencia en esta zona existen diferentes viveros.Una vez estemos en el centro de acogida de animales debemos seguir andando por la pista, según avanzamos el ruido de la carretera va desapareciendo y ante nosotros se descubre un paisaje asilvestrado a nuestra derecha y de tierras de cultivo a nuestra izquierda.A pocos metros del inicio de la ruta encontramos a nuestra derecha un camino cortado mediante un montículo de tierra el cual debemos superar, en esta zona surgen numerosos caminos y senderos por lo que es fácil desorientarse, la mejor opción es seguir por el camino más ancho hasta llegar a una pradera, desde ahí tomaremos un sendero que sale a nuestra derecha dirección al río Jarama, una vez sean visibles las aguas del Jarama localizaremos un sendero que recorre el bosque de galería paralelo al río Jarama, el cual debemos tomar a nuestra izquierda o lo que es lo mismo siguiendo las aguas abajo del río.El sendero por el cual caminamos paralelo al río está custodiado a ambos lados por una densa vegetación, a lo largo de la ruta la flora mas predominante que podremos observar son los tarays (Tamarix gallica), álamos blancos (Populus alba) y vegetación palustre en las orillas del río y de las lagunas, como son las castañuelas (Scirpus maritimus), juncos de laguna (Scirpus lacustris), espadañas o eneas (Typha dominguensis y Typha latifolia), y carrizo (Phragmites australis).Manteniendo el río Jarama como referencia dirección aguas abajo el sendero es totalmente llamo y termina bruscamente en una pendiente, una vez sobrepasada la pendiente encontramos un extenso campo de cultivo, bordeando la linde del campo de cultivo surge hacia la derecha un sendero el cual tomaremos, una vez dejado atrás el campo de cultivo el paisaje cambia radicalmente y el sendero nos acerca a las aguas del río Jarama, si caminamos sin hacer demasiado ruido es fácil observar en los remansos del río diferentes especies de aves acuáticas, como el ánade azulón (Anas platyrhynchos), cerceta común (Anas crecca), porrón europeo (Aythya feria) o el porrón moñudo (Aythya fuligula) entre otros. Tras completar la curva que realiza el río en esta zona, podremos ver ya a lo lejos el Convento de los Mercenarios descalzos, hoy en día es el santuario del Cristo de Rivas.La tupida vegetación de ribera intenta resguardar y en ocasiones revestir los solemnes cortados que el río Jarama ha ido horadando con el paso del tiempo, escenario ideal para echar mano de los prismáticos y escudriñar palmo a palmo los cortados en búsqueda de la rapaz más rápida de la Tierra, el halcón peregrino (Falco peregrinus) o del majestuoso búho real (Bubo bubo), sin olvidarnos de la elegante y distinguida chova piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax).Continuando por el sendero llegamos a la altura del formidable santuario del Cristo de Rivas, se trata de un edificio herreriano que fue construido en el lugar de la antigua ermita dedicada a la Santa Cecilia, del siglo XIII.El duque de Rivas del Jarama traslado allí la imagen del Cristo de los Afligidos. Los jardines de la ermita, en otro tiempo convento y posteriormente palacio, se edifica un barco de mampostería el cual es muy visitado y cada 29 de septiembre se celebra una concurrida romería. Las vistas que desde el sendero se obtienen del santuario del Cristo de Rivas son espectaculares, los muros del edifico justo terminan en el cortado que en este tramo presenta un aspecto singular al estar prácticamente cubierto por vegetación rupestre.Tras disfrutar de las vistas e imaginar la perspectiva que desde las ventanas del santuario se deben tener de toda la panorámica de la ribera del río Jarama, es el momento de seguir avanzando por el sendero que en todo momento transita paralelo al río.El sendero se convierte en un camino más ancho y poco a poco la pista nos acerca a un pequeño meandro que forma el río, a continuación el camino forma un ángulo de 90º, en esta zona observamos diversas construcciones abandonadas y dos lagunas de origen antropológico, toda este territorio ha sido explotado mediante la extracción de áridos y grava por lo que una vez roto el nivel freático el agua subterránea brota a la superficie y llena los socavones producidos por las excavadoras. El día que tuve la ocasión de recorrer estos caminos y observar las dos lagunas pude atisbar entre las ramas de los arboles cercanos a las orillas de las lagunas un numeroso grupo de cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo), que estaban posados en las ramas más inaccesibles de los arboles secando sus plumas después de realizar numerosas inmersiones en búsqueda de su alimento, los peces.Un enigma guardan estas dos lagunas tan próximas entres si pero a la vez tan diferentes, todo ello es debido a la disimilitud de la tonalidad de las aguas de cada laguna, las aguas de la laguna de la izquierda son de un color verde oscuro en cambio las aguas de la laguna de la derecha son de un color verde blanquecino muy peculiar, los sustratos del fondo son los responsables de la gran diferencia de tonalidades en las aguas de estas dos lagunas.Reanudamos la marcha y a nuestra izquierda contemplamos tres pequeñas lagunas, nada más dejar atrás la última de las tres reducidas lagunas en mitad del camino nos encontramos con una isla vegetal compuesta por diversos arboles y una pista que sale a nuestra izquierda que no cogeremos, nuestros pasos continúan por el camino que sale de frente y paralelo al río Jarama.La marcada curva a izquierdas que marca el río nos permite observar un paisaje marcado por los cortados, la campiña madrileña y cinco lagunas, cuatro de ellas de grandes dimensiones, estos cinco ecosistemas acuáticos reciben el nombre de Lagunas del Raso.Al salir de la curva una gran isla fluvial surge de las aguas del Jarama, ecosistema ideal tanto para las aves acuáticas como limícolas, tras dejar atrás la isla surge a nuestra izquierda un camino el cual no tomaremos en estos momentos, lo reservaremos para más tarde volver por él.Las veleidosas aguas del Jarama marcan una vez más el trazado del camino, en esta ocasión ante nosotros una nueva curva hacia la derecha y como en la anterior curva a su salida vemos una gran isla fluvial lo que nos indica que en la salida de ambos meandros la corriente deposita gran cantidad de sedimentos que dan lugar a la formación de islas fluviales colonizadas por la vegetación y habitadas por diversas especies de animales que encuentran en estas islas inaccesibles la tranquilidad y el refugio necesario para pasar la noche.El camino nos dirige hasta un pequeño merendero a orillas de una de las lagunas que componen el conjunto de las Lagunas del Raso, este escenario es el idóneo para realizar una parada para almorzar y relajarse observando la laguna y toda la biodiversidad que alberga.Una vez repuestas las energías es hora de iniciar el camino de regreso, lo haremos por el mismo camino por el cual vinimos, el río Jarama lo tendremos a nuestra izquierdas y las lagunas a nuestra derecha, una vez dejemos atrás la primera laguna sale un sendero a nuestra derecha que nos permite realizar el perímetro de la laguna donde almorzamos, en esta ocasión continuamos por el camino principal y una vez superada la segunda laguna giramos por el camino que sale a nuestra derecha y que recorre el dique de tierra que separa dos lagunas, este camino nos permite ver las cinco lagunas que constituyen las Lagunas del Raso.Este camino confluye en otro el cual tomaremos hacia nuestra izquierda, tras andar unos pocos cientos de metros llegamos a la isla vegetal situada en el cruce de caminos que ya vimos con anterioridad en el camino de ida, en este punto haremos un giro de 90º para tomar el camino de nuestra derecha.Regresaremos por el mismo camino que vinimos disfrutando de los imponentes cortados y del río Jarama que durante toda la jornada nos ha acompañado, mientras volvemos al punto de partida podemos observar la fauna y flora que habitan en este paraje natural al igual que las edificaciones y restos de infraestructuras utilizadas en un pasado no muy lejano para la explotación y transporte de los áridos y cantos rodados extraídos en esta zona donde el río Jarama se encuentra en su tramo medio-bajo y donde su caudal se muestra más abundante al recibir las aguas del río Henares tan solo unos kilómetros aguas arriba.Si desean realizar esta ruta les recomiendo que la estudien bien antes de realizarla en un mapa ya que durante la ruta surgen diferentes bifurcaciones y multitud de senderos, si desean realizar la ruta de la mano de un guía pueden contactar conmigo que estaré encantado de poder ser su guía: [email protected]
Las dos lagunas están separadas entre sí por un ancho dique de tierra, el paso del tiempo y la inactividad humana han conseguido que las lagunas se naturalizaren y se hayan convertido en todo un oasis para la avifauna.