Las mejores rutas literarias no son para viajar físicamente por ellas, aunque esta sea una fórmula que esté de moda para atraer turistas y hacer un dinerillo a costa de visitas turísticas a lugares donde se ambientan algunas novelas. No estoy en contra de esas rutas, que me parecen fantásticas y una buena idea para conocer aquellos sitios en los que se desarrollan nuestras novelas favoritas.
Pero la rutas literarias que más me gustan y que les propongo hacer con pasión de viajero incansable son las que transitan por las novelas mismas, las que nos conducen por lugares inexplorados y desconocidos, por personajes que nos cautivan al conocerlos de cerca, que nos provocan y nos hacen reaccionar, por argumentos que nos enganchan y nos empujan a seguir leyendo, conociendo, explorando, descubriendo y soñando.
Son las rutas literarias por las que siempre podemos andar al abrir un libro y asomarnos a esa historia que encierra sus páginas, como un tesoro por descubrir de emociones, aventuras, dramas y alegrías. Son rutas literarias que nos conducen a través de la lectura sosegada al misterio, a la acción, al espionaje, al Oeste, al crimen, al erotismo, a la política, a vidas ajenas que vemos desde fuera, a historias fascinantes que se desarrollan en lugares conocidos o desconocidos.
Las mejores rutas literarias, y más asequibles económicamente, están en los libros. Abra una novela y déjese seducir por una historia desconocida que se convertirá en parte de su memoria personal y de sus recuerdos. Transite por esas rutas literarias que sólo la imaginación y el poder de los mejores escritores pueden abrirnos a mundos nuevos y experiencias sorprendentes.
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