Ya son varios los reportajes que hemos hecho y escrito posteriormente en esta web sobre las rutas que hacemos por Catalunya. No es que solo queramos reportar este territorio, simplemente es que la mayoría de los integrantes de este equipo vivimos por la zona de Barcelona. Siempre que podemos os traemos reportajes de donde sea, como por ejemplo el que hicimos por el norte de España, ¿lo recordáis? Pues hoy le toca el turno a la ruta que hicimos unos cuantos amigos para ir al Sort, localidad donde suele salir premiada la lotería de navidad. Y si, la idea era ir a buscar unos supuestos números ganadores.
Rutas por Catalunya. Con los amigos cualquier ruta es buena, pero hay que reconocer que en España tenemos paisajes increíbles.
Siempre se trata de un buen plan cuando se hace un mix entre amigos y coches. Muchas veces dejamos de lado estas situaciones ya sea por falta de tiempo, por ser un vago o por el simple hecho de seguir una rutina. Pero siempre que uno hace una ruta con amigos los momentos buenos abundan.
En este caso, el objetivo principal era ir a buscar billetes de lotería a un pueblo llamado Sort, una localidad y un municipio de la provincia de Lérida, donde se encuentra la administración de venta de lotería más famosa de España. En una cena que hicimos días antes de la ruta se planeo rápidamente. De tal modo, el jueves pasado quedamos en el local de un amigo, LSD Engineering, el cuál conoceréis por organizar las Jornadas técnicas de automoción que ya hemos reportado en esta página. Siempre es un buen lugar de encuentro para empezar una ruta.
Lo bonito de todo esto es que en un momento nos reunimos dos Honda NSX, un Porsche Cayman S, un Toyota Supra, un Nissan 350z y un BMW 335 con algo de potencia extra, unos 380 cv.
Si os digo que terminamos sin los billetes de lotería, siendo la compra de estos el objetivo principal, ¿que me decís? Dimos por supuesto que estaba cerrado porque nadie contestaba al teléfono. Supusimos que aún siendo día festivo, la administración tendría sus puertas abiertas ya que las fechas del sorteo se acercan. Pero supusimos mal. Indiferentemente el plan podía cambiar sin problema. Estábamos con los coches circulando por unas rutas que no tienen nada que envidiar a las más espectaculares a nivel europeo. Y puede sonar feo que lo diga yo mismo siendo esta la tierra en la que nací, pero, os invito a que circuléis por el norte y comprobéis con vuestros propios sentidos que esas maravillas de las que habla la gente sobre estos paisajes y carreteras son verídicas.
Rutas hay miles, pero nosotros escogimos la ruta que pasa por un pueblo llamado Sant LLorenç de Morunys. Ya había estado aquí hace unos años pero subimos por la Collada de Toses hasta las pistas de esquí. Esta vez decidimos seguir por la misma carretera que cruza el pueblo sin desviarnos. La climatología acompañaba ya que el día era soleado pero en la temporada de invierno hay un gran inconveniente a la hora de circular algo más ligero (ya me entendéis). Y este problema es la nieve y zonas muy húmedas en las que se puede perder el control del coche con facilidad. Para ello es necesario ir bien equipado, con unos neumáticos en buen estado.
La idea era ir directos a Sort, sin hacer un tramo de montaña como este. Se habló de no hacerlo ya que habían algunos componentes del grupo que iban escasos de neumáticos por lo que, desgraciadamente generó descontento por su parte cosa que los demás entendimos completamente.
Ibamos parando cada cierto momento para respirar aire fresco y charlar sobre que desviaciones en la ruta tomábamos. Donde parar a comer era un gran punto en el que teníamos que ponernos de acuerdo.
Y así fue, paramos en un pequeño restaurante en lo alto de una colina en el que nos atendieron de 10. Es increíble la calidad de comida que se puede encontrar en sitios en los que uno no hubiese pensado jamás. De entrante la mayoría se decantó por elegir la crema de champiñones con trufa aunque yo no pude resistir la tentación de probar la escudella catalana, un plato típico que imaginaba que sentaría perfecto teniendo en cuenta el frío que hacía fuera, y no me equivoqué. Y de segundo, mientras unos se pedían paella de montaña, los demás escogimos carne a la brasa. Y después de charlar largo y tendido y de habernos tomado los cafés, decidimos continuar la ruta teniendo un poco de fe en que en el momento que tengamos cobertura nos atendiesen el teléfono en la administración de lotería.
Pero, tal y como he empezado este post, la realidad era que puede que los billetes estuviesen descansando allí, pero no había nadie para venderlos. Así que continuamos la ruta con la idea de dar la vuelta y llegar relativamente temprano a casa sin que nos caiga la noche. Desgraciadamente nos encontramos con una retención inhumana justo después del peaje del túnel del Cadí, provocada por un accidente bastante gordo. Esperemos que no hubiesen heridos. Aprovechando la espera, como no, esta estampa producida por el señor Supra me provocó sacar la cámara.
Así que ya sabéis, no olvidéis de disfrutar de los buenos momentos con los amigos y con los coches. Siempre con cabeza ya que nadie quiere acabar como el coche que nos encontramos a la vuelta.