Con el final de las vacaciones y la vuelta al cole, las rutinas abren paso también a un nuevo curso en cuestión alimentaria. Pero a veces cuesta, por lo que hoy os damos algunas bases para poder acostumbrarnos, de nuevo, a la cocina sana diaria.
Fijar horarios
Durante las vacaciones, muchas personas se saltan sus horarios de comidas. Estas nuevas rutinas alimentarias deben empezar por seguir un orden en las comidas. Si comemos con niños, es bueno adaptarse a sus horarios, tanto de comidas como de cenas. También debemos fijarnos la hora del desayuno, nada más levantarnos, y pensar en una merienda, no tardía, para no juntarla con la cena.
Menos refrescos con azúcar
Dejamos atrás los refrescos del verano, el alcohol y las bebidas azucaradas. El agua es la mejor bebida, tanto entre comidas como fuera de ellas. Los refrescos pueden ir sustituyéndose, poco a poco, por los zumos, si son naturales mejor. Los podemos hacer en casa en gran cantidad y guardarlos en la nevera para tener varios días, estarán más refrescantes.
También deberemos alejar los pasteles, los helados y aquellos postres con alto contenido de azúcar que suelen hacer las delicias de los veranos. Ahora toda comer algo más de fruta, natillas y postres más caseros.
Más pescado entre semana
Podemos mantener algunas recetas refrescantes que pertenecían a la época estival. Especialmente las ensaladas, la pasta o las cremas de verduras y hortalizas. Los pescados son esenciales, de manera que los iremos introduciendo en nuestra dieta, en forma de fritos, a la plancha y posteriormente al horno. Se recomiendan tres piezas de pescado a la semana, por lo que establecer cómo los repartimos durante los días, sabiendo que hay muchos tipos de pescado a elegir, es tarea fácil.
Calendario semanal de alimentación
Es bueno establecer un planning o calendario semanal para saber qué vamos a comer. Se hace para no repetirse, pode contar calorías, saber qué debemos comprar y cocinar con antelación y comer así de manera más saludable. Este calendario va muy bien en casas con familias, pues algunas veces los niños pueden comer diferente y las comidas multiplicarse de manera innecesaria. Las rutinas pueden ser buenas si son variadas, ello aumenta la motivación de los consumidores. De hecho, en la variedad está la clave para poder comer de manera saludable.
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