Alejandro Sabella está siendo una de las palabras más pronunciadas de los últimos días. Razones sobran: él es el máximo candidato a suceder a Sergio Batista.
Pero, ¿quién es él? Conocé el perfil del nuevo técnico de la Selección
Sabella nació un 5 de noviembre de 1954, y se crió en Barrio Norte. Sus comienzos con la redonda fueron, primero, en la calle Vidt, que daba a su casa, y luego, más precisamente a los 7 años de edad, en los campeonatos internos en Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA). “Allí e iba bien, siempre como 10. Nuestro equipo estuvo como cinco años sin perder un partido. Con mi familia íbamos sábado y domingo al club, era religioso. Y cuando terminábamos y nos bañábamos, como mi mamá se demoraba más tiempo en las duchas, con mi hermano y mi papá la esperábamos en el auto, y mientras tanto jugábamos. Mi viejo iluminaba el arco con las luces del auto, y ahí íbamos los tres: uno atajaba, otro tiraba centros y otro pateaba. Llegábamos a casa y nos teníamos que bañar de nuevo”, recordaba “Pachorra”.
Tras varias pruebas fallidas tanto en Boca como en Racing, finalmente fue tomado por River (a pesar de haber mentido para que las cosas se faciliten en el club de Nuñez). No obstante, pudo estudiar abogacía en la Universidad de Buenos Aires, aunque dejó en segundo año debido al fútbol. En el “Millonario”, jugó 118 partidos y anotó 11 goles. No tuvo demasiada continuidad ya que estaba en su lugar Norberto Alonso, y luego, tras la ida del “Beto” a Francia, no tuvo un buen nivel: “Ese año vinieron (Victorio) Cocco y (Alberto) Beltrán, pero no es excusa, quizás no estuve a la altura, no di el piné”, explicó.
Luego de esa experiencia en 1978 se fue a Inglaterra, más precisamente al Sheffield United. En principio este club quería comprar a un tal Diego Maradona, pero los de Argentinos rechazaron la oferta. Luego fueron por Mario Zanabria, quien no quiso irse ya que se sentía cómodo en Boca. Entonces, él fue elegido para ser uno de los primeros argentinos en la liga inglesa.
“En Sheffield descendimos a tercera, pero me fue muy bien a nivel individual porque cuando se eligió al equipo del siglo, en el año 2000, a mí me pusieron. Es cierto que esas elecciones son discutibles, porque tiene más peso lo de los últimos años, pero significa que algo hice”, fue el balance que hizo Sabella de su estadía en ese club. En 1980 se fue al Leeds, donde no tuvo mucho éxito. Y al año siguiente llegó a Estudiantes, de una manera bastante extraña: “Carlos Bilardo fue con poca plata y me pidió algo prestado, si no recuerdo mal. Se la peleamos y se la lloramos bastante. Habíamos jugado un sábado, me acuerdo, después fui a buscar a Carlos a la estación de tren, lo dejé en el hotel y el domingo a la mañana lo pasé a buscar y nos juntamos en Leeds con el manager y su asistente. Los tipos estaban apurados porque imaginate, ¡era domingo, que para ellos es sagrado y querían ir a pasear con sus mujeres! Yo hacía de traductor. Carlos llevó unos recortes de diarios sobre la crisis económica que había en la Argentina y que Estudiantes estaba haciendo un gran esfuerzo. Y los convenció”.
En el club platense formó un mediocampo inolvidable con Miguél Ángel Russo, José Daniel Ponce y Marcelo Trobbiani. Allí ganó el Metro 82 y el Nacional 83, bajo la dirección técnica del “Narigón”. En 1986 se fue al Gremio de Brasil, en el 87 regresó al “Pincha”, en el 88 jugó en Ferro y se retiró al año siguiente en el Irapuato de México.
Tras su retiro, se convirtió en el ayudante de campo de Daniel Passarella. Lo acompañó desde sus comienzos en River a principio de los ’90, hasta 2007, cuando el “Kaiser” dirigió por última vez al “Millonario”. Igualmente, ya había dirigido a la reserva de River en la primera etapa, y reemplazó 3 veces al actual presidente del “Millonario”: una en la selección argentina, y dos en la última etapa en Nuñez.
A pesar de su corta (por no decir casi nula) experiencia, fue elegido en 2009 para suceder a Leonardo Astrada en el banco de suplentes de Estudiantes. Tenía un desafío difícil: mantener vivo al “León” en la Copa Libertadores. No sólo lo logró, sino también consiguió ganarla, tras un 2 a 1 frente al Cruzeiro de Brasil en la final. Y en el Mundial de Clubes consiguió poner de rodillas al Barcelona, como lo hizo antes Guus Hiddink (semis Champions League 08-09) y más tarde José Mourinho. Pero los dirigidos por Pep Guardiola terminaron revirtiendo el 0-1 inicial en tiempo suplementario, para que se convierta en 2-1. Igual, se ganó el respeto del mundillo futbolístico.
En 2010 perdieron casi increíblemente el Clausura (el cual lo terminó ganando Argentinos Juniors), y la Recopa Sudamericana frente a la Liga de Quito. Pero ambas heridas se suturaron tras ganar el Torneo Apertura. Tras ello, y de una manera cuanto menos confusa, renunció a su cargo un par de semanas antes del comienzo del Clausura 2011.
Sabella pudo haber sido el DT argentino antes, cuando se fue (o lo fueron) a Diego Maradona, pero las victorias que obtuvo Sergio Batista en su interinato y su contrato con Estudiantes le jugaron en contra. También sonó en Chile tras la renuncia de Marcelo Bielsa. Y antes de que (ahora sí) le ofreciesen el cargo para entrenar la Albiceleste, había firmado un contrato para dirigir al Al-Jazira de Emiratos Arabes, allí donde casi batían sus dirigidos al imbatible Barcelona dos años atrás a partir de la siguiente semana. Pero el muy fuerte rumor hizo que todo diese marcha atrás: “Aunque esto no es oficial, sabemos que él (Sabella) no va a venir. Pienso que en un 90% el no será el técnico del Al Jazira la próxima temporada”, dijo el manager Ayed Mabkhout
Julio Grondona se destacó por elegir entrenadores que son antítesis de sus antecesores (por ejemplo Menotti-Bilardo, o Basile-Passarella). Y esta no sería la excepción. Es un hombre pragmático, de ideas claras, salvando las distancias, a la manera de Oscar Tabárez, entrenador del Uruguay campeón el domingo pasado. Es un hombre detallista, que nunca da una cosa por sentada a menos que esté donde realmente tiene que estar.
En los próximos días se haría el anuncio de que va a ser el nuevo DT de la Selección. ¿Podrá borrar la triste imagen que dejó el trío Basile-Maradona-Batista? ¿O quedará a la deriva?