Después de la muerte del torneo de 38 equipos y de la salida de Batista, Sabella se puso oficialmente el buzo de la Selección argentina y fue presentado como tal. Su speech, lejos del intento de emulación del Barcelona y promesas de un fútbol de rosas, se centró en un ideal de equipo compacto y balanceado:
Me gustan los equipos equilibrados. Sólidos defensivamente, consistente en la zona central y agresivos en ataque”
Sabella ya trabaja para la Selección y se lo pudo ver en Sarandí, presenciando la victoria de Colón sobre Arsenal (Tomás Costa, de lo más destacado, tal vez llamó su atención; quizá también quiso ver al regular Lisandro López). Todavía quedan detalles por definir, porque, si bien está confirmado que Julián Camino y Claudio Gugnali serán sus asistentes y que Pablo Blanco será el preparador físico, sonaba la versión de que tal vez se sumaría Roberto Ayala. Sobre la situación de Bilardo, quien sería removido de la AFA como secretario de selecciones para pasar a ser asesor, aunque el Narigón no quiera -pese a que dijo que él haría lo que le pidieran-, aseguró que “será determinación de la AFA”.
Al igual que pasó con Batista y Maradona, la Selección Local seguiría funcionando con Sabella, aunque, esperemos, con más coherencia y sin convocatorias compulsivas. El ideario de Sabella sería bien distinto que el de su antecesor. Para empezar, Pachorra no quiere jugar a tratar de ser el Barcelona cuando es claro que es algo innimitable. La Copa América dejó en claro que no hay volantes para mover los hilos de esa manera. Sabella quiere formar, tal como explicó, un conjunto con presencia, que sepa utilizar la pelota, pero que sea más directo y no tenga la pelota por tenerla en las zonas menos peligrosas de la cancha. Por ejemplo, la participación de la defensa en la construcción del juego, como intentó realizar sin éxito Batista, no sería de su gusto. La presión para recuperar la pelota y asfixiar al rival, algo que Argentina reprobó con una nota bajísima, es un aspecto vital para lo que quiere armar.
Algunos discuten la chapa de Sabella para dirigir a la Selección. Su carrera como cabeza de grupo comenzó apenas hace dos años, pero tiene casi dos décadas de trayectoria en la actividad, por haber sido ladero de Passarella tanto en clubes como en la Selección. Estuvo en el Mundial de Francia 1998, por lo que sabe de que se trata la historia. Supo construir un Estudiantes sublime, con recursos lujosos cuando ganó la Libertadores 2009 y debiendo reciclar piezas y moldeando en la austeridad durante el Apertura 2011. Dentro de la lista de entrenadores argentinos -ninguno llena todo el formulario- es, en teoría, de los más capacitados para poder asumir el desafío.