Revista En Femenino

Saber que se puede

Por Ana María Ros Domínguez @anaroski

Saber que se puede

Saber que se puede, querer que se pueda, quitarse los miedos, sacarlos afuera… esta es la letra de la canción de Diego Torres “Color Esperanza”, y el comienzo de esta estrofa de la canción coincide con el título del libro de Irene Villa, a la que tuve la suerte de escuchar ayer en el Club Naval de Oficiales.

Aunque creo que Irene Villa no necesita presentaciones porque un espantoso y macabro atentado de ETA hizo que la conociéramos toda España, no está de más recordar que Irene es licenciada en comunicación audiovisual, psicóloga y escritora, madre de familia numerosa, tiene tres niños que ayer pudimos comprobar que son un amor, y sobre todo una gran mujer valiente y luchadora cuyo testimonio merece la pena escuchar y aprender de su coraje, capacidad de superación y constancia.

Ayer, se me inundaron los ojos de lágrimas al escucharla, y no porque sintiera pena, para nada, sino porque mi estado interno y emocional, que no anda con mucho ánimo, se llevó un buen revolcón de realidad de vida, y es que, no hay que tirar la toalla nunca salvo que vayas a salir de la ducha para no llenar el suelo de agua.

Llevo tres años muy complicados, tres años intentando salir de una situación difícil, y en estos últimos meses me he sentido cansada y agotada, me faltaban las fuerzas para seguir y he de reconocer que en muchos momentos he estado trabajando como un autómata o como ese burro que al arar camina en automático porque tiene asumido su rol con resignación.

Y de repente ayer sentí que las cosas pueden seguir mejorando, y que ahora que estoy tan cerca de conseguir llegar a la meta, de lograr esa ansiada estabilidad, ese ansiado reconocimiento por el que tanto he luchado, ahora más que nunca he de sacar todas mis herramientas y rediseñar un poco el plan, para que el camino que me he trazado sea el adecuado para llegar a mis objetivos.

¿Y cuáles son mis objetivos? El primero, dejar de sentirme como una puñetera fracasada que es como me llevo sintiendo desde hace tres años, el segundo asumir que yo y solo yo soy la responsable de lo que me pasa y que también soy la responsable de poder cambiar las situaciones, así que este verano, voy a revisar procesos, procedimientos, formas de comportamiento, y me voy a marcar objetivos, para poder llegar a la meta sin tanto agotamiento como ahora mismo.

Se que puedo, y se que lo voy a lograr, y como le decía a Palomita, una niña a la que quiero un montón y a la que ayudé con sus estudios, si hace falta me diré todo los días al levantarme y mirarme al espejo, tu puedes, tu eres capaz, hasta que me lo crea, y me lo crea de verdad.

Y sinceramente, las herramientas ya me las dieron, lo que pasa es que a veces se nos olvidan, por eso, en estos días escucho a mi madre: Hay que hacer las cosas con orden y concierto, y a mi abuelo Quiqui diciéndome hay que ser perseverantes, la perseverancia es el vehículo que te lleva a dónde quieras llegar, y por supuesto a mi padre, cuida tus contactos hija, cuida a tus amigos y a las personas que tienes alrededor, tener contactos, tener amigos es fundamental para tener éxito en la vida, y a mi abuelo Manolo con su dicho de la familia es lo más importante, ahí estaban las herramientas. Y durante todos estos años he utilizado algunas mejor y otras peor, ahora con 45 años de aprendizaje acumulado toca dar la talla y empezar a crear esa obra que me permita sentirme orgullosa de mí misma en esos aspectos en los que aún no he sido capaz de lograrlo.

¡Buenos días a todos! Y un consejo, compraros el libro de Irene Villa por favor, solo son 10 euros y con su compra además de tener subidón porque se os va a levantar el ánimo, ayudáis a la Fundación Irene Villa.

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