Revista Coaching

¿Sabes GTD®, o crees que sabes GTD®?

Por Jofoba @jordifortunybad

Recientemente han pasado por mis manos un par de artículos publicados en medios de gran difusión que hablaban de GTD® —uno en Xataka y otro en la edición digital de una de las emisoras de radio más escuchadas de Cataluña—. 

Existe una frase muy conocida de Oscar Wilde que dice «The only thing worse than being talked about is not being talked about» —lo único peor que que hablen de ti es que no hablen de ti—. Así que esto es genial.

Que cada vez se hable más de GTD® es una gran noticia. Y ojo, no lo digo desde el punto de vista del negocio —que también, para qué te voy a mentir— sino porque esto demuestra que hay un interés creciente por el campo de la efectividad personal. Cosa lógica, en mi opinión, ya que últimamente andamos tod@s como pollos sin cabeza. 

Ambos textos exponen ciertamente bien la esencia y los beneficios de la metodología y ambos me gustaron. Tengo que decirte que esto fue una agradable sorpresa, y es que, tristemente, no es muy habitual; estoy más acostumbrado a los artículos ñapa. Supongo que esta mejoría es un buen indicador. A más difusión, mejor conocimiento.

Aún así, en ambos casos —y como pasa a menudo—, en el momento que intentan entrar en los detalles de la metodología empiezan a naufragar. 

Cuando personas que «han leído un poco», o que no son usuarias de GTD®, escriben sobre el funcionamiento de la metodología es cuando se monta el pitote. Creen haber entendido cómo va, pero en realidad están haciendo una interpretación sesgada por las creencias que tienen establecidas. De hecho, tú, que hace tiempo que me lees, ya sabrás que el reto a la hora de dominar GTD® no es tanto aprender como sí lo es desaprender.

Incluso me atrevo a presentarte un breve test para saber si quien escribe sobre GTD® tiene o no idea de la metodología: 

  • Te presenta la Regla de los Dos Minutos como la parte más importante del método. Cuando en realidad es una «anécdota» y de uso altamente risky cuando empiezas.
  • Organiza las acciones con los proyectos. En este punto podríamos llegar a hacer un museo de los horrores con las interpretaciones profanas de esta parte de GTD®.
  • Te invita a crear listas de Personal / Profesional. Cogen los contextos @Oficina y @Casa y los reinterpretan.
  • Te invita a definir acciones y a ponerles fechas de ejecución. En GTD® el uso de fechas está muy, muy restringido…

Pasa esta «prueba del algodón» por cualquier artículo, podcast, Youtube, o, incluso programa de formación que veas y sabrás hasta dónde puedes fiarte.

Que se hable de GTD® en medios generalistas es una gran, gran noticia. E incluso te diría que —siguiendo la cita de Oscar Wilde— en este caso, que se hable de una manera poco precisa no me parece mal. En realidad, hacer una versión de GTD® Destilado le cuesta hasta a David Allen.

Lo inquietante —pienso yo— es observar estas inexactitudes en blogs, podcasts u otras publicaciones «teóricamente» expertas en efectividad. Porque de la misma manera que me he referido al principio a este par de artículos también podría citar un par de post que he visto actualizando el Ranking OPTIMA LAB de blogs de efectividad

Puede que en muchos casos haya buenas intenciones como fue mi caso cuando empecé con este blog, pues lo que me movía era pura ilusión.

Yo fui de los que me lancé a la brava a intentar formar en GTD® a todo mi entorno. Llegué a hacer formación a 3 o 4 grupos en mi empresa. Ahora, cuando veo el PowerPoint que preparé, me avergüenzo y me recrimino la imprudencia que cometí. Flaco favor les hice a estas personas. Suerte que, cuando llegó mi primera petición seria para organizar un curso in-company de GTD®, eché el freno de mano. Por cierto, querer hacerlo bien fue el detonante para aspirar a formar parte de OPTIMA LAB.

Las siglas GTD® venden, así que, oye, ponlas en el catálogo. Me leo cuatro post, el libro de Allen en diagonal, monto cuatro transparencias, menciono el control, me pierdo con la perspectiva, vendo la Regla de los Dos Minutos como la solución a tus problemas y como GTD® es viejo y yo soy una persona innovadora mejoro la metodología combinando GTD® con la Matriz de Eisenhower. Y de regalo te organizo tu Outlook con GTD®. Todo esto en cuatro horas. Qué guay, un curso bien apañado que me queda.

En este caso sí que la productividad basura perjudica seriamente tu efectividad

Un ejemplo de lo que digo es lo que sucedió en un curso abierto que facilité. En un primer ejercicio donde las personas participantes exponen sus expectativas, un Director de Formación y Desarrollo de una multinacional me dijo: «Es el enésimo curso de GTD® que hago, a ver qué pasa, porque estoy ya un poco frustrado». ¿Y qué pasó? Pues que al terminar me reconoció que todo lo que había hecho anteriormente se parecía a GTD® como un huevo a una castaña. Este es un feedback habitual en los cursos de formación GTD® oficial.

De esta manera pasa lo que pasa, que muchas personas creen que ya se han formado en GTD® y esto no es así. Lo aplicarás o no, te gustará más o menos, pero, por favor, que tu criterio se base en el auténtico GTD®.

Y para terminar, me voy a mojar. Si eres una de estas personas que has hecho ya una formación de efectividad y no te ha convencido, o que dudas de si lo que viste era GTD® o un sucedáneo, pongo a tu disposición un código promocional de descuento de 200€ para participar en alguno de nuestros cursos abiertos «GTD® Level 1 Experience» de este año.

Sólo tienes que compartir tu experiencia de manera pública comentando en este post o en las redes sociales —no hace falta que des detalles concretos ;)— y enviarme por email ([email protected]) cualquier justificante de haber hecho esa formación GTD® no oficial —ya sea a nivel personal o en un curso in-company—.

¿Te animas?

La entrada ¿Sabes GTD®, o crees que sabes GTD®? se publicó primero en Efectivitat.


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