Acabo de hacer la limpieza de armario mensual de los niños. Una vez al mes aparto aquellas cosas que les quedan estrecho. A lo largo de la semana lo regalaré a amigos con niños más pequeños. Acto seguido reviso la caja con las prendas por estrenar para sacar todo aquello que ahora les queda bien. Por muy organizado que está la caja tengo que revisarla prenda por prenda. Si no sé exactamente lo que hay, ¿cómo lo voy a poder aprovechar?
Lo mismo pasa con mis propias prendas. Cada tres meses hago una revisión detallada, siguiendo las pautas del Proyecto 333. Cada tres meses cojo en mis manos todas las prendas que me pertenece para escoger aquellas que me acompañarán en esta temporada y para recordar qué es lo que tengo guardado. Si no sé lo que tengo, ¿cómo puedo rescatarlo cuando me hace falta?
Ojos que no ven, oportunidad que se pierde
Todas aquellas cosas que están en tu altillo, o en aquel armario empotrado del recibidor los tienes por alguna razón. Las has guardado para cuando te haga falta, por si acaso, porque nunca se sabe. Y cómo guardaste las cosas hace años, ¿sabes lo que tienes allí dentro? ¿Cuándo fue la última vez que hiciste un repaso completo de todo aquello que tienes guardado en tu casa?
El Proyecto 333 es un buen punto de partida para practicar la revisión regular de tus pertenencias. Empiezas con el armario, descubriendo todas aquellas prendas que hace año no miras. Y pronto te das cuenta de todos los demás rincones en tu casa que anhelan una revisión, un soplo de aire fresco, un reconocimiento de su utilidad para ti.
Quizás encuentras cosas que te hacen falta - listos para utilizarlas. Posiblemente descubrirás un montón de cosas que ni recordabas que aún las tenías. Lo que no recuerdas no puede cumplir su papel. No puede servirte ni embellece tu lugar. ¿Para que lo guardas?
El arte de desprenderte de lo superfluo: tres meses de gracia
Si te cuesta deshacerte de las cosas después de haberlas reencontrado, no estás sola. Cuando tienes algo entre manos tu creatividad no tiene límites. Te puedes imaginar fácilmente tres, cuatro, cinco escenarios hipotéticos en las que será imprescindible utilizar lo que acabas de ignoraste durante los últimos siete años. Así que hace falta una pequeño truco para calmar a tu cerebro que no quiere admitir que acumulando trastos no es necesario para tu supervivencia.
Deposita todo aquello que no has utilizado en los últimos años en una caja o una bolsa. Ciérrala bien y escribe en grandes letras la fecha de hoy en la caja / bolsa. Dentro de tres, cuatro, cinco meses podrás donar / regalar / tirar toda la caja sin remordimientos. Por lo visto no te ha hecho falta ni los últimos meses ni los años anteriores.
¿Sabes lo que tienes? ¿Sabes lo que necesitas? ¿Para qué guardas aquello que ni recuerdas ni utilizas?