Como si la enorme Vimana flotara en el cielo y el espacio. Eran las moradas Sabha de los dioses.
Si las deidades indias parecen estar profundamente ligadas a nuestro planeta y a los “otros mundos habitados”, también es interesante observar cómo sus hogares, durante su estancia en la Tierra, fueron a menudo verdaderas ciudades voladoras.
Estos palacios, llamados Sabha o Saubha, eran de inmensas proporciones y parecen constituir una especie de “versión más grande” de los mencionados Vimana. Estos últimos también fueron descritos a menudo como elementos integrales del mismo Sabha y entraron y salieron por las más variadas razones. Los textos hablan de ciudades voladoras pertenecientes a dioses como Indra, Brahma, Rudra, Yama, Kurvera y Varuna y muchos otros.
Estas ciudades se movieron a través de los cielos y son descritas tan brillantes como la plata, cargadas de comida, bebida y agua… pero también con armas y municiones para su protección. Algunos de estos Sabha se describen en detalle, especificando que fueron capaces de moverse no sólo en el cielo sino también en el espacio.
Del planeta Talatala vino Maya Danava, constructora de ciudades voladoras
Interesante en este sentido es la historia de Maya Danava, señor de las ilusiones, gran constructor y deidad a la cabeza del reino de Danava situado en la esfera -o quizás en el planeta- llamado Talatala y constructor del Vimana perteneciente al Dios Salvo.
Durante su estancia en la Tierra, Maya es descrito como un gran rey que gobernó las razas de los Asura, Daitya y Rakshasa.
Su increíble sabiduría lo llevó a construir tres ciudades voladoras sin igual conocidas como Tripura, hechas de oro, plata y hierro.
En el Sabhaparva encontramos una descripción de la Tripura en la que se dice claramente que no sólo podrían moverse en el cielo sino también permanecer en lo que hoy podríamos definir como una órbita geoestacionaria alrededor de la Tierra que también posee `puertas’ capaces de dejar entrar pequeñas `carros voladores’.
En su tamaño y poder, las tres ciudades permitieron a Maya dominar el mundo durante mucho tiempo pero, debido a su naturaleza impía, Shiva, el destructor de los mundos, los derribó lanzándolos a los mares occidentales como enormes llamaradas de fuego y produciendo un “ruido fuerte”.
Hyraniapura, la ciudad inexpugnable de oro volador
El número de ciudades voladoras no se limita a sagas épicas o textos religiosos indios. Hyraniapura, la ciudad dorada construida por Brahma para los demonios Puloma y Kalaka, es mencionada con frecuencia. Esta ciudad era invencible e inexpugnable, como muchas de sus hermanas, hasta el punto de que los demonios que la gobernaban habían logrado contrarrestar cualquier ataque de otros dioses.
Tratando de poner fin a la dominación de los demonios y destruir su fortaleza voladora, Matali pidió a los valientes, entre los principales protagonistas del Mahabharata, que destruyeran la fortaleza celestial.
El valiente líder voló hacia la ciudad en su carroza, desatando la ira de los demonios y originando una terrible batalla que resultó en la destrucción de Hyraniapura.
En el tercer libro de Mahabharata, llamado Vanaparva, encontramos otras descripciones de ciudades voladoras capaces de moverse en el cielo y el espacio.
Referencias concretas a la tecnología
Es natural ver en estas tradiciones una modernidad típica de nuestro tiempo, pero es igualmente innegable que su singularidad las sitúa fuera de cualquier contexto, mito o tradición previamente conocida y sobre todo imaginada.
En estas tradiciones, el concepto clásico de “mito” choca con una anormalidad evidente dictada principalmente por la presencia de referencias tecnológicas y científicas concretas, que no son el resultado de una pura invención poética, sino que se adhieren a una realidad objetiva.
Fuente | Unoeditori