Gloria, una mujer de mediana edad, se traslada a un barrio residencial madrileño en compañía de su bebé y de la au pair que lo atiende. Pronto entra en contacto con sus vecinas, también madres, intrigadas por la opacidad en la que parecen vivir estos nuevos residentes. No obstante, ellas no dejan de tener a su vez sus propios secretos.El referente de Sagrada familia resultará obvio para los seriéfilos que ronden o superen la treintena: Mujeres desesperadas, igual que Perdidos o House, fue en la primera década del siglo uno de los buques insignia en la transición de la ficción televisiva hacia nuevos formatos que rompían con la rigidez de los moldes tradicionales, tanto en factura técnica como en contenido, y conseguían ensanchar su público, llegando hasta los sectores más exigentes que hasta entonces habían preferido el cine y considerado las series un producto de segunda fila.
No solo el mexicano Manolo Caro, creador de otras propuestas de Netflix como La casa de las flores o Alguien tiene que morir, ha tomado de la exitosa serie de Marc Cherry la estructura dramática centrada en cuatro mujeres de clase acomodada con asuntos familiares más turbios de lo que parece a simple vista. A continuación, la productora ha subrayado el paralelismo a través de la música de Lucas Vidal, que intenta imitar, sin gran éxito, las vibrantes y expresivas melodías de Danny Elfman.Las comparaciones son odiosas; frente al perfecto equilibrio entre comedia y thriller, la crítica hacia una determinada clase social y el excelente desarrollo de personajes de su referente, Sagrada familia se caracteriza por un trazo grueso que delata la formación de su autor en el mundo de la telenovela. Los personajes se acercan a la caricatura, el tono dramático y oscuro no casa demasiado con una historia ambientada en una zona residencial elitista, y, en lugar de ir introduciendo poco a poco elementos inquietantes en lo cotidiano, la trama es truculenta desde el primer capítulo, lo cual la hace inverosímil y menos atractiva de lo que podría haber sido.
Tampoco las actrices resultan carismáticas, o tal vez no han estado bien dirigidas. Aunque su presencia etérea y enigmática ha dado buen juego en otras manos, llevar el peso dramático como protagonista parece rebasar las dotes interpretativas de Najwa Nimry, mientras que Alba Flores y Macarena Gómez no consiguen dotar de humanidad a personajes definidos de manera muy esquemática.Por último, parece que tampoco ha funcionado la evidente provocación del título y el diseño gráfico de la serie, que guardan poca a ninguna relación con su contenido y no tienen más explicación que la búsqueda de la polémica fácil. Los sectores católicos esta vez no han picado ofendiéndose y dando publicidad gratuita a Netflix, lo cual es una buena noticia; lo cierto es que ya cansa la utilización de este tipo de estrategias para suplir la mediocridad de algunos productos.
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- ##check## Lo bueno
- Un reparto a priori atractivo, con Najwa Nimry, Alba Flores o Macarena Gómez, aunque no lleven a cabo sus mejores trabajos.
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.. - ##times## Lo malo
- Un tono excesivamente dramático y truculento, impropio para los ambientes acomodados en los que transcurre la historia.
Diseño caricaturesco de los personajes.
La banda sonora intenta imitar sin éxito a la de Danny Elfman para Mujeres desesperadas.
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- Puntuación Total 4 / 10