Casi a diario marchan grupos neofascistas por alguna ciudad húngara, gritando este eslogan.
Michel Ritter
Minoría oprimida en la mayor parte de los países europeos, los diez o doce millones de gitanos, o roms, son víctimas de prejuicios racistas y en algunos países objeto de discriminaciones que les mantienen en condiciones miserables desde hace siglos, en una indiferencia casi general.Abandonando el norte de la India (la filiación de la lengua romani con el sánscrito lo atestigua) en el siglo XI, los roms llegaron a Europa en el siglo XIV tras haber atravesado Persia y el Imperio bizantino en una migración de varios siglos. Tradicionalmente herreros, criados domésticos, mercenarios o músicos, no fueron asimilados por las rígidas estructuras de las sociedades feudales, pero sí reducidos a la esclavitud en la Europa del Este.Así, en el siglo XVIII, la emperatriz austrohúngara Maria Teresa persiguió a los roms que no se sometían a un dueño y les robó sus hijos. En 1749, el rey de España Fernando VI exigió de la Inquisición el encarcelamiento de todos los roms. En Rumania, los esclavos no fueron liberados sino hasta 1864. Estando en la lista de poblaciones exterminables, los roms fueron las primeras víctimas del nazismo: dos millones de deportados y entre 500 mil y 800 mil desaparecidos en los campos de la muerte. El régimen de Vichy internó a 30 mil roms franceses y 15 mil de ellos desaparecieron en Alemania.[ Leer más... ]