Según un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Gotemburgo (Suecia), el traspaso de saliva de los padres a los bebés podría reducir el riesgo de que los pequeños desarrollen determinadas alergias. No es una práctica que agrade, el utilizar saliva de los padres para limpiar el chupete, pero los expertos explican que con ello se logra exponer a los pequeños a bacterias de carácter inofensivo que ayudan a estimular el sistema inmunológico y por tanto se incrementa la protección contra las alergias.
Sin embargo, los posibles beneficios que puede ofrecer esta práctica tiene sus efectos secundarios, al menos así lo explican los expertos en odontopediatría, especialistas en la formación de la boca de los niños. Hay que tener en cuenta que se coloniza la flora bacteriana de los bebés con millones de bacterias y algunas podrían ser peligrosas, en una gota de saliva están presentes millones de bacterias. En el estudio se pretendía determinar a qué edad la exposición bacteriana podría afectar al sistema inmunológico y al desarrollo de alergias, se valoraron diferentes opciones posibles para que una bacteria entrará en el cuerpo de los bebés, determinando que un chupete y la saliva de los padres era la mejor opción.
Tras consensuar el procedimiento, se estudió a un grupo de 184 recién nacidos realizando a los 18 y 36 meses de edad los correspondientes análisis para detectar diferentes tipos de alergia. Parece que los resultados dan la razón al grupo de investigadores, el 70% de los bebés utilizaron chupetes, y los bebés de padres que limpiaban el chupete chupándolo fueron un 33% menos propensos a sufrir problemas como un eczema, sensibilización a alérgenos o sufrir asma, en comparación con los padres que no limpiaron el chupete de la forma referida.
En lo que respecta al riesgo de sufrir eczema, parece que esta práctica es efectiva, los investigadores explican que el riesgo se reducía significativamente si durante los primeros seis meses de vida los padres limpiaban el chupete chupándolo. Los expertos han determinado que existen diferencias significativas en la flora bacteriana de ambos grupos de bebés, explican que es beneficioso que sufran cuanto antes una colonización de bacterias inofensivas. Por tanto concluyen que esta práctica es beneficiosa para estimular el sistema inmunológico y reducir el riesgo de sufrir alergias.
Los expertos hablan de otro tipo de transferencias cuando los bebés son más grandes, como por ejemplo compartir los cubiertos, pero es mucho más efectiva la práctica a edades muy tempranas. Sin embargo, hay que destacar que en este estudio no se tuvieron en cuenta los hábitos de higiene bucal de los padres y tampoco se revisó la higiene bucal de los bebés con la aparición de los primeros dientes, nos resulta sorprendente que estas cuestiones no se valoraran y por tanto se entiende que los expertos en odontopediatría señalen el procedimiento como un factor de riesgo.
En el artículo de BBC, una experta odontopedratra explica que una transmisión bacteriana precoz del tipo indicado no es lo más adecuado, especialmente si los progenitores tienen algún problema de salud bucal. Se corre el riesgo de realizar una transmisión bacteriana y una colonización de bacterias cuyo resultado no sería positivo, la experta recomienda no compartir ni chupete, ni biberón, ni besos, ni cucharas. Por tanto, se recomienda valorar los riesgos y beneficios que conlleva esta práctica, si se va a adoptar hay que estar completamente seguro de que se goza de una correcta salud bucal.
En definitiva, creemos que ha sido un grave error en el procedimiento de la investigación no haber analizado la salud bucal, pero este estudio da pie a que se realicen nuevas investigaciones sobre el tema, podéis ampliar más detalles a través del artículo publicado en American Academy of Pediatrics.
Foto | Mykola Velychko
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Saliva de los padres para limpiar el chupete